Liam quería dejarme allí escondida mientras me calmaba para ir él en busca de los demás pero le supliqué que no, después de unos minutos intentado que mi respiración volviera a ser normal y mi estado se calmase un poco, me agarré a su mano fuertemente y caminamos, yo me había puesto una sudadera negra a pesar de hacer calor y la gorra que Mauro me pidió guardar, Liam seguía sin entender que me ocurría a pesar de insistir para que se lo contase, yo no dejaba de mirar hacia todas partes, tenía miedo de encontrarme de nuevo con él. Cuando vimos a lo lejos a mi amigo y su primo, un pequeño sentimiento de alivio apareció en mí, los ojos de Bastian y Mauro miraron sorprendidos las manos entrelazadas de Liam y la mía pero no pensaba soltársela hasta que llegáramos al lado de ellos. Mi amigo y yo nos quedamos a solas mientras ellos hablaban, Mauro observó mi estado y preguntó que había ocurrido, lo alejé un poco más de ellos y le dije que había visto al amigo de Julio, el chico que había participado en mi violación, abrió bien los ojos y me preguntó si me había visto, asentí con la cabeza, luego se acercó para abrazarme y yo temblé entre sus brazos, no estaba segura de que pudiese continuar con la misión pero las palabras de Mauro me tranquilizaron un poco, ahora ya no estaba sola. Liam y Bastian no dejaban de observarnos pero a mí me daba igual, luego de preguntarme varias veces si estaba bien seguimos adelante. Mauro y su primo habían encontrado el lugar donde estaba la mercancía, una vez al otro lado de la calle observamos el local, no era muy grande y tampoco llamaba la atención a excepción de los dos guardias que se encontraban delante de la puerta. Teníamos que pasar desapercibidos pero necesitábamos alejarlos de la puerta, los mayores Liam y Bastian lograron originar una pelea donde se vieron envueltos varias personas, eso hizo que los guardias se acercasen y así alejarse de la puerta por donde deberíamos entrar, Mauro y yo logramos entrar fácilmente, la cerradura era sencilla y no fue un problema para mí, una vez dentro aquello parecía una especie de bar de copas, una barra en una esquina, botellas de bebida, copas a ambos lados de la barra, unos asientos y mesas pequeñas en el otro lado y una puerta al fondo, entramos por ella y nos encontramos varias puertas incrustadas a la pared como si fuesen de acero, las aperturas de aquellas puertas eran bastante sofisticadas, algunas de ellas eran como enormes cajas fuertes con código. Por suerte mi padre me había enseñado un poco su funcionamiento, me llevó más tiempo del normal pero logré abrirlas, cogimos distintos medicamentos que metimos en las dos mochilas, Mauro pretendía arrasar el lugar, dejarle sin ningún suministro pero me parecía injusto, esa gente también necesitaría algunos de esos medicamentos, tendríamos suficiente para algunas temporadas. Una vez que terminamos esperamos dentro de aquel local a que nos rescatasen, me preguntó como seguía y le dije que en cuanto regresásemos a casa estaría bien. Me preguntó si veía el lugar donde ahora estábamos viviendo como un hogar, si me sentía a gusto en él. Escuchamos unas voces gritando fuego y como varias personas incluidas los dos policías, cargaban con cubos de agua para parar las llamas que se originaron a unos metros escasos del edificio, salimos con cautela para que nadie nos viese y buscamos a su primo y a su amigo. Nos alejamos de la zona lo más rápidamente posible, luego de escondernos entre escombros Bastian abrió las mochilas, preguntó si las habíamos traído todas y fui yo quién le contestó que habíamos dejado algunas, se cabreó y me dijo que como podía ser tan tonta, y que una vez más me mostraba que no podía confiar en nosotros los dos, que esos medicamentos eran muy importantes para la gente de nuestra comunidad.
_ ¿Y qué pasa con esta gente, ellos no tienen derecho a recibir sus medicinas?
_ ¿De quién hablas?, ¿de la gente de pasta que les importa una mierda los demás y que pagarían lo que fuera por obtener lo que a los menos desafortunados se les niega?
_ Me di cuenta de inmediato que tenía razón, aquellos medicamentos que dejamos atrás se los podíamos dar a la gente más necesitada pero ahora serían utilizados por la gente que podía pagarlos.
_ Lo siento.
_ No la culpes a ella Bastian, yo tengo la culpa.
_ ¡Por supuesto que la tienes!, creí que serías más listo que ella, que no te dejarías influenciar, tú conoces las dificultades por las que pasan la mayoría de la gente, ¡joder!, no vienes de un barrio rico como ella.
