Ya habían pasado varios días desde el incidente con Debra. A la mañana siguiente después de aquella noche en la que nos encontró a Mauro y a mí charlando sin respectar las normas nos echó otra vez un buen sermón, luego cuando supo lo ocurrido con Debra y lo que le había dicho casi me echa a patadas del lugar, menos más que Liam calmó los ánimos. Desde ese día casi no nos habíamos vuelto a hablar, lo tenía visto de vez en cuando dando órdenes o de aquí para allá pero yo evitaba encontrarme con él sobre todo a solas y él al parecer también evitaba mis miradas y estar cerca de mí. A Debra no le dejaron cambiar de habitación eso hacía que nuestra situación fuese aún más incómoda, María a veces se veía envuelta en situaciones embarazosas por culpa de nuestra rivalidad, yo me sentía mal por ella e intentaba no complicar más la situación. Si Debra se encontraba en la habitación yo intentaba alargar más el tiempo fuera del habitáculo, y lo mismo pasaba en situación inversa. Creía que con el tiempo todo se arreglaría pero las dos éramos muy tercas y aunque se veía contenta de que Bastian me evitara ella salió tampoco salió bien parada de esa situación, no solo le negó el cambio de habitación también al parecer dejó por un tiempo de trabajar a su lado, escuché decir que le había puesto en su lugar luego de una conversación con ella. La relación mía con Mauro seguía siendo la misma que antes de llegar aquí, intentábamos seguir las reglas pero nos veíamos siempre que podíamos, además ya muchos sabían que no éramos pareja y aunque a veces me molestaba cuando le sonreía a una chica no dejaba de pensar en lo feliz que aquello le hacía y eso me alegraba, por el contrario yo evitaba relacionarme con algún chico, siempre le decía que no estaba interesada o Mauro se encargaba de echarme un cable para que ellos no siguiesen insistiendo. Empezaba a conocer a la gente del lugar y con gran parte de ellos me llevaba de maravilla, Liam me había asignado otra vez trabajar con Amador y su esposa Elena y eso me permitía visitar al nuevo miembro de la familia ovina, el corderito que había visto nacer, Amador me dijo que no me encariñase con él porque cuando creciese acabaría en la olla y devorado por todos nosotros, aquello hizo que mi corazón doliese profundamente y salí del lugar a toda prisa, terminé por chocar mi cuerpo contra el de Liam que me miraba confundido, el pasillo apenas estaba iluminado pero podía ver bien su rostro.
_ ¿Qué pasa, ha sucedido algo?
_ No, todo está bien,
_ Por tu cara diría que no es así, ¿qué ocurre?
Me llevó hasta uno de los bancos que había en la sala donde solían reunirse todos en los meses de invierno y una vez sentada en él volvió a preguntarme, Liam seguía de pie a mi lado, eso me hacía sentir más vulnerable de lo que estaba.
_ Ahora dime que ha pasado en la pradera.
_ No fue nada, me sentí mal por lo que Amador me dijo.
_ ¿Te ha gritado?, ¿qué has hecho esta vez?
_ ¡No he hecho nada malo!, ¿por qué pensáis siempre mal de mí?
_ Entonces cuéntamelo.
_ Me dijo que Príncipe terminará sus días devorado por nosotros.
_ ¿Quién es príncipe?
Acaché mi cabeza antes de volver a hablar, me sentía un poco ridícula.
_ El cordero que nació hace unos días.
Liam se echó a reír antes de seguir hablando.
_ Los animales que tenemos son utilizados para las labores diarias, para proveernos de alimento y algunas para la cría, ¿qué te crees tú que hacíamos con ellos?, ¿de dónde crees tú que sale lo que comemos?
_ Yo no creí… bueno sé para qué sirven esos animales pero hasta que escuché de la boca de Amador aquellas palabras no me había parado mucho en pensar cuál era el destino final de esos seres, yo no sé si podré volver a tomar un trozo de carne de nuevo.
_ No tiene muchas opciones, cuando el hambre aprieta cualquier criatura viviente sirve para alimentarse, tal vez ahora no te veas en situaciones difíciles pero algunos de nosotros hemos pasado por eso, no les des más vueltas y piensa en ello como algo natural.
Cuando salíamos de la habitación apareció Bastian, me miró unos segundos y luego miró a Liam, no estaba seguro de lo que pasaba por su cabeza pero no quería enfrentarme de nuevo a él, llevaba días con un humor de perros. Empecé a caminar hacia la salida, necesitaba recoger agua y llevárselos a los animales.
_ Me estaba preguntando porque tardabas tanto en aparecer Liam, tendría que haber imaginado que detrás de toda esta tardanza estaría implicada ella.
_ Vamos Bastian dale un poco de respiro a la chica, hoy a tenido un duro golpe, solo la estaba animando.
