Empezaba a quedarme dormida, intentaba por todos los medios mantenerme despierta hasta que viese a Mauro pero me resultaba difícil mantener los ojos abiertos, llegar hasta aquí había sido duro y agotador, de pronto una chica de unos veinte y pocos, no más de veinticinco o veintiséis años apareció en la habitación, me miró durante demasiado tiempo o eso me pareció a mí y al contrario que la mujer que se llamaba Clara el rostro de esa chica era más bien hostil, me dijo que el lugar donde estaba descansando le pertenecía y que me levantase inmediatamente, una vez estuve de pie le pedí perdón, aún me sentía agotada apenas habían pasado unos minutos desde que cerré los ojos así que iba a acostarme en el otro colchón cuando me dijo que pertenecía a su otra compañera de cuarto llamada María, cuando iba a preguntarle si sabía dónde podría echarme un sueñecito mientras esperaba a mi amigo apareció de entre las cortinas Bastian, en sus manos traía un colchón muy similar a los que había en ese habitáculo, lo miré extrañada y le pregunté para quién era ese colchón.
_ ¿Tú qué crees?
Lo dejó en una esquina de la habitación y antes de que se fuese le pregunté aunque temía la respuesta.
_ ¿Voy a dormir aquí?, ¿cómo crees que vamos a estar aquí tres personas en una habitación tan pequeña?, prefiero quedarme con Mauro, ¿dónde está él?
Dio un paso hacia mí, su rostro se notaba cansado y su mirada hacia mí era de fastidio, de nuevo me habló duramente.
_ ¿No pensarías que dormirías con él verdad? Por si aún no te has dado cuenta esto no tiene nada que ver con tu bonita vida de antes, aquí las habitaciones son compartidas, no hay lujos y hombres y mujeres no duermen juntos a no ser que tengan familia ya que no pueden certificar que sean un matrimonio, en ese caso sus hijos también dormirán con ellos hasta los dos años aunque su habitación sea minúscula, y nadie nunca se ha quejado, luego están las parejas que dicen ser parejas simplemente para dormir juntos y después tienen hijos que abandonan aquí porque uno de ellos se larga de esta comunidad o incluso los dos porque criar a alguien más es un problema. Los niños que nacen en lugares como este tienen una vida difícil, son hijos nacidos ilegalmente, no cuentan con certificados ni van a la escuela, solo aprenden lo que se les enseña aquí, así que no pienso contribuir a que se extienda los nacimientos en este lugar para traer niños a este mundo de mierda así que si no quieres que te eche a ti a y Mauro de este campamento te aconsejo que os abstengáis de mantener relaciones.
Después de aquellas palabras desapareció de la habitación, la chica con la que compartiría la habitación tenía una expresión de incredulidad, me miró unos segundos y luego salió corriendo detrás de él. Yo estaba furiosa, no podía creer lo que me había dicho ni siquiera tuve la oportunidad de defenderme y responder a ese idiota. Cogí el colchón y empecé a moverlo hacia una de las esquinas, mi mal humor había aparecido en cuanto el primo de Mauro despareció del lugar, no sabía a quien pertenecía el otro colchón pero no me apetecía escuchar una nueva queja o mirar en el rostro de las personas con las que compartiría habitación una mueca de fastidio, la chica de pelo corto, rubia, ojos negros, alta y delgada y de rostro amargado aún no había regresado, algo que no me molestaba para nada, esperaba que convenciese a ese cretino para que le diese otra habitación. Las ganas de ver a Mauro habían crecido sobre todo porque tenía unas ganas inmensas de llevarle la contraria a ese idiota de Bastian, me levanté, si nadie me podía decir donde estaba mi amigo iría yo misma a buscarlo, estaba preocupada, si Mauro hubiese llegado seguro que estaría preguntando por mí, estaba un poco indecisa en salir de este cuarto porque no quería dejar mis pertenencias sin supervisión y no había un lugar seguro en donde guardarlas, por lo menos en la habitación, mientras colocaba las cosas que para mí tenían más valor en el fondo de la mochila cubiertas por las otras de menos