Quería gritarle que él no sabía nada de mi vida, no podía juzgarme tan a la ligera pero visto el estado en que estaba preferí mantener la boca cerrada, Liam intentaba apaciguarlo. Sacó los medicamentos de mi mochila y los metió todos en la otra pequeña que llevaba su amigo y en la de tela que había sacado del bolsillo de su abrigo, introduciendo los pequeños frascos en los bollos de pan que estaban huecos en el interior y libres de migas. En mi mochila seguía mi ropa, mi linterna y ahora dos armas, un cuchillo y un pequeño machete. Caminamos hacia la barca pero una mujer vino a nuestro encuentro, le dijo algo a Liam y luego se fue, Debra tuvo que navegar rio abajo, habían intentado robarle la barca, suerte que la presencia del orden hizo que los atacantes se alejasen en cuanto los vieron, nos esperaba unos kilómetros rio abajo, aquello no hizo más que empeorar la situación, coger el tren de cercanías para alejarnos de la ciudad iba a ser complicado pero no nos quedaba otra, la guardia fronteriza revisaba cada persona que accedía al tren, teníamos que apresurarnos solo faltaban unos minutos para que saliese de la ciudad. Enfrentarme a la policía era otro de los miedos por los que sufría pesadillas, Liam se había llevado las dos mochilas llenas de medicamentos y ahora le quedaba buscar la manera de entrar en el tren sin que se percatasen los policías. Después de pagar por el billete, Mauro se alejó y accedió a uno de los vagones sin problema, luego me tocó a mí, enseñé mi partida de nacimiento y después de observarme un rato me pidió que le enseñase la mochila, yo estaba temblando pero fue en ese momento en el que el miedo fue mayor, en aquella mochila llevaba armas y eso podía ser un problema. Después de ver mis armas, la ropa, linterna… y la calidad de la mochila me preguntó si era robada, le dije que no, e insistí que era mía, me dijeron que debía confiscarla y si en unos días nadie la reclamaba podía venir a recogerla, me negué, aquella mochila me pertenecía al igual que las cosas que llevaba dentro, que si quería podía quedarse con las armas pero que me devolviese el resto, Bastian se acercó a mí y en voz baja dijo que no siguiese complicando las cosas, que me olvidase de mi mochila. No quería hacerle caso, ya me había deshecho de muchas cosas no era justo, cuando iba a insistir nuevamente en que la mochila me pertenecía vi de nuevo a Saúl, me estaba observando, me quedé paralizada y no dije nada, bajé mi cabeza y el guardia me dejó entrar al vagón, cosa que hice rápidamente, luego le tocó el turno a un par de pasajeros y al final a Bastian, miré por la ventana, no vi a Liam por ninguna parte, tampoco sabía dónde se encontraba Mauro, Saúl se acercaba por la acera de la vía hacia mi vagón, me alejé de la ventanilla y me senté al final de la cabina, esperaba que no subiese a el tren. Bastian se sentó un asiento detrás del mío y en cuanto se movió la locomotora miré hacia atrás, no vi en ninguno de los rostros, la cara de Saúl, eso me alivió un poco, un rato después apareció Mauro, nuevamente me preguntó si estaba bien, ¿cómo iba a estar bien si me confiscaron una de las pocas cosas que me quedaban? Durante un buen rato los tres nos mantuvimos en silencio, poco después Liam apareció y dijo que ya era hora, ¿Hora para qué? Teníamos que bajar del tren antes de llegar a la próxima parada y encontrarnos con los demás. Debra nos estaba esperando en la barca cerca de dónde ahora nos encontrábamos y pronto llegarían los caballos que habían ido a buscar y que no estaban muy lejos de allí. Saltar de un tren en marcha no era nada fácil aunque no fuese muy rápido, en cuanto disminuyó la velocidad para coger unas curvas, saltamos uno detrás de otro, Mauro fue el último en saltar, en mi salto me había golpeado el brazo contra el suelo, no era grave pero me dolía desde el codo hasta el hombro. Luego nos tocó caminar un buen rato hasta encontrar el rio, seguimos moviéndonos orilla abajo hasta que prácticamente agotada nos encontramos con la barca de Debra, a ella no la encontramos por ninguna parte y eso hizo que nos pusiésemos en alerta, unos segundos después aparecieron varios hombres, tenían amordazada a Debra, por lo que escuché decir el encuentro entre esos maleantes y ella había ocurrido unos pocos minutos antes de que llegásemos, le habían golpeado ya que tenía un labio partido pero no pensaban terminar rápidamente con ella, tenían