Fase primera (antes de mi nuevo comienzo)

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No supe cómo responder a aquellas palabras y durante unos segundos nos quedamos en silencio.    
_ ¡Oh no querida!, ¿no pensarías en nosotros verdad?, a pesar de todo eres de la familia, pero hay gente que desea verte muerta, cuando le contamos a los padres de Julio que lo estabas acusando de algo tan atroz y que pensabas ir a la policía nos dijeron lo que todo sabíamos, que jamás lo culparían pero claro aún así su reputación quedaría dañada así que nos obligaron a guardar silencio y nos amenazaron de que si decías algo que les perjudicasen acabarían contigo y con nuestra reputación, por eso pensamos que lo mejor es que te vayas lejos y que no puedan dar contigo, algo en mi interior me hizo reaccionar porque volví a gritarle. 
_ ¿De verdad piensas que voy a creer en tus palabras?, jamás me consideraste parte de tu familia, solamente me acogisteis porque tuvisteis la oportunidad de echar mano a una herencia que me pertenecía y que jamás se me entregó. Vosotros no tardasteis en vender la casa de mis padres al igual que los objetos que habían en el interior y pudiesen tener algo de valor, nunca reclamé nada porque creí que os lo debía por cuidar de mí, ¡qué estúpida fui! jamás tuvisteis intención de compartir vuestra vida con la mía si no hubiese un interés de por medio, ¡ojalá nunca os hubiese conocido!   
Me miró con desprecio mientras alzaba la voz.  
- ¿Crees que nosotros queríamos cuidar de una adolescente malcriada como tú?, no teníamos opción, nosotros éramos la única familia que te quedaba, te cuidamos, te alimentamos, te dimos ropa y cobijo, te llevamos a uno de los mejores colegios del lugar y  todo eso sale caro, ¿creías que te iba a salir gratis todo eso? No fue fácil vender en los tiempos que corren una casa y algunas baratijas para que tú tuvieses una vida digna, ¿qué hubiese sido de ti si nosotros nos negásemos a acogerte en nuestra familia?, eres una desagradecida,  ¿después de todo lo que estamos haciendo por ti para que no acabes como esos mugrosos que viven en las calles así nos lo compensas?,  tendríamos que abandonarte a tu suerte y no tomarnos tantas molestias contigo, ¿sabes cuánto nos hemos gastado en ti para que nadie se enterase de lo que te ha ocurrido y pagar los gastos de tu viaje? Aunque no lo creas lo que estamos haciendo es para salvarte y algún día nos lo agradecerás. Aquellas fueron las últimas palabras que escuché de mi tía antes de desaparecer detrás de la puerta. Sabía que ésta sería mi última oportunidad para escapar de aquella casa, cogí la mochila del colegio y después de sacar un par de libros que no necesitaría  ahora que no tenían intención de que regresase a la escuela, y cosas que me eran innecesarias para mi huida, empecé a meter la poca ropa que tenía, algo de calzado y sobre todo mi diario, llevaba conmigo desde la muerte de mis padres y ahí contaba todos mis secretos, mis penas, mis tristezas, mis temores, mis sueños y alegrías … en fin cosas que jamás le contaría a nadie. Después de buscar en toda la habitación cosas que podrían resultarme útiles para mi escapada decidí buscar una mochila un poco más grande que había visto unos meses atrás en una de las habitaciones pero al abrir la puerta me la encontré cerrada con llave. Maldije varias veces a mis tíos pero una puerta no iba a ser obstáculo alguno para salir de esa casa. Mi padre antes de morir me había enseñado algunos trucos para sobrevivir en este mundo de locos y uno de ellos era como abrir una puerta  cerrada, después de salir de aquella habitación corrí hasta la sala donde se encontraba la otra mochila. Sabía que mis captores no estaban porque se habían ido un cuarto de hora antes pero aún así anduve con cuidado, mi primo al igual que la persona que ayudaba en la casa seguían por ahí y no tenía ganas de enfrentarme a ellos, además ninguno de los dos me impedirían salir de aquí. Cogí la mochila y metí dentro una manta de mi habitación para mantenerme caliente durante la noche, linternas y cosas  útiles que luego me podrían servir. Entré en la habitación de mis tíos y rebusqué entre sus cosas, cogí algunos papeles míos como mi certificado de nacimiento, también cogí algo de dinero aunque sabía que no me serviría de mucho, en los tiempos en los que vivíamos algo más valioso que el dinero era las