Después de aquello se echó a reír, le dio un pequeño golpe en el hombro a Bastian y siguió andando
_ Venga vamos a buscar las bridas para arreglar la caseta.
Yo seguí mi camino y no volví a verlos hasta la llegada de la cena. Me reuní con mi grupo habitual para cenar, normalmente éramos siete personas, Mauro, María, Suri, Gary, Miguel, Kai y yo pero a veces podíamos juntarnos hasta diez. En el grupo de Debra solían ser los mismos, cinco personas formaban ese equipo, tres chicas y dos chicos, Hanno el chico que venía con Bastian el día que nos conocimos estaba en ese pelotón. En el grupo del primo de Mauro solían estar Liam, Ulmer, Clara, Rodrigo y por supuesto Bastian, a veces se unían una o dos personas más y así hasta ocho o nueve grupos más se formaban cuando comíamos. No éramos muchos en el campamento, unas sesenta y tres personas y de todas ellas seis eran niños. Aquel día estábamos de fiesta, y estaba permitido disfrutar hasta altas horas de la madrugada, Mauro estaba coqueteando con Olivia, una de las amigas de Debra y que estaba en su grupo, aquello me molestaba un poco pero yo había iniciado ese encuentro dejándole vía libre. Dos chicos y una chica se pusieron a cantar y tocar con instrumentos hechos manualmente pero que sonaban de maravilla, María y yo nos pusimos a bailar juntos con otros chicos y chicas, lo estábamos pasando de maravilla, por unos momentos nos olvidamos del caótico mundo en el que vivíamos, alguien tropezó conmigo y me tiró una bebida pegajosa por la cara y la camiseta. Me fui a limpiarme y cambiar de ropa, cuando regresaba de la habitación para unirme nuevamente a la fiesta me encontré frente a frente con Bastian.
_ Parece que te estás divirtiendo, creí que no te gustaba la gente de mi comunidad, que solo te importaba Mauro.
_ Sí, me lo estoy pasando muy bien, quien sabe cuándo tendremos una nueva oportunidad para divertirnos de nuevo. Por cierto, no dije que no me gustase la gente de aquí, eres tú quién no me gusta.
Se acercó un poco más a mí, eso hizo que yo retrocediese unos pasos, ahora que estábamos ocultos de las personas que seguían pasándoselo bien en el exterior, me miró primero a mis ojos y luego a mis labios y luego regresó a mi mirada.
_ ¿Y qué pasa con Liam?, parece que últimamente no paras de perseguirlo.
_ ¿Qué?
Lo empujé furiosa porque tenerlo tan cerca de mí me ponía bastante nerviosa, aunque solo fueron unos centímetros, Bastian era muy fuerte y también muy terco.
_ Ahora que mi primo ya no te interesa puede que le estés echando el ojo a otro más maduro y más fuerte que él.
_ ¡Eres un idiota, vete a la mierda!
Intenté alejarme de él pero me lo impedía con su cuerpo acercándose al mío, sentí como un escalofrío bajaba desde mi pecho hasta mi vientre, no intenté mirarle a los ojos, no quería saber qué era lo que estaba pensando pero lo escuché susurrar un “a la mierda” antes de que su boca se estampase contra la mía, quería apartarlo, alejarme de él pero mi cuerpo no reaccionaba y sus brazos rodearon mi cintura, no sé como ocurrió pero mis labios se abrieron para dejar paso a los suyos, ¡ no podía creer que lo estuviese besando y que me gustase!, estaba aterrada por mi propia reacción, sus labios acariciaban los míos, primero con un hambre voraz y luego suavemente, sus fuertes manos pasaron de rodearme mi cintura a subir por mi espalda, sus dedos se pararon en la costura de mi camiseta y la subió un poco para tocar mi piel, sentí escalofríos recorrer mi cuerpo pero también sentí que el miedo volvía a invadirme toda, me quedé tensa unos segundos y luego me escapé de sus brazos para alejarme lo más posible de él. Necesitaba calmarme antes de regresar al lado de mis amigos. A la mañana siguiente no solo trabajé en las tareas que me habían asignado, también ayudé en otras simplemente para no pensar en lo ocurrido la noche anterior y no tener que encontrarme de nuevo con Bastian, cuando llegó la noche estaba realmente agotada. Intenté comer en silencio con el grupo, Mauro me había notado extraña y me preguntó si me ocurría algo, incluso pensó que me había vuelto a pelear con Debra, cuando estaba a punto de terminar mi cena escuché como Liam me llamaba, estaba a unos pocos metros de distancia junto con Clara, Bastian y algunos más, a mí se me tensó el cuerpo, no me apetecía para