Semanas de la cuarenta y dos a la cuarenta y siete ( segunda parte)

6 3 0
                                    

Agarré a Liam del brazo y me lo llevé lejos del pasillo donde cualquiera podría vernos y escucharnos.
_ Mira Liam, lo que nos pasó a nosotros dos sirvió para conocernos un poco más y he descubierto en ti un hombre maravilloso, sé que voy a tener un amigo para toda la vida pero yo no siento lo mismo por ti, te quiero como un buen amigo pero no estoy enamorada de ti.
_ Lo sé Vera, sé que tus sentimientos giran hacia otra persona y los dos sabemos de quien se trata.
_ ¡No, que va!, Bastian es un patán.
_ Sí, pero un patán por el que tienes sentimientos profundos que no quieres aceptar. Sé que aún no confías en él pero es un buen chico y aunque no debería decírtelo, él te quiere, deberías darle una oportunidad y si no funciona yo te estaré esperando. Además tienes que ser sincera con Bastian para que vuelva la paz al campamento.  
_ Ahora no puedo con eso Liam, no me presiones.
_ No te estoy presionando, solo quiero que aceptes que tú también estás enamorada de Bastian, que no sigas huyendo de él, sé que arriesgarse puede ser doloroso a veces pero si sale bien es lo mejor que nos puede pasar, amar y ser correspondido te lleva a una felicidad plena, no temas arriesgarte Vera, sería un error del que te arrepentirías en un futuro si no lo intentas.
_ Parece que eres un entendido en esta materia, durante nuestro viaje de regreso al campamento nunca me has hablado de las chicas de tu pasado, ¿tiene alguna algo que ver con las dos letras que tienes tatuadas en tu piel?
_ Eres muy observadora Vera y también un poco cotilla, la verdad es que me preguntaba cuando ibas a preguntarme por él, te he visto mirarlo con curiosidad alguna vez.
_ Supongo que la L es la inicial de tu nombre pero no sé a quién pertenece esa S, aunque tiene que ser alguien muy importante para ti para que la lleves tatuada cerca del corazón.
_ Ese tatuaje me lo hice hace unos años, y sí, tiene que ver con una chica que fue importante en mi vida, y al igual que contigo llegué tarde a su vida. Cuando era más joven y como hacíamos la mayoría de los chicos de nuestra edad me había unido a un grupo de jóvenes que creían en los mismos ideales que yo, no estábamos de acuerdo con las leyes que se estaban imponiendo ni con el abuso de poder que ejercían algunos altos cargos y sobre todo quería que nuestras vidas no estuviesen controladas y luchábamos por nuestra libertad y nuestros sueños. Íbamos de ciudad en ciudad peleando por que se hiciese justicia y buscando nuevos aliados.  En una de aquellas ciudades a la que llegamos y en la que permanecimos más tiempo que de costumbre, conocí a un chica  que me pareció la más hermosa que había visto, llevaba el pelo largo y suelto, era de un color negro intenso y le llegaba a la cintura, tenía unos ojos grandes marrones y me miraba asustada, me había tropezado con ella y después de disculparse se marchó corriendo. Desde aquel día no pude sacármela de la cabeza, durante días pregunté por ella pero al parecer nadie la conocía o no se habían fijado lo suficiente en esa chica para que alguien me dijese de quién se trataba. Recorrí la ciudad a ver si podía de nuevo encontrarla, y unos días más tarde mi mente me decía que tal vez estuviese de paso y que nunca volvería a verla. Dos semanas después la volví a ver en el mercado, la observé durante un largo rato hasta que nuestras  miradas se cruzaron,  me acerqué a ella y le pregunté su nombre, pero aquella chica asustadiza y esquiva no me lo dijo y se dispuso a marcharse. Yo le agarré una mano y  le pedí que por favor no se fuese de allí sin que me dijese el nombre de la mujer que me había impactado tanto, me contestó que se llamaba Sara y antes de soltar su mano descubrí un pequeño moretón en su muñeca. Ella se dio cuenta de lo que estaba mirando se lo tapó y salió corriendo de allí. Yo la seguí de lejos, no quería asustarla más de lo que estaba, quería averiguar quién era ella y en donde vivía. Durante unos días me moví por los alrededores de su casa, era grande y estaba en un barrio de gente adinerada pero ella no parecía ni altanera ni arrogante y mucho menos vestía como si tuviese mucho