Semana de la treinta y tres a la treinta y siete (tercera parte)

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Cuando empezó a anochecer recogimos los caballos y los metimos dentro del cobertizo, no era fácil porque el lugar era bastante reducido y si antes dos personas y un animal grande  ya era complicado estar en el lugar, un caballo más hacia que la situación fuese más difícil pero no pensaba dejarlos en el exterior a la intemperie de la fría y gélida noche. Intenté acercarme a Liam para saber si la fiebre había remitido pero antes de que pusiese mi mano sobre su frente  me dijo que estaba bien, que llevaba horas sin tener la temperatura alta y que en cuanto amaneciese nos subiríamos a los caballos y nos largaríamos. El silencio de aquel lugar era interrumpido solo por el relincho de uno de los caballos y los cascos de sus patas que chocaban contra el suelo de madera. No era muy fan del silencio, me hacía sentir incómoda, me sentía cansada y sabía que en cualquier momento mis ojos se cerrarían y eso era lo que más miedo me daba, intentaba prolongar todo lo posible esa necesidad que tenía mi cuerpo de  dormirse porque estaba segura de que cuando la oscuridad llegase a mí las pesadillas que se impacientaban por salir a lo largo de ese día me golpearían para mostrarme todas las imágenes de mi pasado que mantenía en mis recuerdos. Acerqué un poco más uno de los candelabros a mi rostro y los sonidos de mi boca salieron de repente.
_ ¿Liam estás despierto?
_ Parece que he dormido lo suficiente estos días.
_ Yo sí tengo sueño pero no estoy segura de querer dormirme.
_ Puedes hacerlo tranquila yo vigilaré el lugar, no debes preocuparte por lo que pueda ocurrirte mientras duermes, no ha sido para nada gracioso lo que te dije la otra noche, no te atacaré mientras duermes.
_ ¿De qué hablas?, ¿ni siquiera estaba pensando en eso?, ¡Ya sé que no vas a hacerme daño!, confío en ti.
_ Pues al parecer no tanto como yo creía, pero no importa, duérmete.
Quería seguir hablando pero mis ojos peleaban por cerrarse, no confiaba mucho en los hombres en general pero si podía confiar en Mauro y también empezaba a confiar en Liam, había pasado el tiempo suficiente con ellos para saber que eran de fiar. Imágenes del pasado y del presente se mezclaban en mi cabeza, intentaba buscar la forma de alejarlos de mí pero las muy condenadas quería que las reviviese una y otra vez, grité y al abrir los ojos me encontré con otros de color de la almendra muy cerca de mi rostro y que me miraban preocupados, tenía una mano acariciando mi cara mientras me susurraba palabras tranquilizadoras, yo me aparté de él inconscientemente, mi  cuerpo seguía en estado de alerta y el miedo que se había penetrado en mí me impedía respirar correctamente. Los caballos se movían otra vez con intranquilidad en el interior de la caseta. Cuando logré poner en orden mi cabeza y mis pensamientos entonces me di cuenta de en que lugar me encontraba y con quién.
_ Lo siento Liam.
_ ¿Qué te ha ocurrido?
_He tenido una pesadilla.
_ ¿Sueles tenerlas a menudo?, ¿es por eso que te da miedo la oscuridad?, ¿y quién diablos es Julio?, ¿tiene algo que ver esa pesadilla con lo ocurrido hoy?
_ Eran preguntas que aún no me atrevía a responder, ¿qué es lo que quería de mí?
_ Lo siento, no quería asustarte y tampoco tienes que contestar a mis preguntas, creí que te haría bien hablar de ello.
De nuevo se formó un silencio incómodo a nuestro alrededor, necesitaba recuperar al Liam de siempre, quería hacerlo pero no estaba segura de cómo, ¿qué pasaría luego de que le hablase de mi pasado? Aún faltaban algunas horas para que se hiciese de día, Liam parecía estar mejor pero aun se sentía cansado.
_ Tal vez deberíamos quedarnos un día más en este lugar Liam.
_ No, dentro de unas horas nos pondremos en marcha, intenta volver a dormir si puedes, descansa porque va a ser un camino largo.
_ Liam
Silencio.
Tenía que confiar en las personas que me mostraban su apoyo, tenía que aprender a confiar en las personas que estaban a mi lado, que me mantenían a salvo, tenía que confiar en él, Liam era mi amigo, Liam nunca me haría daño.