medicinas, escaseaban y se pagaban a precio de oro. Cuando iba a cerrar uno de los cajones observé una hoja firmada por Jaime Masellano, el padre de Julio, al leerla descubrí que si me quedaba una pequeña pizca de buenos sentimientos hacia mis tíos éste había desaparecido con aquella carta. Decían que les había entregado una cierta cantidad de dinero a cambio de que yo no involucrase a su hijo en la violación de la que había sido sometida. Ahora no estaba segura de si esas personas a las que quería enviarme mis tíos eran realmente parte de su familia, ya no estaba segura de nada, de lo único cierto era de que yo no había cometido ningún delito, yo había sido la persona perjudicada en todo esto pero aún así querían que desapareciese de sus vidas, sus intereses eran mucho más importantes que mi existencia en este mundo. Salí de su habitación y me fui en busca de medicamentos, me importaba bien poco si en cualquier momento pudiesen necesitar algunas de las medicinas, que se las arreglase comprándolas en el mercado negro yo no tenía intención de dejarles ninguna también cogí algo de comida y bebida, a pesar de que las mochilas estaban completamente llenas encontré dos botes de pintura negra y en cuanto las tuve en mis manos supe enseguida para que la emplearía, sabía que lo que se me estaba pasando por mi cabeza era peligroso, si me cogían estaría en un grave problema, pero en aquel momento poco me importaba, si me cogían la cárcel me parecía aún incluso mejor que acabar con un hombre que podía ser mi padre y darle descendencia. En cuanto metí los botes de pintura en los bolsillos de mi abrigo ya que no había manera de que entrasen en la mochila  salí apresuradamente de aquella casa sin ni siquiera echar la vista atrás, caminé por  zonas  pocos transitadas, no sabía muy bien que harían mis tíos en cuanto supiesen que ya no podrían comercializar conmigo, porque estaba casi segura que lo que me ofrecían  había sido otra transacción más para ganar dinero. Escondí la mochila más pesada en un lugar seguro y después de asegurarme de que nadie se encontraba en los alrededores de la escuela superior cogí la pintura negra y escribí el nombre y apellido de mi agresor poniendo la palabra violador en letras bien grandes, debajo formulé una pregunta, a cuantas chicas más tenía que violar para que lo juzgasen. Esas mismas palabras las pinté en una de las paredes de un edificio de cuatro plantas y por el cual solía pasar gran parte de la gente a primera hora de la mañana, después tiré los botes a la basura y me caminé rápidamente pero sin llamar mucho la atención hacia las afueras de la ciudad, empezaba a anochecer y dentro de unas horas comenzaría el toque de queda, necesitaba llegar hasta el lugar en donde solía encontrarme con Mauro porque sabía perfectamente que sobrevivir sola en estos momentos en cualquier lugar del país y probablemente del mundo era casi impensable.  Estuve esperando a mi amigo durante varios días y con cada nuevo amanecer o anochecer yo me sentía más nerviosa, sabía que no podía quedarme mucho tiempo en este lugar, desconocía los planes de mis tíos pero las pintadas que había hecho ya era un aliciente para que estuviese en busca y captura. Si Mauro no se ponía en contacto conmigo los próximos días yo tendría que irme sola lejos de aquí y estaba muy asustada, la comida que había robado empezaba a escasear y no tenía ni idea en donde comprar más sin que me pillasen. Después de llevar cinco días escondida en aquel agujero escuché un ruido que hizo que me despertase y me pusiese en alerta al instante, tenía un cuchillo pero no tenía ni idea de cómo lo iba a usar en caso de que necesitase defenderme. Cuando vi quién era la persona que había hecho aquellos ruidos salí de mi escondite precipitadamente, por alguna razón encontrarme con Mauro me hacía sentir más segura aunque solo parecía tener un par de años más que yo. Se sorprendió al verme allí a aquellas horas, apenas empezaba a amanecer, cuando su vista se dirigió a las dos mochilas su rostro cambió, supo enseguida que algo andaba mal. Le dije que me había ido de casa de mis tíos, que habían negociado supuestamente con unos familiares para que yo me casase con un hombre de unos cincuentas años para que le diese hijos. Cuando me preguntó por qué razón mis tíos harían una cosa así, no pude contarle toda la verdad, aún no estaba preparada para