Semana de la treinta y tres a la treinta y siete

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Volver a ver a Ulmer fue lo mejor que me había pasado en semanas, eso significaba que si él nos encontró las posibilidades de volver a ver al resto de la gente del campamento aumentaban. Después de las formalidades, de conocer a todos los miembros del grupo le pregunté por su hermano, si ya lo había encontrado o seguía buscándolo,  la últimas noticias que sabíamos sobre él era que se marchó siguiendo una pista.
_ Sí, al fin lo encontré después de buscar durante años, cuando dejé que Bastian se ocupase de Debra recorrí otras dos ciudades más, allí estaba él, a pesar de haber pasado mucho tiempo se parecía bastante a mi madre, atrás quedaba el niño que había sido una vez, ahora era todo un adulto  y aunque era mi hermano de sangre ya no había rastro de aquel chico que yo conocí una vez. Después de que se lo llevaran de la casa logró escapar de manos de sus cautivos, anduvo vagabundeando por la ciudad y escondiéndose  hasta que conoció a un joven dos años mayor que él y se lo presentó a su pandilla, desde aquel momento se hicieron amigos y familia, todos se cuidan entre ellos, son un grupo de rebeldes que luchan por sus ideales y van de ciudad en ciudad. Cuando supieron que era el hermano mayor de Gastón me ofrecieron un lugar en su pandilla, estuve unas semanas con ellos, quería convencer a mi hermano que  su sitio era a mi lado, que yo cuidaría de él y le hablé de nuestro campamento. Le conté que allí también formábamos todos una gran  familia y que sería feliz en aquel lugar, pero mi hermano ya había creado lazos con esa gente, llevaban muchos años ayudándose unos a los otros y aunque yo era su hermano de sangre aquella gente eran sus hermanos del alma. Me di cuenta que debía dejarlo ir, era mayor de edad y ya había elegido su futuro, yo no compartía del todo aquellos ideales o principios por los que luchaban y cuando caí enfermo supe que ya nada nos unía más que unos padres y unos hermanos pero que su verdadera familia era la que se marchaba ahora de la ciudad ya que se avecinaban problemas. Me despedí de él y le dije que se cuidase, luego me pasé cinco días enfermo, por suerte cuando llegaron las tropas de seguridad yo seguía con fiebre y con síntomas de gripe, se llevaron mucha gente, conmigo no estaban seguros de si dejarme vivo o acabar pegándome  un tiro en la cabeza, al final lo dejaron en manos del destino y me echaron dentro de un cuarto mugriento junto con otros infectados por el virus, supongo que me vieron bastante mal y se pensaron que no saldría de esa, además no querían desperdiciar munición con alguien que parecía tener los días contados.  Se largaron con un montón de gente enjaulada en unas cárceles rodantes mientras se escuchaban gritos, amenazas, disparos y gente asesinada en la calle. La ciudad de Nobellá destaca de otras ciudades porque es una de las pocas que logró progresar, modernizarse, se levantó de las ruinas y se construyó otra vez a sí misma, lo logró porque ahí llegaron muchas empresas importantes que se quedaron y dieron trabajo a casi toda la población, pasa el tren, hay carreteras y tiene el mar a unos pocos kilómetros, en fin, está bien ubicada y además hay mucha gente rica. Cuando empecé a encontrarme mejor decidí que ya era hora de regresar a casa, estaba preparándolo todo para volver al campamento cuando apareció Liam, ya me ha contado vuestra aventura después de que os capturasen, me alegro de que estéis bien.
 Aquella noche las pesadillas se mantuvieron ocultas y yo me sentía feliz. Por la mañana Liam le preguntó a Briana si querían quedarse en la ciudad porque entonces las ayudaría a encontrarles un buen lugar o por el contrario decidían seguir con nosotros y venirse al campamento. Después de consultarlo con su hermana nos dijeron que querían seguir con nosotros por el momento, por suerte habían comprado algo de ropa de abrigo, consiguieron algún calzado de invierno, un par de medicamentos, no era mucho pero tampoco es que nadásemos en dinero, también consiguieron comida y unos cuantos productos más que nos serían útiles en el viaje. Dos días después le pregunté a Ulmer si había visto de nuevo a Debra, no quería mencionar a Bastian aunque no hacía falta, Ulmer me había visto venir y sabía de quien realmente quería saber noticias.