otros motivos libidinosos antes de darle la muerte, uno de ellos le tocó un pecho y ella le escupió en el rostro, sabía que yo sería la siguiente por cómo me miraban, yo no podía pasar de nuevo por eso, me acerqué a Mauro y me puse detrás, éramos cinco contra cinco aunque Debra estaba en desventaja y yo no estaba segura de que sirviese de mucho, sobre todo porque las armas que llevaba me las habían confiscado. Bastian intentó dialogar con ellos ya que sabía lo que se jugaban, necesitábamos los medicamentos que llevábamos escondidos, uno de los ladrones se interesó por la mochila que llevaba Liam y a pesar de decirle que era alimentos que no tenían valor y que si nos dejaban marchar les daríamos el dinero y las armas no se conformaron, lo querían todo, incluso a mí y a Debra, y ese era el trato a cambio de sus vidas. En cuanto se acercaron a la mercancía Mauro y el resto sacaron las armas a mí me dieron un cuchillo y me dijeron que soltase a Debra, es lo que rápidamente hice cuando los demás estaban entretenidos luchando, después de golpear a uno con un palo grueso en la cabeza Debra se dirigió rápidamente a la barca, Bastian me gritó que subiese en ella también, y nos dieron las mochilas para que nos fuésemos del lugar lo más rápido posible, no me gustaba dejarlos allí con aquellos hombres pero si queríamos salvar los medicamentos y a nosotras mismas era lo que debíamos hacer, cuando empezamos a remar escuchamos un disparo y luego vi como Mauro se caía al suelo, pegué un gran grito, dejé el remo y salté al agua mientras Debra me gritaba, ni siquiera presté atención a sus palabras corrí hacía él y uno de aquellos hombres me agarró por la cintura, lo golpeé y pataleé mientras miraba el cuerpo de Mauro en el suelo con una mancha roja en la camisa en su pectoral, golpeé fuertemente al que me tenía agarrada en la entrepierna y se retorció de dolor, escuchamos el ruido de unos caballos, uno de ellos tenía a Liam apuntándole a la cabeza con el arma, otro había acabado en el suelo con una brecha en la cabeza, Hanno y Kai desmontaron de los caballos rápidamente pero no pudieron hacer mucho ya que aunque ahora éramos mayoría, esa gente seguía teniendo las mejores armas, uno de ellos disparó a Debra hiriéndola en un brazo, la obligó a regresar a la orilla con la mercancía, mientras todo eso sucedía yo me había acercado a Mauro, sus ojos estaban cerraros y yo le gritaba que no me dejase sola, en aquel momento alguien se despistó y Bastian consiguió que la pistola de uno de ellos volase por los aires, Liam intentaba arrancarle la otra pistola al que estaba a su lado y de nuevo empezaron todos a luchar, Bastian le dijo a Hanno que me llevase hasta la barca y que nos fuésemos pero yo no quería dejar a Mauro, estaba segura de que lo había escuchado respirar, no podía estar muerto, aunque sus ojos no se abrían y su mancha roja crecía más yo no podía creer que estuviese muerto, como yo me resistía en irme, Hanno se fue sin mí hacia la barca, en cuanto Kai se vio libre de uno de aquellos asaltantes me cogió por la cintura y me subió a un caballo, él lo hizo al segundo después, iba sentado detrás de mí, seguía resistiéndome a dejar allí a Mauro, pero él era más fuerte que yo y me sujetaba fuertemente luego tiró de las cuerdas para que los dos caballos se moviesen, cuando aún estábamos visibles para los que se quedaban allí luchando escuchamos un nuevo disparo, unos segundos después Kai se caía al suelo y los caballos salieron despavoridos sin que yo pudiese controlarlos, yo no sabía montar en caballo y fueron varias las veces que estuve a punto de caerme, pensé que en algún momento me estrellaría contra un árbol o golpeándome contra el suelo, no sé cuánto tiempo estuvimos cabalgando pero cuando se calmó sentía que ya estaba muy lejos de Mauro y los demás, el otro caballo se había perdido alejándose de mí en cuanto Kai soltó las riendas y cayó al suelo. Empezaba a anochecer y sabía lo peligroso que era moverse a esas horas por los lugares, sobre todo si no conocías la zona, y yo no tenía ni idea en donde podía estar ni como regresar a donde se encontraban los demás. Estaba sola y asustada, dejé el caballo sujeto contra un árbol y lo más escondido posible y yo me alejé unos metros para esconderme entre aquellos árboles y maleza que había en el lugar, no tenía nada, me habían quitado todo lo que poseía y ahora lo único bueno que me quedaba lo habían