_ ¿Liam te has dormido?
_ No.
Y después de aquella respuesta lo solté todo, le conté mi pasado, el día en que Julio y su amigo me llevaron hasta aquel almacén abandonado y en como la oscuridad se convirtió en mi mayor miedo mostrándome recuerdos horribles del pasado y del presente que se convirtieron en mis pesadillas durante las noches. Una vez que terminé de contarle todo  me di cuenta de que un par de lágrimas se habían escapado de mis ojos y resbalado por mi rostro, me las limpié rápidamente, Liam tardó casi un par de minutos en hablarme y en mirarme a los ojos.
_ Siento todo lo que te ocurrió y siento que al llegar al campamento no encontrases la tranquilidad y la seguridad que tanto anhelabas.
_ No digas eso, claro que la encontré, sé que la vida es dura y que hay gente que lo ha pasado peor que yo, pero ya ves al final resulta que no soy tan fuerte como creen por eso mis pesadillas me vencen casi siempre cuando cierro los ojos.
_ Por supuesto que eres una mujer fuerte y valiente, se necesita ser una mujer fuerte la que pasa por todo lo que has pasado tú y aún así muestra una sonrisa todos los días.
_ Gracias Liam
_ ¿Qué les ha ocurrido a esos cabrones, a los que te han hecho eso?
_ A Saúl lo encontré cuando me escapé del campamento y me fui a la ciudad en busca de las medicinas que necesitaba Mauro, Bastian me encontró cuando estaba con él y cuando estaba a punto de sucederme lo mismo por segunda vez, acabó con su vida en un callejón y allí lo abandonamos, Julio espero que se esté pudriendo en algún lugar frio, oscuro y siniestro.
_ Bien por Bastian, ¿tienes miedo de encontrarte algún día con ese hijo de puta?
_ Encontrarme con él forma parte de mis pesadillas.
_ ¿Le  has hablado de esto a Bastian, sabe de tu pasado?
_ No sé, tal vez pueda que intuya algo, creo que me ha escuchado hablar de esto alguna vez, aunque nunca se lo he preguntado.
_ ¿Te preocupa que lo sepa?, ¿es por eso que nunca se lo has contado?
_ Yo solo quiero olvidarlo, seguir con mi vida pero las pesadillas no me dejan.
_ A lo mejor no se trata solo de pesadillas, que no puedas continuar con tu vida  tal vez  se deba a que para olvidar primero necesitas aceptar la realidad
_ ¿De qué realidad me hablas?
_ ¿Quién más sabe tu secreto?
_ ¿Porqué?
_Simplemente una suposición.
_ Lo sabe Mauro por supuesto y puede que un par de personas más, ¿Porqué?
_ Sé que lo que te ocurrió ha sido horrible pero sigues viva y deberías superarlo, ¿por qué me lo has contado a mí?
_ Porque has insistido, ¿a dónde quieres llegar con esto?
_ Creo que si no se lo has contado a Bastian es porque es del único del que tienes miedo de sus pensamientos, te preocupa lo que pueda opinar de ti, creo que realmente te importa como reaccione.
_ ¡No es cierto!
_ Sabes que es así y me molesta que no seas capaz de admitirlo, sé que soy un mal amigo por enamorarme de ti y decírtelo, pero necesito ser sincero contigo, yo te juro que no quería sentir lo que siento por ti porque con toda seguridad sé que va a ser un problema entre Bastian y yo pero como te he dicho no fue intencionado y a medida que te conocía mejor, más y más me enamoraba de ti, y me gustaría que me dieses la oportunidad de demostrar que puedo hacerte feliz,  prometo ser paciente contigo.
_ Liam yo no puedo.
Liam se acercó a mí, faltaban unas pocas horas para que se levantase el día, aquel lugar estaba iluminado solamente por la luz de dos candelabros de pequeña dimensión. Su mano se acercó lentamente a mi rostro, con cuidado como si temiese que nuevamente me apartase de él, con delicadeza tocó de nuevo mis labios con sus dedos, me miró a los ojos.
_ Eres hermosa y nadie debería destrozar tus sueños.
Sus labios se acercaron a los míos y se unieron en un beso dulce y lento, esperando una respuesta por mi parte, poco a poco su lengua se introdujo más al interior buscando bailar con la mía, abrí los ojos y descubrí que no eran los ojos que yo anhelaba, aparté mi rostro del suyo  y bajé mi mirada.