importancia, cogí mi diario y lo envolví contra mi pecho, para mí aquello era lo más valioso que tenía, lo había comprado unos días antes de la muerte de mi madre pero lo había empezado a escribir un poco más tarde, unos meses después de su muerte porque por aquella época debía ser fuerte y me daba miedo que en cuanto hablase de mis sentimientos en aquel cuaderno mi fuerza interior se quebrantase y me convirtiese en una débil, y no podía permitírmelo. Unos meses después me sentí preparada para escribir y decir todo lo que llevaba guardado en mi interior, necesitaba soltarlo todo o temía que el odio y la amargura acabase por consumirme entera, necesitaba buscar un poco de cordura en esas páginas. Llevé mi mano hacía la diminuta llave que llevaba colgada de un cordoncillo marrón alrededor de mi cuello, aquella pequeña pieza abría la puerta a todo lo que había ocultado dentro de mi corazón y mi mente, de todos los pensamientos, preocupaciones, deseos, miedos…todo lo que no podía contarle a nadie estaba escrito en aquellas páginas. Escuché de nuevo un ruido y me apresuré a esconder mi diario en la mochila y cerrarla antes de que la cortina de nuevo se hacía a un lado para dejar pasar a una chica unos centímetros más baja que yo y de una edad muy similar a la rubia de pelo corto, su cuerpo delgado y menudo le hacía parecer frágil, el pelo oscuro y largo lo llevaba recogido en una coleta con un lazo de la misma tela que su vestido gastado, el calzado eran una deportivas de un rosa pálido ya bastante viejas, sus ojos almendrados me miraban sorprendida.
_ ¿Tú quién eres?
_ Me llamo Vera y al parecer soy tu nueva compañera de cuarto, lo siento.
_ ¿Lo sabe ya Debra?
_ Si te refieres a la chica rubia de pelo corto a la que le pertenece ese colchón, sí, se ha enterado y al parecer no le ha gustado mucho que yo esté aquí.
_ A Debra le cuesta mucho compartir las cosas, si le caes mal puede hacerte la vida un poco difícil y te convertirás en un grano en el culo que nadie quiere tener, pero si le agradas será tu amiga más fiel.
_ Pues creo que acabaré siendo ese grano en el culo que no quiere, cuando entró me vio acostada en su colchón.
Me sonrió tímidamente.
_ ¿Cómo has llegado aquí?
_ Me trajo Bastian
_ ¿Bastian?, ¿tú y él sois algo?, lo siento quiero decir, ¿por qué razón te trajo Bastian?, perdona tal vez me estoy metiendo en donde no me importa pero no pareces una chica en apuros, si hay algo entre tú y Bastian evita decírselo a Debra o te convertirás en algo más que un grano en el culo.
_ ¡No!, él y yo, no hay nada entre ese cretino y yo.
_ ¡Cretino!
_ Perdona ¿no le dirás que le he llamado así verdad?
_ Al parecer no te cae bien Bastian, si sigues llamándolo así puede que Debra te perdone lo del colchón.
_ ¿Hay algo entre ella y ese cre.. Bastian?
Sonrió y se sentó a mi lado en el colchón hablando un poco más bajito.
_ Bastian se toma el trabajo en serio, es muy difícil llegar a su corazón, todos aquí valoramos lo que ha hecho por todos nosotros y lo respetamos muchísimo, él es nuestro muro de apoyo, sin Bastian nada de esto se hubiese conseguido, a pesar de su apariencia de hombre de hielo estoy segura que tiene su corazoncito, ayudó a mucha gente a llegar hasta aquí y la mayoría se quedaron, a pesar de tener muchas carencias este sitio es mucho mejor que el lugar del que huimos, aquí somos libres y felices y todo gracias a Bastian, todos lo queremos y lo admiramos, él se esfuerza por cuidar de todos nosotros arriesgando a veces incluso su vida, es como un gran oso protegiendo a su oseznos, lo que él no quiere entender es que nosotros también podemos convertirnos en grandes osos para proteger a esta familia, porque todos nos consideramos una gran familia y nos ayudamos entre nosotros, si te quedas en este lugar el suficiente tiempo para llegar a conocernos podrás ver que somos buena gente, también Debra. Bastian no se relaciona en plan intimo con ninguna chica de la comunidad aunque ella no deja de intentarlo, no pierde la esperanza de que eso cambie algún día.