nada acercarme a ellos. Volvió a pronunciar mi nombre y después de que varios de la gente de mi grupo incluido Mauro me alertaron de que me estaban llamando de mala gana me acerqué a ellos. Me preguntó que tan buena era abriendo y cerrando cualquier cerradura o cerrojo, le expliqué lo que me había enseñado mi padre, entonces Liam junto con unos cuantos más incluido el primo de Mauro me llevaron al interior de la cueva, caminamos por varios pasillos hasta llegar a una de las habitaciones más alejadas de aquella cueva, apenas había iluminación, solamente la de las dos antorchas con las que alumbraban los que caminaban conmigo, nos paramos delante de una puerta de madera que parecía robusta, estaba equipada con varios candados a distintas alturas y me preguntaron si podría abrirla. No sabía muy bien a que venía aquella pregunta, ¿qué había detrás de esa puerta?, ¿y si lo conseguía podrían confiar en mí? Les pregunté a que venía aquello y quién me respondió fue Bastian, me dijo que me lo dirían si lograba abrirla, sentí curiosidad y luego de preguntarles si tenían un par de cosas que necesitaba me puse a ello, dos de los candados eran bastante sencillos y no tuve problemas para abrirlos, el último era algo más antiguo, no había visto nunca uno como ese y a pesar de tener más dificultad y llevarme más tiempo al final también logré abrirlo. Sus caras mostraban asombro y eso me enorgullecía, sentir que podía ser útil en algo me había hecho sentir bastante feliz. Los que estaban allí me felicitaron, solamente Bastian se quedó callado, luego él, yo y Liam nos fuimos a otra habitación para hablar, ni siquiera tuve tiempo para ver lo que se escondía en aquel lugar pero tampoco pregunté, Liam había bromeado diciendo que ahora tendrían que reforzar la zona poniendo diferentes trampas en el pasillo ya que las cerraduras no suponían ningún impedimento para mí. Me senté en uno de los bancos que había en la habitación mientras ellos dos se quedaban de pie, Bastian fue el que habló, su forma de mirarme era muy distinta a la noche anterior, estaba segura que para él ese momento ya había pasado a la historia. Me habló de que el suministro de medicamentos estaba casi agotado, que después del brote de gripe y de los varios incidentes que había ocurrido fuera de esta comunidad apenas tendría para varios meses, además había escuchado en la ciudad que pronto llegarían nuevos medicamentos para suministrar a las personas que lo necesitaban, claro que esas personas serían las que podían pagar un alto precio por ellas. El primo de Mauro y su amigo querían que yo les ayudase a robar los medicamentos y yo no estaba segura de querer hacerlo.
_ ¿Lo has hecho antes, cual es el problema?
_ ¿A qué te refieres?
_ Cuando nos conocimos llevabas un pequeño arsenal contigo, no creo yo que los hubieses comprado legalmente.
_ Lo recuerdo, tuve que canjearlos por mi entrada a este lugar pero al parecer no te han durado mucho.
_ Aquí hay personas mayores, niños, gente con diferentes patologías que necesitan los medicamentos, a veces me piden que acabe con ellos porque dicen que son demasiado costosos para esta comunidad, esa gente necesita medicamentos y son muchos los que se niegan a tomarlos por la dificultad que resulta hacerse con ese tipo de medicina, deberías conocerlos mejor y saber cuáles son sus problemas en vez de centrarte solo en los tuyos.
_ ¡Eh amigo, no deberías hablarle así!, creo que desde que ha llegado lo está haciendo bastante bien.
Bastian no le respondió y yo tampoco me justifiqué ante su ataque verbal, estaba harta de que siempre creyese lo peor de mí y no quería un nuevo enfrentamiento con él, que pensase lo que le diese la gana de mí.
_ ¿Entonces nos vas ayudar o no?
_ Supongo que sí.
Liam me levantó del asiento mientras me levantaba entre sus brazos y me hacía girar, sonreía dándome las gracias, me solté en cuanto pisé nuevamente el suelo y me alejé unos metros, eché un vistazo a Bastian, él nos observaba muy serio.
_ ¿Entonces cuando nos vamos?
Liam habló.
_ Pasado mañana, te sugiero que practiques hasta entonces, abrir la puerta donde tienen oculto la mercancía no te va a ser tan fácil como esto.
_ Lo doy por hecho pero espero que no me subestimes, además me gusta el reto, mi padre siempre me los ponía para obligarme a esforzarme más.