dinero, en un principio pensé que trabajaba para la gente de esa casa. Habían pasado ya cinco días y no la había vuelto a ver desde el día que me dijo su nombre, tampoco vi salir gente de aquella casa a excepción de un hombre mayor que bien podría ser su padre, alto,  con bigote y pelo negro, vestía elegantemente y no le importaba presumir de ello, al contrarío que Sara. Después de llevar varias semanas en la ciudad mis amigos me informaron que en unos días nos marcharíamos de la ciudad, me sentía triste y desesperado por no poder verla de nuevo y cuando estaba perdiendo todas mis esperanzas de encontrarme de nuevo con ella la vi salir de la casa, cojeaba un poco y caminaba cabizbaja, me acerqué un poco a ella y Sara se asustó por mi atrevimiento, después de mirar hacia todos lados me agarró mi mano y me llevó a un lugar apartado ocultos de la gente. Sara me pidió que no la molestase más, que la estaba metiendo en un problema y que la dejase en paz. Cuando le pedí que me lo dijese mirándome a los ojos  no fue capaz, yo levanté su mentón y descubrí una pequeña marca morada en una de sus mejillas, solo tuve que atar cabos para darme cuenta de que aquella chica estaba siendo maltratada y aquello me enfureció. Quise entrar en aquella casa y golpear a la persona o personas que le estaban haciendo aquello pero ello me lo prohibió. Me contó que en aquella casa solo vivían ella y su marido, aquel hombre que salía por aquella puerta con su ropa de calidad y que bien podría ser su padre. Aquella tarde me despedí de ella con la promesa en su boca de que nos volveríamos a ver. No pude marcharme con mi grupo de amigos, no podía dejarla sola con aquel hombre que castigaba su cuerpo y su alma. Empezó a confiar en mí cuando descubrió que no todos los hombres eran iguales a su marido y me contó como acabó convirtiéndose en la esposa de aquel desalmado, la historia de Sara no era distinta de otras muchas personas desesperadas a la que la guerra le arrebató toda esperanza de felicidad. Su familia era humilde y sus padres tenían que hacerse cargo de cuatro hijos, Sara era la segunda mayor y aquel hombre adinerado se fijó en ella, aprovechó su condición humilde para ofrecerle un trato a sus padres, a cambio de que Sara se casase con él, un hombre treinta y un años mayor que ella, les otorgaría seguridad y dinero a sus padres y hermanos. Uno de sus hermanos estaba enfermo y apenas podían comprar las medicinas que necesitaba y alimentarse todos los días, ella podía ser la salvación de su familia y no pudo rechazar la oferta a pesar de que no quería a aquel hombre. Un mes después de convertirse en su esposa empezó a maltratarla, Sara no era la primera mujer de aquel hombre, él se había quedado viudo unos años atrás y no tenían hijos. Quería que Sara se embarazase cuanto antes y al no  conseguirlo le pegaba y la violaba, solía atarla de manos y piernas y después de maltratarla y vejarla la dejaba por horas en aquella posición. Casi siempre los golpes los recibía en lugares poco visibles para que la gente no los viese pero a veces se dejaba llevar por su brutalidad y golpeaba su rostro, por eso no solía salir de casa hasta que  se recuperase de los golpes y las marcas hubiesen desaparecido. Lo que le hacia aquel hombre a su mujer era horrible y estaba furioso, quería matarlo y golpearlo hasta la muerte pero ello me pidió que no hiciese nada ya que su familia saldría perjudicada. Nos estuvimos viendo a escondidas durante un tiempo y siempre que la veía marcada insistía en que huyera conmigo y que yo de alguna manera ayudaría a su familia, yo estaba enamorado de ella y no podía ver como aquel hombre la maltrataba, uno de aquellos días en los que no aguanté más lo esperé en un callejón y casi lo mato, pero sus gritos alertaron a la gente y escapé de allí robándole todo lo que llevaba,  durante una temporada no la volvió a tocar porque mis golpes lo habían dejado bastante maltrecho, la policía creyó que se trataba de un simple ladrón y yo me aseguré de que no me viese cuando lo ataqué. Unas semanas después Sara me confesó que estaba embarazada y que estaba segura de que el hijo era mío ya que su marido no la había tocado después de aquel encuentro afortunado para ella