hablarle de lo que me habían hecho aquellos dos desalmados, aquellos dos monstruos vestidos de gente de bien y que engañaban a todos comportándose con buenos modales. Lo único que pude decirle es que para mis tíos solamente era mercancía vendible, y en cuanto tuvieron la oportunidad de ganar dinero a mi costa pues la aprovecharon. No era de todo una mentira, no sabía si me habían vendido a aquel hombre pero tenía en mi mochila el papel, la carta donde habían aceptado el dinero a cambio del silencio sobre mi violación,  ¿qué pasaría ahora que no consiguieron silenciarme?, no debería preocuparme por mis tíos, ellos jamás se habían preocupado por mí, borré aquellos pensamientos de mi mente y le supliqué a Mauro que me dejase viajar con él.  Mi reciente amigo mostró un signo de preocupación, no pensaba tener compañía, había por fin contactado con gente que conocían a su primo, pronto recibiría noticias de él pero no estaba seguro de cómo acogería su primo la noticia de que llevaría una persona más con él. Su primo había sido una persona muy prudente y no confiaba en la gente sobre todo  en estos tiempos tan complicados para todos, siendo Mauro su primo había tardado un montón de tiempo en que se pusiese en contacto con él, ahora simplemente tendría que recibir un papel con la dirección en donde se encontrarían, llevar a una persona totalmente desconocida para su primo tal vez fuese un problema aunque ésta fuese una chica. Mauro estaba preocupado de que al final su primo no aceptase tener un encuentro con él. Me dijo que tal vez fuese bueno que me escondiese en algún lugar hasta que él hablase con su primo para que me aceptase también en su colonia y luego volviese a por mí. Yo me asusté, no podía hacerme aquello, ¿y si acababan encontrándome?, ¿Y si no regresaba a por mí?, ¿Y sí su primo no me aceptaba? Le rogué y le supliqué que no me abandonase, que no me dejase sola, mis lágrimas resbalaban por mi rostro sin poder contenerlas, Mauro se acercó a mí y pidió que me tranquilizase que no pensaba abandonarme, cuando me envolvió entre sus brazos para consolarme, inmediatamente me eché hacia atrás con miedo en el rostro. Mi amigo me miró sorprendido, no era la primera vez que me daba un abrazo pero después de lo que me había ocurrido no estaba preparada para que otra persona me tocase fuese hombre o mujer, necesitaba tiempo para volver a confiar en la gente.
_ ¿Qué ocurre?, ya te dije que no pienso abandonarte. 
_ Gracias Mauro, te lo agradezco mucho.
Tenía mis brazos cruzados delante de mi pecho como si aquello fuese una barrera que me protegiese, sabía que Mauro no era peligroso, él era mi amigo, ahora el único que tenía pero seguía mostrando las distancias, no podía evitarlo, él me miró lentamente buscando respuestas a mi comportamiento.
_ Ha ocurrido algo más ¿verdad? 
_ No sé a qué te refieres.
Siguió observándome silenciosamente, aquella situación empezaba a incomodarme bastante,  Mauro dio un paso hacia adelante acortando las distancias y yo instintivamente me eché hacia atrás. 
_ ¿Qué ocurre Vera?, quiero ayudarte pero si no me cuentas lo que te pasa si no somos sinceros entre nosotros no sé si nuestro primo nos aceptará, no debe haber secretos entre nosotros o puede que no nos permita entrar en su grupo. 
_ Yo, yo no puedo, yo no estoy preparada aún para contártelo, yo…. Me senté en el suelo y me abracé a mis rodillas  convirtiéndome en una bola humana, las lágrimas volvieron a salir, no quería llorar, me había prometido ser fuerte, me las limpié bruscamente y empecé a calmarme controlando las respiraciones, si no superaba aquello quizás no habría esperanza para mí en este mundo.  Mauro siguió observando, no intentó acercarse, pero sus palabras ya no se escuchaban calmadas.
_ ¿Eres tú verdad?
Levanté la cabeza y lo miré a los ojos preguntándome a que se refería.
_ Eres la chica de las pintadas que he visto ayer en la pared de aquel edificio, ¿a qué sí?, estuve buscándote porque sabía que me marcharía pronto de aquí y quería despedirme de ti y allí estaban aquellas palabras escritas con pintura negra, las pude leer antes de que unos hombres pintaran aquella pared y las hiciesen desaparecer. Julio, era el chico que me dio la paliza junto con sus amigos ¿no es así?, ¡menudo hijo de puta!, me gustaría ir en su busca y romperle todos los huesos, lo siento mucho Vera, como… ¿quieres hablar de ello?