Después de aquellas palabras me marché, no soportaba más la mirada imperturbable de Bastian. Al día siguiente empezaron con los preparativos, al parecer la ciudad a la que íbamos era mucho más grande, con mucha más gente y con mucha más presencia policial, les dije que tal vez no era buena idea que yo fuese debido a los servicios de seguridad, Bastian les contó lo de la pintada en la pared y después de restarle importancia y reírse dijeron que ya estaría olvidado y que no me preocupase, que me centrase en la misión. La ciudad en cuestión estaba al otro lado del río, unos kilómetros más al este, seríamos un grupo de ocho los que íbamos a llevarlo a cabo, Mauro no estaba en ese grupo pero en cuanto se enteró de lo que yo tendría que hacer pidió ir conmigo, no fue fácil convencerlos pero les dije que me sentía más segura y tranquila si él también venia. El plan era que los ocho miembros que componían esa misión partirían en dos barcas hacia el otro lado del rio, aquello nos llevaría horas, luego uno de las personas que estaban en el grupo regresaría con una de las barcas para no levantar sospecha, cuatro se adentrarían en la ciudad, uno se quedaría al cuidado de la otra barca y los otros irían en busca de los caballos para que cuando tuviésemos la mercancía solo regresásemos cuatro en la barca al campamento mientras los otros tres cabalgarían hacía la ciudad en la que conocí a Bastian para no levantar sospechas, si lo veían allí no pensarían en ellos como los ladrones de los medicamentos. A medida que llegaba el momento de partir yo me sentía mucho más nerviosa, agradecía que Mauro viniese con nosotros, aunque también tuve que compartir el viaje con Debra. Partimos de madrugada, apenas el sol se había asomado y algunos rayos ya se dejaban ver, me habían pedido que llevase conmigo una de mis mochilas con algunas prendas mías, también guardé una linterna, me dieron unos pocos billetes para que los guardase, cosa que me sorprendió ya que Liam también llevaba una pequeña mochila, y al ser la más grande también tuve que guardar algo de comida para todos durante el trayecto. Mauro se ofreció a llevarla, cosa que agradecí porque pesaba un poco. Nos subimos a las barcas y emprendimos el viaje, suerte que Debra y Bastian se encontraban en la otra barca, eso me hizo sentir más tranquila, remamos durante una hora rio abajo para dejar a Hanno y a Kai en la orilla, ellos dos se encargarían de esperar con los tres caballos, luego nos tocó remar rio arriba, a contra corriente durante varias horas para terminar acercándonos a la orilla, mientras Debra se quedaba al cuidado de la barca nosotros caminamos hasta la ciudad que estaba a un par de horas, Eider se llevó la otra barca de vuelta a casa aunque el viaje de regreso sería más fácil. Por el camino nos encontramos con varias zonas habitadas por familias con una pobreza extrema, sabíamos que el peligro del saqueo era altamente mayor así que nos apresuramos para llegar a nuestro destino. Una vez en la ciudad los nervios volvieron a surgir con mayor fuerza, nunca había estado en esa ciudad, era mucho más grande y más avanzada que el lugar de donde yo había escapado, incluso se veía gente esperando al tren de cercanías. Unos pocos coches, motos, bicicletas y no podían faltar carruajes y caballos que se movían por esa ciudad, la afluencia de gente era abrumadora, por supuesto que no podía faltar la presencia de varios cuerpos del orden y se podía observar claramente las zonas más vulnerables de las más ricas. Bastian ordenó separarnos, él y Mauro se fueron juntos a observar la ciudad por la parte sur, nosotros Liam y yo nos centraríamos en la parte norte, fueron varias las veces que me escondí de los policías, aunque llevaba mi partida de nacimiento en mi bolsillo por si me hiciese falta en cualquier momento me aterraba que terminasen pidiéndomelo. Entramos en una pequeña librería donde vendían libros, panfletos, periódicos… de segunda mano, mientras observaba algunos de aquellos libros, Liam charló con el vendedor, un rato después nos fuimos para encontrarnos con mi amigo y su primo. No había caminado más que unos pocos metros cuando una persona a lo lejos me pareció conocida, todo mi cuerpo se puso en alerta, allá a lo lejos estaba Saúl, no estaba segura de si era él de verdad hasta que al verme se sorprendió tanto como yo, luego miró a mi acompañante y una sonrisa irónica apareció en su rostro. Di media vuelta y corrí en dirección contraria, golpeando levemente a algunos viandantes que encontraba en mi camino, Liam me llamaba por mi nombre y eso me hacía sentir aún peor, en cuanto me alcanzó me cogió por un brazo y me llevó hasta una zona oculta y vacía, yo seguía muy nerviosa mirando a todas partes, temiendo encontrarme con aquel individuo, me dijo varias veces que me pasaba y que teníamos que vernos con Bastian y Mauro pero yo era incapaz de moverme o articular alguna palabra, mi cuerpo no reaccionaba, mis recuerdos se sentían más vivos que nunca.
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TABSAVIT
Historical FictionEn un mundo de caos y de destrucción una chica lucha por sobrevivir junto a su mejor amigo Mauro y acaban en un campamento junto a otra gente que también huyen de una vida precaria, allí conoce el amor y el calor de una gran familia pero también e...