Semana veinte, semana veintiuna, semana veintidós

8 3 0
                                    


 
El tiempo transcurría lento, dos días después de que hablase con Thaisa había regresado al cuarto que compartía con nosotros, nos alegramos mucho por ella aunque seguíamos sintiendo la falta de Lía en aquella habitación. Yo aún no había mantenido una conversación con María sobre Liam y él últimamente me evitaba y aún no sabía el porqué. La semana resultó algo tranquila y el único percance que tuvimos fue la noche anterior cuando dos malhechores intentaron robarnos pero no llegaron ni siquiera a entrar en los edificios porque las personas a las que les tocaba vigilar esa noche los vieron adentrarse en el bosque y los interceptaron antes de rebasar los límites del muro que lo separaba del complejo residencial en donde nos encontrábamos el resto de la gente y finalmente todo quedó en un susto.  Esa mañana mientras recogíamos arena de la playa para llenar sacos que luego nos servirían de bloqueo contra el viento, el frio  y también contra los delincuentes me di cuenta que María y yo nos quedamos solas a unos metros de distancia de los demás. Le pregunté porque no me había contado lo de Liam y ella se disculpó diciendo que no tenía importancia y que era solo un juego, cuando iba a alejarse de mí para recoger la arena a unos metros más atrás la cogí del brazo y la miré a los ojos.
_ ¿Qué ocurre, ha sucedido algo entre Liam y tú?
_ Eso debería preguntártelo a ti.
_ ¿Quéeee?
_ Parece que él y tú pasáis mucho tiempo juntos, desde que lo conozco no he visto mostrar tanto interés en una persona como lo hace contigo.
_ ¡Eso es ridículo!, Liam y yo solo somos amigos, no hay nada, nada, entre él y yo, ni siquiera lo miro de otra manera.
_ Pero dijiste que de todo el campamento él era el que te parecía más guapo.
_Porque a Liam es a quién más conozco, es un amigo, no como Mauro pero alguien como tú solo que en versión masculina. No puedo creer que pensases que entre él y yo hubiese algo y te lo estuvieses guardando para ti, tendrías que habérmelo contado.
_ Lo siento pero es que siento un poco de celos de ti, jamás conmigo se ha vuelto tan cercano como lo es contigo y eso que lo he intentado.
_ Eso es porque Mauro y yo somos los nuevos del campamento y francamente eso me molesta un poco, espero que pronto se unan a nosotros otra gente y así dejamos de ser la novedad aunque ya han pasado meses desde que formamos parte de todo esto, ¿y si le cuentas a Liam lo que sientes por él?
_ Lo sabe, se lo dije antes de venirnos aquí.
_ ¿Y qué te respondió él?
_ Fingió no entender bien mis sentimientos hacia él y que no quería tener ninguna relación con nadie por el momento ya que no tenía nada que ofrecerle pero que agradecía mi amistad, desde aquel día no hemos vuelto a hablar del tema y parece que él me evita a propósito.
_ Los hombres a veces son estúpidos cuando se trata de mujeres o de hablar sobre  relaciones sentimentales, puedo intentar evitarlo si eso te hace sentir mejor.
_ No, no lo hagas, si él siente algo por ti no puedo evitarlo pero me siento mejor ahora que lo hemos hablado.
_ Yo también me alegra que me lo contases y no dudaré en hablarle de ti siempre que tenga ocasión y sí aún así no sabe ver lo que se pierde no estando a tu lado será un tonto y él dejará pasar la oportunidad de estar con alguien tan maravillosa como tú.
_ Gracias Vera por ser mi amiga.
_ Gracias a ti por serlo desde el primer día.