Yo moví la cabeza de un lado para otro, no, no podía hablar de lo ocurrido, no aún.
_ Está bien, no te presionaré para que me lo cuentes, ya lo harás cuando estés preparada.
Se sentó en frente de mí y nos quedamos en silencio mirándonos durante unos segundos para luego cada uno perdernos entre nuestros propios pensamientos. A la semana siguiente se marchó temprano, quería averiguar si ya  había regresado la persona que traería noticias de su primo. En los tiempos que corrían todo avanzaba despacio, arreglar todo lo que se había destruido llevaba su tiempo, avanzar de nuevo hacia una era como la que habíamos vivido no iba a ser tan fácil por eso los teléfonos eran escasos, solo unos pocos se lo podían permitir pero eso sí, no tenían nada que ver con los que la gente habían usado en tiempos pasados, internet seguía sin existir por ahora y mucha gente aun estaba susceptible con las nuevas tecnologías, con los aparatos eléctricos o con todo lo que pudiese volver a mantenernos totalmente controlados, tal vez la vida fuese dura para muchos pero se sentían libres y por ahora querían seguir así. Así que querer saber noticias de otras personas podía tardar mucho tiempo en ser recibidas, sobre todo si esa gente se encontraba bastante lejos una de la otra y dependiendo de la manera en que tenían para comunicarse, en algunos casos tardaban semanas e incluso meses si estabas fuera del continente. Luego de regresar otra vez decepcionado por no saber aún nada de su primo decidió que esperaría a la noche para ir a comprar algunas de las cosas que necesitaríamos para nuestro viaje, sobre todo comida. Estuvimos haciendo un recuento de lo que llevábamos cada uno en nuestras mochilas, cuando miró todos los medicamentos que había robado, sobre todo antibióticos que era una de los productos que más escaseaban pero que todo el mundo necesitaba se le abrió de par en par los ojos. Sabía que con aquella mercancía podíamos conseguir bastante más rápido todo lo que necesitábamos, también era una forma más fácil para llegar a nuestro destino. Aunque todo iba muy lento la gente necesitaba trabajo para sobrevivir a pesar de que estuviese mal pagado pero eso era mejor que nada y arreglar las vías del tren era una de las muchas infraestructuras que necesitábamos. A pesar de que algunos trenes ya estaban en funcionamiento eran pocos los que lo usaban, el precio elevado del billete no era el mayor problema ya que podían subir de polizones fácilmente pero seguía siendo una forma peligrosa de viajar ya que en el tren siempre viajaban algún miembro del CF (cuerpo fronterizo) y del CSLO (cuerpo secreto de ley y orden) que revisaban cada rincón del tren en busca de gente que de alguna manera incumplían la ley , solían pedir tu documentación algo de lo que muchos carecían  si vivías en los suburbios y no estabas de acuerdo con las leyes que tenían impuestas y se les castigaba con multas que no podían pagar o la cárcel. También revisaban todas tus pertenencias y  en algunas ocasiones se quedaban con algunas de la mercancías que llevabas poniendo toda clase de excusas y si protestabas te podía ir peor, así que era por eso que prácticamente solo usaban esa clase de vehículo la gente de dinero. Lo mismo ocurría si cruzabas la frontera o simplemente te cruzabas con ellos y solicitaban revisar lo que llevabas, el abuso de poder estaba al día. Cuando empezaba a guardar de nuevo todas mis pertenencias en la mochila más grande Mauro me propuso que las guardaría él en la suya, solamente para que yo no me pusiese en peligro si alguien intentaba robarme o si la guardia nos pillase pero a pesar de lo mucho que me estaba ayudando yo aún no podía confiar plenamente en él. Los envolví en algunas de las prendas más intimas y los puse al fondo de la mochila, Mauro no volvió a insistir. Después le di algo del dinero que había robado para que pudiese comprar alguna comida, aunque valía menos que los medicamentos o incluso que alguna ropa de abrigo había alguna gente que sí lo aceptaba porque sus necesidades eran otras, también le di una pequeña caja de pastillas, aunque le faltaban unas cuantas estaba segura de que le iba a sacar partido y un par de prendas de abrigo que estaba segura que podía cambiarlas por alguna cosa de valor que necesitaríamos para el viaje pero se negó a cogerlas,  me dijo que el invierno aún no había acabado y probablemente terminaría por necesitarlas y en último caso ya habría otra ocasión para utilizarlas, además no sabía cuánto tiempo más tendríamos que esperar por noticias de su primo.  