_ Desde que me fui de la ciudad no los volví a ver, Bastian quería irse solo, aunque estaba preocupado por la gente del campamento y por como combatirían la llegada del frio invierno necesitaba encontrarse con unas personas, informales de lo que estaba ocurriendo y saber que podía esperarse de los próximos meses, aunque no lo creas Bastian siempre está preocupándose por los demás, él siempre arriesga su vida salvando a otras, no estaba en sus planes que Debra fuese tan terca, pero por lo que me contó Liam al final se salió con la suya, no te lo tomes a mal pero Debra casi siempre consigue lo que se propone.
_ ¿Crees que os contó la verdad o es que realmente necesitaba huir del campamento?
_ ¿Por qué iba a huir?, no necesitaba hacerlo, no entiendo porque piensas eso.
Quizás porque antes de que apareciesen lo gevos me había propuesto que me fuese con él y alejarnos del  campamento. Quería decírselo pero no pude,  al parecer sus amigos no tenían ni idea sobre las intenciones de Bastian, ¿sabía Ulmer lo de Melisa?
_ ¿Te contó Liam lo que le ocurre a Melisa?
_ ¿Melisa, qué pasa con ella?
Vaya, así que al parecer Liam no se lo había contado todo, le hablé sobre el embarazo y quién era el padre de ese bebé.
_ Imposible, Bastian no puede ser el padre de ese bebé.
_ Claro porque tu amigo no tiene secretos ocultos ¿verdad?, espero que no estés diciendo que mi amiga es una promiscua, ¿por qué mentiría sobre la persona que la dejó embarazada?, no tiene sentido.
_ Tal vez tenga sus razones, pero estoy seguro que si Bastian la dejase en estado él se haría responsable de sus actos, todo el campamento sabe que es leal.
_ Puede que yo no lo conozca tan bien como tú pero hay hombres que cuando se enfrentan a esa clase de problemas aparece su verdadero yo.
_ ¿Es una suposición o me parece a mí que lo que te ocurre es que entre todas esas palabras se esconden celos?
_ Lo que no puedo entender es porque no crees en Melisa pero si en un hombre que se ha marchado del campamento sin mostrar ningún tipo de arrepentimiento o culpabilidad por lo que ha hecho.
_ Lo que yo no entiendo es cómo puedes estar enamorada de un hombre en el que no confías.
_ ¡Yo no estoy enamorada de Bastian!
_ Oh sí, claro que sí.
A pesar del horrible tiempo que hacía y de que por los lugares en los que caminábamos algunos de ellos eran casi intransitables teníamos que seguir moviéndonos ya que últimamente nos cruzábamos con demasiada gente que escapaba o buscaba un refugio más seguro o un futuro más prometedor, parece que las ciudades ya no eran tan seguras como antes. Por suerte Ulmer sabía cuál era la orientación correcta para llegar al campamento, al parecer era bueno en eso, durante algún tiempo nos estábamos desviando un poco de nuestro destino, mientras seguíamos nuestro camino evitando lugares más concurridos y conflictivos nos encontramos con bastantes cadáveres que empezaban a cubrirse de una fina capa de nieve. También estaba preocupada por Liam ya que al parecer se había contagiado en la ciudad, al final la gripe había podido con él y empezaba a mostrar los primeros síntomas , había decidido que  lo mejor era caminar unos metros detrás nuestra e incluso por la noche se alejaba para evitar que los demás acabasen también enfermos, pero todo aquello que hacía no era una solución factible, me preocupaba que Panya terminase contagiándose, aún perduraba en mí el recuerdo de Rafael, aquel niño alegre de corta edad que la muerte se lo había llevado debido al virus y que solía reír cuando me veía en el campamento. Pasaban las horas y el  viento soplaba cada vez con más intensidad, escuchamos un ruido y al girar nuestras cabezas vimos a Liam en el suelo, se había caído del caballo, tenía mucha fiebre y se veía mal, no podíamos seguir avanzando y me asustaba que su estado se agravase. Ulmer lo llevó en su caballo, él había pasado la gripe hacia muy poquito, lo mismo que yo cuando estábamos en el campamento, era muy probable que no nos contagiásemos de nuevo pero Panya, su hermana mayor y Hunter no. Alexis sabía que hacer para bajarle la temperatura, ya había tenido que ayudar a otros en su misma situación, por suerte encontramos un cobertizo donde poder llevarlo, mientras Alexis, Ulmer y yo intentábamos que su temperatura bajase a un estado más normal los demás se quedaron dentro del carruaje, sabía que lo que iba a decir era un poco descabellado, suicida tal vez o loco pero aquella idea que tenía en mi mente parecía la única solución si queríamos salir de ésta sin que nadie más cogiese