Seguimos trabajando hasta que en la tarde unos de los que vigilaban la zona llegó hasta nosotros diciendo que habían visto a Rodrigo, Mauro y algunos más cabalgando hasta aquí y que al parecer Eider estaba entre ellos, había contado sobre ocho personas. Todos nos miramos los unos a los otros, al parecer nos habían encontrado, ahora nos quedaba la duda de si alguna de esas personas era Bastian. Miré de reojo a Melisa, se le notaba inquieta e intranquila, era normal porque yo me encontraba casi igual y no era quien estaba esperando un hijo de él. ¿Ahora que regresaba que pensaba hacer?, ¿se haría cargo de ese hijo?, ¿se marcharía igualmente con ella del campamento o se quedaría y se convertirían en una pequeña familia como las que había aquí? Pensé en Clara y en lo que me había contado, en dejarlo hablar, en concederle el beneficio de la duda y de una cosa si estaba segura, Bastian y yo no teníamos ya nada de qué hablar, era cierto que no había dejado de pensar en él, en nuestros encuentros, en sus besos y en lo que habíamos vivido en el anterior campamento pero aquello ya era agua pasada y jamás se podría repetir, él y yo ya no podríamos mantener ningún tipo de relación. Todo el mundo estaba expectante con los recién llegados, varios pares de ojos observaban atentamente a Melisa, yo me acerqué a ella y le agarré su mano apretándola un poco como para darle ánimos, ella me miró unos segundos a los ojos mientras me daba las gracias casi en susurros. Sentía como varias de las amigas de Debra y de Thaisa nos observaba mientras hablaban en voz baja. Me empezaba a acostumbrar a los cotilleos del campamento y ahora casi no me molestaban o eso intentaba. Escuchamos el galope de los caballos más cerca y miramos más allá de los muros como se aproximaba varios jinetes montados en los équidos, cada animal traía a dos personas subidos a su lomo. Nos alegramos mucho de ver a Eider y a los otros tres chicos que se habían quedado en el anterior campamento, incluso nos alegró ver que Olivia estaba bien pero no había rastro ni de Ulmer ni de Debra ni de Bastian. Cuando bajaron de los caballos nos encontramos con tres rostros desconocidos, dos chicos y una niña jovencita, estaban desnutridos, muy delgados, la ropa parecían harapos, el que parecía más adulto tenía una gran barba y el pelo largo, su cara revelaba unas grandes ojeras, el otro chico estaba igual de escuálido que el anterior, era más bajo de estatura y parecía más joven, tenía una pequeña barba menos espesa que el otro y su pelo era mucho más claro, la niña no aparentaba más de cinco o seis años, tenía el pelo largo y sucio del mismo color castaño que el chico más joven y su aspecto también era desaliñado. Fernando y su mujer se acercaron a ellos y el médico habló con el mayor de todos, luego se fueron caminando con él y Carla hacia la tienda que estaba montada en la parte de atrás del edificio. Por unos momentos recordé a  aquellas personas, la familia que habíamos abandonado antes de llegar a este campamento, la tristeza me invadió  durante unos minutos antes de escuchar a Eider hablar. Alguien le había preguntado por los que quedaron atrás, nos dijo que Ulmer se había ido buscando a un pariente del que le hablaron en la ciudad, alguien que se parecía a él había estado allí unas semanas atrás y ahora él perseguía su rastro.
_ Bastian quería irse, como  todos sabéis no es la primera vez que se ausenta del campamento por varias semanas o incluso meses para averiguar lo que está ocurriendo en otras partes del país y traernos noticias, así como hacer amistades y ampliar conocimientos que luego compartirá con todos los que aquí estamos, y a pesar de insistirle a Debra que debía regresar con nosotros al campamento ella se negó varias veces, estaba empeñada en ser su acompañante de viaje y si Bastian no la aceptaba entonces pensaba quedarse sola en la ciudad. No sé que ha ocurrido con esos dos porque salimos de la ciudad antes de que Bastian se marchase. Una chica de la fila de atrás gritó el nombre de Melisa, cuando Eider hizo una  mueca de no saber de que estaba hablando otra chica, esta vez una de las amigas de Debra le preguntó si habían hablado de Melisa, nuestra amiga embarazada miró hacia el suelo mientras su rostro enrojecía de vergüenza. Fue Liam el que cogió a Eider y a los demás que habían venido con él y se los llevaba dentro de uno de los edificios mientras el resto quedábamos a observarlos. Fernando, el médico, seguía examinando a los chicos y tanto su mujer como Clara le preparaban algo de comer y ropa limpia para ponerse después de darse un baño. Mis amigas se acercaron a Melisa y a mí y empezaron a hablar de Debra y Bastian, yo no quería escucharlas y me alejé de ellas diciéndole que iba en busca de Mauro, antes de que me fuese en busca de mi amigo uno de los chicos del campamento vino en busca de Melisa, Eider quería hablar con ella y nosotras nos quedamos un poco sorprendidas, ¿qué era lo que tenía que decirle en privado ese chico que nosotros no podíamos saber? Mis amigas se quedaron para esperar a Melisa, tal vez luego necesitase alguien con quién hablar, mientras tanto yo busqué a Mauro por todas partes. Tardé un rato en encontrarlo, estaba en las cuadras cepillando a los caballos junto con Amador, el marido de Elena siempre se  veía feliz cuando estaba con los animales.  Hablé un rato con él y luego me acerqué a mi amigo que seguía dándole mimos a un caballo, le dije que quería hablar con él pero se negaba poniendo como excusa que estaba trabajando, se mostraba serio y casi enfadado conmigo así que lo cogí del brazo y lo empujé fuera de los establos, era necesario que los dos hablásemos y aclarásemos el asunto de Lía.