_ Lo siento por ella pero creo que el corazón de Bastian lo ocupa una pelirroja muy guapa que vive en la ciudad.
No conocía a esa chica pero su rostro me inspiraba algo de confianza, además si no quería volverme una huraña necesitaba hacer aunque fuese una amiga, esperaba tener la oportunidad de conocerla mejor más adelante para que tal vez algún día fuese una aliada y confiar en ella en un futuro tanto como confiaba en Mauro. De igual manera Bastian no era mi amigo, yo no le debía nada, tuve que comprar mi lugar aquí así que no tenía que guardarme para mí sola el encuentro con aquella chica en la ciudad, nunca dijo que fuese un secreto y que debería seguir así. Le conté a esa chica lo del encuentro con esa pelirroja, María que así se llamaba mi otra compañera de habitación se echó a reír y dijo que no esperaba menos de nuestro querido Bastian porque no había más que verlo, tenía que reconocer que el chico estaba muy bueno y tenía un cuerpo diez, aunque estaba segura que aquella chica no era la única con la que se acostaba, Bastian no parecía ser un chico de una sola mujer y no entregaba el corazón así como así.
_ Nuestro chico no quiere relaciones con las chicas de por aquí pero no pierde la oportunidad cuando sale fuera de la comunidad, no se lo cuentes a Debra o te lo hará pagar.
Nos echamos a reír, después de cogernos un poco de confianza le enseñé la ropa y el calzado que llevaba guardada en la mochila, por su mirada sabía que le gustaba lo que estaba viendo, esta vez fui yo la que la miró tímidamente mientras le decía que podía usar esa ropa cuando quisiese e incluso el calzado aunque ese último le quedaba grande ya que usaba un número inferior al mío. María se mostró un poco avergonzada pero me enseñó una pequeña sonrisa mientras me hablaba.
_ Gracias pero me basta con este vestido y esas prendas que tengo en el segundo cajón de esa estantería, aquí no salimos mucho de este lugar así que me conformo con lo que tengo, además estoy segura que hay gente de nuestra comunidad que las necesita más que yo, pronto los conocerás a todos.
Volví a meter de nuevo mi ropa y calzado en la mochila y le hablé casi en susurros sin mirarle a los ojos.
_ Yo, yo aún no estoy segura de si me voy a quedar en este lugar, puede que la necesite cuando me vaya.
Me miró y sonrió pero no dijo nada, cuando nos acostamos en nuestros respectivos colchones me preguntó porque había venido a este lugar si no me gustaba Bastian.
_ No me malinterpretes pero no parece que seas una chica que viene de una situación difícil.
_ En realidad fue Mauro quién decidió venir a este lugar.
_ ¿Mauro?, ¿quién es Mauro?
_ El primo de Bastian, vine con él pero nos separamos hace unas horas, más bien fue Bastian quien decidió que llegaríamos por separado a este lugar.
No pudimos seguir hablando porque Debra hizo su aparición en el cuarto, me echó una mirada de odio aunque yo no sabía bien porque, solo había ocupado su colchón unos minutos, no entendía porque se ponía así. Después de que María me desease las buenas noches y de escuchar un pequeño rugido por parte de Debra apagó el pequeño farolillo que iluminaba la habitación. No entendía que había pasado con Mauro y porque no había venido a verme, aquello me tenía preocupada y estar en ese cuarto a oscuras tampoco ayudaba, quería decirle a María si podía encender el farolillo pero temía la respuesta de Debra. Cogí la mochila que estaba a mi lado y busqué dentro de ella una linterna, cuando la tuve entre mis manos la metí debajo de la manta y la encendí, aquello me hizo sentir mejor, pero solo duró unos segundos ya que de pronto Debra estaba gritando que apagase la condenada luz, pulsé el botón inmediatamente quedando de nuevo a oscuras y empecé a controlar mis respiraciones mientras agarraba fuertemente mi manta, tenía miedo de que las pesadillas me controlasen por completo, intentaba calmarme diciéndome mentalmente que no pasaba nada, que estaba a salvo, que ya no me encontraba sola, que había dos chicas a mi lado, pero aquellas compañeras de habitación no eran Mauro y las respiraciones se volvieron irregulares, me levanté despacio del colchón y salí a toda prisa del cuarto, después de caminar unos metros me senté en el pasillo debajo de un farolillo que iluminaba una pequeña estancia del lugar, apoyé mi espalda contra la pared y rodeé con mis brazos mis piernas mientras intentaba controlar de nuevo mi respiración. No había pasado mucho tiempo cuando apareció María a mi lado.