el virus, necesitábamos ser precavidos, cada vez estábamos más cerca de nuestro destino y no deberíamos tentar a la suerte, ya que no siempre estaba de nuestra parte. Les dije a los chicos que yo me quedaría con Liam en el cobertizo cuidándolo y que ellos seguirían su camino, cuando nuestro amigo se recuperase iríamos tras ellos. Ulmer no estaba muy convencido de aquella locura pero yo veía que era lo más sensato, aunque todos los demás se mostrasen preocupados por mi propuesta, abandonarnos no les parecía la solución. Les dí la razón que más me preocupaba, Panya era demasiado pequeña para que su cuerpo se enfrentase al virus, no quería que nadie más se enfrentase a la muerte, ya me había enfrentado a suficientes muertes como para llevar otra sobre nuestras conciencias. Al final conseguí convencerles aunque fue Ulmer el que quería quedarse con Liam para cuidarlo, pero él tenía que ser el líder de ese grupo y llevarlos al campamento sanos y a salvo, Alexis era un buen defensor pero aún no estaba a la altura de Ulmer, y Hunter era demasiado joven. Estaríamos bien en el cobertizo  durante unos días, teníamos armas para defendernos y en cuanto se encontrase mejor nos iríamos, Liam y yo empezamos esta aventura o camino juntos y llegaríamos juntos al campamento. Allí nos quedamos los dos, dentro de un pequeño cobertizo,  con algunos fardos de heno amontonados en una de las esquinas de aquel lugar y el caballo un poco nervioso al otro lado, no podíamos dejarlo fuera porque terminaría congelándose. Ulmer nos había dejado algunos productos que seguramente necesitaríamos como ropa de abrigo, armas, comida, candelabro o algún medicamento y Alexis me dio instrucciones para ayudar a que Liam se recuperase cuanto antes, me despedí de ellos con un pequeño abrazo y les pedí que se cuidasen mucho los unos a los otros además de prometerle que nos encontraríamos muy pronto. Antes de que se marchasen le hablé de mi secreto que ya empezaba a dejar de ser mío para ser compartido con más gente en la que confiaba, le expliqué a Ulmer como funcionaba mi manera de comunicarnos secretamente mediante la escritura encriptada, tardó un poco en entenderlo pero se fue prometiendo que dejaría las pistas necesarias para que siguiésemos su camino. Me despedí de ellos con un gesto de la mano antes de verlos desaparecer en el horizonte cabalgando sobre un manto blanco. Liam estaba casi enfadado conmigo por haber hecho aquella propuesta, según él quedarme al lado de un enfermo era la mejor manera de buscar problemas, era tan fácil que nos atacasen y nos robasen que muy probablemente acabaríamos muertos, no entendía como Ulmer aceptó esa idea tan disparatada y al parecer con el también estaba cabreado pero como no tenía suficiente energía para discutirlo no hubo razón para seguir peleándonos. Siempre había visto a Liam como un ser indestructible, él fue uno de los pocos que no se enfermó en el campamento cuando llegó el virus al lugar, pero verlo allí ahora, acostado entre hierba seca y cubierto de mantas mientras le recorría un pequeño sudor por la frente y que aquella tos parecía empeorar por momentos me hacia plantearme si había cometido un error. ¿Había priorizado la vida de las otras personas del grupo antes que la de Liam?, ¿qué ocurriría si no podía ayudarlo, y si empeoraba aún más?, ¿qué pasaría si se moría por mi culpa? De pronto deseché aquellos pensamientos, no era el momento de venirme abajo, cogí uno de los cuencos que me dejó Liam y recogí un poco de nieve del exterior, con un paño seco lo introduje en el cacharro y se lo puse en la frente, su cuerpo se estremeció con aquel contacto. Liam estaba desnudo de la cintura para arriba ya que la fiebre había aumentado unos grados más, ahora su ropa se estaba secando encima de los fardos de heno o eso intentaba hacer. No podíamos encender un fuego debido a la cantidad de hierba seca que había en el lugar y porque el espacio de por sí ya era pequeño y ahora que dos personas y un animal se encontraban en él se había empequeñecido aún más. Cerca de Liam y de mí teníamos un par de candelabros que iluminaban el lugar, una única puerta y una diminuta ventana era lo que cubrían las paredes de la cabaña. La puerta estaba cerrada y atada fuertemente con una cuerda debido a la intensidad del viento, tenía miedo de que se fuese volando por la manera en que se movía, parecía que aquel trozo de madera y el temporal estaban luchando para ver quién de los dos era el más fuerte.

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