con el ladrón que lo había atacado, yo nunca le dije a ella que yo era la persona que se encontraba en aquel callejón junto a su marido. Tenía miedo de que ese hombre le hiciese daño a su hijo y quería que formásemos los tres una familia pero no podía abandonar tampoco a sus padres y hermanos. Nos dimos cuenta que la única forma en la que podíamos ser felices eran eliminando a su marido de nuestras vidas, yo casi lo había conseguido y no me importaba volverlo a intentar. Ideamos un plan para que yo pudiese asesinarlo sin levantar muchas sospechas y acabar en la cárcel, habíamos incluso planeado nuestro futuro junto a ese hijo, quería llevarla al campamento donde sabía que se encontraba Bastian y en donde había pasado una temporada con él pero los planes no resultaron como yo esperaba. Dos días antes de que llevásemos a cabo nuestro plan  y mientras esperaba encontrarme con Sara de nuevo me preocupé cuando pasó una hora y ella no apareció, al llegar a su casa me encontré gente en los alrededores y presencia policial , por un momento pensé que aquel hombre había acabado con su vida y la de mi hijo pero unos minutos después salió Sara con la ropa ensangrentada, las manos esposadas y algunos golpes en la cara , la policía se encontraba a su lado y no dejaba que nadie se le acercase, me buscó con la mirada y durante unos segundos nos miramos a los ojos , luego agachó la cabeza y se la llevaron al calabozo.  Supe más tarde que su marido volvió a golpearla y esta vez ella se defendió, tenía una nueva vida creciendo en su  vientre por la que debía luchar, Sara no pudo más y cogió un cuchillo de la cocina y acabó matándolo.  Tenía que sacarla de la cárcel lo antes posible y llevármela lejos de allí, había hecho amigos en esa ciudad y decidieron ayudarme a sacar a la mujer que amaba de aquella prisión pero de nuevo llegué tarde, lo había planeado todo y antes de que pudiese hacer algo supe que Sara había muerto dentro de aquella rejas, los policías dijeron que se había suicidado pero yo nunca les creí, ella y yo nos queríamos, teníamos un futuro juntos y un hijo que estaba creciendo en su vientre, estaba seguro que aquellos policías que la habían arrestado habían sido los culpables de su muerte. Quise acabar con ellos en aquel momento pero mis amigos me disuadieron para que no acabase como ella, aunque en aquel momento poco me importaba vivir si ella no estaba conmigo. Durante días me persuadieron de que no cometiese ninguna tontería y que pensase bien las cosas, me convencieron de que si de verdad quería vengar la muerte de Sara necesitaba actuar de otra manera. Una semana después conseguí medicamentos y dinero para la familia de Sara y antes de marcharme de aquella ciudad roto de dolor acabé con uno de los policías que la habían arrestado, no había sido premeditado, solo intentaba salvar la vida de uno de mis amigos cuando lo estaba golpeando, no lo lamenté y después de aquello nos fuimos de la ciudad, luego unos días después me separé de ellos y me fui al encuentro de Bastian, desde aquel día hemos estado el uno para el otro por eso me siento mal haberme enamorado de ti.
_  Siento mucho lo que le ha ocurrido a esa chica Liam, me siento mal por ti y por lo que está ocurriendo entre tú y Bastian, sé que sois amigos desde hace muchos años y...
_ ¿Así que es aquí donde vosotros dos os escondías para besuquearos?,
Me asusté al escuchar la voz de Thaisa y me aparté un poco más  de Liam.
_ Deja de decir tonterías Thaisa, solo estamos hablando.
_ Está bien, no es asunto mío pero Bastian está de muy mal humor porque lleva un rato preguntando por ti  Liam y nos ha puesto a todos a  buscarte.
_ ¿Qué ha ocurrido?
_ Kenai, Hunter y él se van a la ciudad y quería hablar  contigo antes.
_ ¡Mierda!
Liam se despidió de nosotros y apresuró el paso, Thaisa me miró unos segundos con una sonrisa en los labios.
_ Así que es cierto que hay algo entre Liam y tú.
_ No hay nada entre Liam y yo, deja de decir tonterías, solo somos amigos y estábamos hablando, ¿a que van a la  ciudad?, ¿y porque Hunter va con ellos?
_ ¿Qué se yo?  Bastian no suele contarme a mí lo que planea hacer, pero podemos ir juntas a preguntárselo.

TABSAVITDonde viven las historias. Descúbrelo ahora