_ Perdóname Liam pero yo no siento lo mismo por ti, además está María.
_ ¿Qué tiene que ver María en todo esto?, ya sé que sois amigas y también que fue tuya la idea de que María te relevase en la salida a la ciudad, tienes que buscar otras actividades más interesantes que hacer de celestina, además lo que siento por María no tiene nada que ver con lo que siento por ti, por ella solo tengo sentimientos fraternales no tiene nada que ver con el deseo que siento estando cerca de ti.
_ Pero ella es mi amiga, además puede que algún día tus sentimientos por ella cambien.
_ No, no va a ser así.
_ ¿Por qué no?, has prometido ser paciente conmigo, ¿por qué no puedes hacer lo mismo con María?
_ Porque el amor no funciona así y porque  no es de ella de quien estoy enamorado, y me gustaría luchar para conseguir que tú me correspondas pero antes necesito saber si tú sigues enamorada de Bastian.
_ Bastian ya forma parte de mi pasado pero no puedo dejar que sigas pensando que yo seré parte de tu futuro, como te he dicho María está enamorada de ti y yo no siento lo mismo que tú.
_ Eso déjamelo a mí.
_ No lo hagas Liam, entre Bastian y yo no hay nada pero no voy a dejar que rompáis vuestra amistad al igual que no pienso romper la mía con María, no puede haber nunca nada entre nosotros. Lo único que puedo ofrecerte es mi amistad y me gustaría que la aceptases porque te has vuelto una parte importante de mi vida como lo es Mauro.
Unas horas después recogimos lo poco que teníamos y nos pusimos en marcha, esperaba que mis palabras no le hiciese sentir mal, quería ser sincera con él porque lo consideraba alguien especial en mi vida pero no podía darle lo que Liam quería, a pesar de negarlo a cada momento mi corazón aún seguía suspirando por otro, ¿cómo iba a quitármelo de la cabeza si no podía quitármelo del corazón? Ya no nevaba pero el suelo estaba cubierto por un gran manto blanco, lo que hacía más difícil cabalgar por él, también tuvimos que hacer varios descansos, Liam era una persona fuerte pero el virus le había dejado bastante cansado, se estaba recuperando bien pero aun así le faltaba energía. Mientras hacíamos un segundo descanso me preguntó porque sonreía tanto, le mostré la señal que nos había dejado Ulmer, con frases encriptadas me mostraba la dirección que habían tomado, había firmado con la frase okkas seguido de la palabra tabsavit, estaba mal codificada pero merecía mi respecto y mi enhorabuena por lo rápido que lo había aprendido, además el resto estaba bien y así pudimos seguir su camino. Pronto aparecieron los primeros indicios de que íbamos por el camino correcto, aquel lugar a pesar de estar cubierto de un manto blanco no me era tan desconocido y cuando llegamos a la entrada de la ciudad me di cuenta que era la misma a la que había llegado con Mauro cuando nos encontramos por primera vez con Bastian y Liam. Bajamos de los caballos porque mi acompañante presentía que algo iba mal, era media tarde, el sol aún no se había escondido de todo y no había gente moviéndose por la ciudad, todo estaba silencioso, como si fuese un pueblo abandonado, nos acercamos al hospedaje donde estuvimos la primera vez y Liam golpeó la puerta varias veces mientras esperaba no dejaba de mirar la calle.  Un rato después apareció uno de los hijos del dueño de la posada, al ver a Liam su rostro se iluminó y nos hizo pasar al interior de la casa luego se hizo cargo de los caballos, unos minutos después apareció el padre de los chicos que nos saludó amablemente, por desgracia su mujer fue una víctima más del  virus de la gripe y murió un par de semanas antes. Nos ofrecieron algo de comer y nos hablaron de lo que estaba ocurriendo en ese y en otros lugares del estado. Hace unos días se había alojado un extranjero y les contó lo que estaba sucediendo en otras partes o por lo menos lo que ellos vieron, también nos dijo que unas semanas atrás habían estado hablando con Bastian, mi estómago se encogió de repente, intenté mostrarme serena cuando Liam me observó discretamente mientras seguían hablando, no iba solo según el hijo del posadero, le acompañaba una chica joven y guapa, aquello hizo que unos celos apareciesen sin quererlo, se marchaban de la ciudad y se fueron a despedir de ellos.

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