matado. Recordé los últimos momentos que pasé con Mauro, yo creí que aún respiraba pero ¿y si no era así?, le habían disparado y se había caído al suelo, no vi ningún movimiento ni queja, ¡no, no podía morir!, me había prometido no llorar, ser fuerte pero yo no era así, y unas lágrimas empezaron a aparecer en mis ojos ya humedecidos, intenté calmarme, ser fuerte, seguramente ellos consiguieron salir inmunes de aquello y ahora me estaban buscando, ¿ y si no era así?, no había podido ayudarles y me fui como la cobarde que era. El cuerpo me temblaba de frio y de miedo y el cansancio por momentos me llevaba casi a un estado de inconsciencia. Cada ruido que escuchaba en aquel bosque me hacia recobrar la esperanza de que eran ellos, las personas con las que había convivido durante estas semanas y que venían a buscarme pero a medida que pasaban las horas aquel sentimiento se desvanecía más rápidamente. Una vez que la oscuridad dio paso a un amanecer gris, me levanté y cogí el caballo, no fue fácil subir a él y tuve que hacer varios intentos, me llevó bastante tiempo, cabalgué durante horas, no tenía ni idea a donde iba, solamente me dejaba llevar por el caballo, temía en todo momento ser asaltada nuevamente, así que me sentía más segura encima de aquel animal, el caballo se había parado varias veces para beber o comer hierbajos pero yo estaba cansada y hambrienta, no me atrevía a pensar en mis amigos porque sabía que me vendría abajo. Sabía que no podía regresar porque ya a estas alturas o estaban todos muertos o habrían regresado al campamento, sin mí y puede que sin Kai porque también le dispararon y se cayó del caballo y muy a mi pesar Mauro también estaría inerte en aquel camino cerca del rio, un par de lágrimas volvieron a surgir en mis ojos, me las limpié con rabia y tiré de las bridas del caballo para que cabalgase más rápido, ya me daba igual si terminaba en el suelo con el cuello roto, ya no me quedaba nada por lo que luchar. En cuanto se volvió a oscurecer el día busqué un lugar donde esconderme, dejé de nuevo el caballo atado a un poste a unos metros lejos de mí y me escondí entre unas rocas cerca del riachuelo. La noche volvió a ser larga, el hambre, el frio, el dolor, el vacio en mi interior, la desesperanza y el miedo fueron mis acompañantes durante las horas oscuras que pasé escondida. En cuanto amaneció lentamente me levanté y fui en busca del caballo, aun no había visto ninguna ciudad o gente durante mi huida. Cuando registré la zona en busca del animal me di cuenta que había desaparecido, alguien se lo había llevado, nuevamente me escondí pensando que el ladrón seguiría por el contorno. No sé cuánto tiempo estuve esperando a que apareciese alguien en los alrededores pero cuando ya me empezaba a doler todos los músculos de mi cuerpo me levanté y caminé rápidamente en cualquier dirección, necesitaba encontrar pronto un lugar que no fuese peligroso para descansar, luego ya decidiría que hacer. Unas horas más tarde me sorprendió lo que estaba viendo, todo a mi alrededor me parecía conocido, poco después me di cuenta que había llegado a la ciudad donde conocí a Bastian y Hanno. La urbe donde supuestamente tendrían que haberse dirigido Bastian y los demás luego de robar los medicamentos para que no sospechasen de nosotros. Miré en todas las direcciones, nadie me parecía conocido, la gente más empobrecida vestía prácticamente como yo, ropa sucia y rota, cabellos desaliñados, rostro manchado, desprendiendo olores… todo el mundo caminaba sin prestarme atención, ni siquiera un par de guardias que estaban a unos metros más a lo lejos, ya no me quedaban casi fuerzas cuando me paré en frente al almacén de la amiga pelirroja de Bastian, yo había tardado dos días en llegar aquí, puede que si él y los demás estaban vivos ya se pusiese en contacto con ella. Corrí hacia el inmueble y una vez dentro miré al frente donde estaba el mostrador, nadie se encontraba allí, luego al mirar entre las pocas estanterías con mercancía de todo tipo, alimentación, ropa, menaje, sacos con leña y otro material que no lograba ver….
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TABSAVIT
Historische RomaneEn un mundo de caos y de destrucción una chica lucha por sobrevivir junto a su mejor amigo Mauro y acaban en un campamento junto a otra gente que también huyen de una vida precaria, allí conoce el amor y el calor de una gran familia pero también e...