_ ¿Estás bien?
_ Sí, lo siento no quería molestarte, a veces sufro de ataques de pánico cuando la oscuridad es total, por eso quería dormir con Mauro, él me entiende, además me siento segura a su lado.
_ ¿Se lo has contado a Bastian?
_ Él está en contra de que durmamos juntos, parece que hay unas normas aquí que tenemos que respetar si no quiero arriesgarme a que nos eche de este lugar, piensa que si Mauro y yo estamos en la misma habitación acabaremos por tener un ejército de niños
María se echó a reír aunque fue un sonido casi silencioso.
_ El que él no mantenga relaciones con ninguna chica de aquí no significa que los demás tengan que hacer lo mismo, de hecho su mejor amigo no estaría de acuerdo con esa norma, aunque es verdad que la mayoría de nosotros lo hacemos a sus espaldas ya que no nos gusta que nos sermoneen y sobre todo buscamos un poco de privacidad en nuestra vidas aunque es un poco difícil en este lugar pero no vamos apañando, algunas relaciones empiezan y terminan sin que la mayoría se dé cuenta y eso está bien pero aunque lo supiesen eso no es motivo de expulsión. Además supongo que sabes que no todas las veces que se mantiene relaciones acaban en embarazo, hay maneras de evitarlo, si no fuese así Bastian ya tendría unos pequeños Bastiancitos correteando por ahí.
_ ¡No!, yo y Mauro no mantenemos relaciones, no estamos en ese punto, yo, él es mi amigo, me siento bien a su lado, me siento protegida, es la persona en quién más confío, yo no estaba pensando en eso cuando dije que quería dormir en la misma habitación que Mauro.
_ Tranquila, no es asunto mío pero si quieres algún día hablar de él o de tus ataques de pánico estaré aquí, podrás también confiar en mí, ahora deberíamos regresar a nuestra habitación, Bastian se enfurecerá si nos ve aquí charlando, Debra seguramente estará profundamente dormida, tiene el sueño pesado así que pondremos el farolillo al ras del suelo y cerca de ti para que tengas algo de luz, ella ni siquiera lo notará pero si aún así sientes pánico podrás coger mi mano, tal vez eso te ayude.
Regresamos de nuevo a la habitación, cogió el farolillo y lo acercó hacia mí, luego cogió su colchón y lo colocó lo más cerca posible del mío, la luz que desprendía el farolillo era tenue y alumbraba el espacio que rodeaba el lugar donde yo estaba acostada, María me habló bajo, me dijo que si volvían los ataques de pánico ella estaba allí para sostener mi mano si yo quería. Esa noche apenas dormí un par de horas, cuando desperté mis compañeras de habitación ya no estaban, los colchones habían regresado a su sitio y las mantas estaban dobladas como la última vez que las vi, el farolillo seguía mostrando una pequeña luz. Seguía cansada por apenas dormir así que me dejé un rato más tirada en el colchón, tampoco sabía que hacer o a donde ir.
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TABSAVIT
Historical FictionEn un mundo de caos y de destrucción una chica lucha por sobrevivir junto a su mejor amigo Mauro y acaban en un campamento junto a otra gente que también huyen de una vida precaria, allí conoce el amor y el calor de una gran familia pero también e...