_ Siento mucho como te traté y siento mucho como te hablé, no tenía que tratarte así, me dejé llevar por mis sentimientos y me arrepiento de lo que hice, te pido perdón.
_ ¿Crees que es así de fácil Vera?, me trataste como nadie lo había hecho, bueno si, el padre de Ángela también me acusó en su día de que yo era el culpable de la muerte de su hija, y ahora la misma pesadilla se repite, pero lo tuyo dolió más porque te creía mi amiga, mi mejor amiga.
Me quedé blanca, petrificada, me había olvidado de su novia Ángela, me lo había contado unas semanas atrás y de que se sentía culpable de su muerte, y ahora se repetía la historia solo que esta vez Lía no era su novia,  aún así yo lo había culpado de su muerte.
_ Lo siento, lo siento mucho Mauro, siento el daño que te hice y sé que no he sido una buena amiga pero necesito que me perdones, te lastimé y te culpé de algo que no habías hecho, perdóname por favor.
_ ¿Crees que es tan fácil?, ¿sabes cómo me sentí en aquel momento?, no solo había perdido a la que consideraba una amiga sino que también me culpaban de ello y por si fuese poco quien lo hacía era la persona en la que más confiaba.
Intenté acercarme a él poniéndole mi mano en su brazo pero se alejó un par de metros de mi lado e impidiendo que lo siguiese tocando, se veía triste y enfurecido y tenía todo el derecho a estar así, yo lo había herido en lo más profundo de su ser. No sabía que más decirle para que me perdonase así que nuevamente le abrí mi corazón.
_Siento lo que hice y estás en todo tu derecho de no perdonarme, ni siquiera sé si volveremos a ser amigos después de esto pero te prometo que no quería que sufrieses de esa manera, en aquel momento no te veía a ti sino a mí misma sufriendo por las mentiras y el engaño de Bastian, no tenía que haber sido así pero me vi reflejada en Lía y exploté, siento que fui una egoísta, no solo contigo y con Thaisa también con Lía, no sé que más decirte pero lo siento mucho y espero que algún día puedas perdonarme.
Su rostro estaba crispado, tenso y sus manos se cerraron formando unos puños que apretaba con fuerza, luego salió su voz más fuerte de lo habitual haciendo que me sobresaltase por un momento.
_ ¿Por qué siempre que nos enfadamos el nombre de mi primo aparece en la conversación?, es hora de que superes esa obsesión que tienes con él, ¿acaso no has tenido suficiente, quieres acabar como Melisa?
Me sentí mal con aquellas palabras, no quería hablar de Bastian y no estaba obsesionada con él, simplemente necesitaba aclarar porque me había puesto de aquella manera con él cuando lo vi besando a Thaisa.
_ ¡No es justo que me hables así, yo ya te pedí perdón!, ¿además porque no me hablaste de Thaisa?, ¿creí que habíamos quedado en contárnoslo todo?, pero al parecer eres tú el que ahora tiene secretos conmigo. Lo siento, siento mucho lo que te dije y te pido perdón pero no pienso dejar que me hables de ese modo solo porque estás dolido conmigo, tú tampoco has sido sincero.

TABSAVITDonde viven las historias. Descúbrelo ahora