A pesar del toque de queda Mauro salió para vender o cambiar lo que habíamos juntado y conseguir todo lo que necesitábamos, moverse por la noche era mucho más peligroso y a mí me preocupaba esa situación pero me había dicho que mucho de lo que necesitábamos lo encontraríamos más fácilmente a esas horas y también estaría a unos precios más asequibles sobre todo si sabías buscar bien. Yo no sabía cómo había aprendido a moverse así por el mundo, estaba segura de que no había sido fácil, a mi mente regresaron las imágenes de Julio y sus amigos golpeándolo la primera vez que lo vimos, saqué esas imágenes de mi mente, además si yo tenía algún que otro secreto del que no quería hablar me parecía muy justo que él hiciese lo mismo, así que saqué mi diario de la mochila  y me puse a escribir, no podía dormir, estaba inquieta por lo que le podía ocurrirle, cuando regresó ya habían pasado bastantes horas y yo seguía manteniéndome despierta, suspiré al verlo llegar y con una media sonrisa en su rostro porque decía que había hecho una buena compra. De toda la mercancía que había comprado o canjeado de lo que más orgulloso estaba era de las dos armas que después de enseñármelas las había escondido para que nadie se las robase, una de ella la mantenía bien oculta debajo de su chaqueta. Tal vez aquellas dos armas no fuesen suficientes para protegernos pero eso le hacía sentir más seguro. Mientras comíamos alguno de los productos que había comprado me miró a los ojos y luego habló como sopesando las palabras.
_ Mientras estaba fuera escuché a gente hablar de tu familia y también de ese hijo de puta.
Lo observé durante unos segundos intentado adivinar que es lo que podía haber escuchado para que su rostro estuviese así de alterado, le animé a que siguiese hablando.
_ Hablaban de qué el dinero por borrar las pintadas que tú habías hecho supuestamente corrió a cargo de los padres de ese tipejo a cambio de que tu familia testificasen a su favor.
_ Estoy segura de que eso no les supondría ningún sacrificio a mis tíos, lo harían incluso si no se lo pidiesen siempre y cuando ellos obtuviesen algún beneficio.
_ Además dicen que tu familia habló de que todo lo que escribiste era mentira, que la persona que te atacó fue otro, gente de la zona sur, donde familias pobres con pocos recursos intentan sobrevivir día a día.
_ ¡Oh dios mío!, pero no es cierto.
_ ¿Y a quién le importa?, esa es una buena excusa para que la policía haga una redada y no solo se lleven a algunas personas sino también lo poco que puedan tener de valor. ¿De verdad  creías que con esas pintadas ese cabrón iba a ir a la cárcel?, no puedes ser tan tonta, jamás nadie logrará que gente influente o con dinero vayan a la cárcel a no ser que sea beneficioso para los asuntos de gente más influente y más rica.
_ Yo estaba fuera de sí, mis tíos me habían vendido a las personas que me hicieron daño, querían comprar mi silencio a cambio de dinero, no les importó todo el dolor y la humillación que aquella gente había cometido conmigo, les amenacé que no pensaba quedarme callada aún cuando las consecuencias fuesen más humillantes, tampoco me importaba lo que la gente diría de mí luego de saber la verdad, solo quería sacar todo lo que tenía dentro y que otras personas supiesen de lo que Julio era capaz de hacer. Lo que no me podía imaginar era que los que creía mi única familia de nuevo negociarían conmigo para enviarme lejos y obligarme a casarme con un hombre que me doblaba, más bien triplicaba la edad solo para silenciarme porque los padres del chico que me violó les habían pagado para que eso sucediese.
Saqué de mi mochila la carta y se la entregué, no me importaba que la leyese.
_ Estaba tan enfadada cuando la leí que mientras robaba todas las cosas que podían servirme en mi huida encontré la pintura, ni siquiera lo pensé mucho, tal vez no podría hablar pero al menos lo dejaría escrito para que todo el mundo lo supiese, yo sabía que no lo imputarían, que no le harían nada pero me sentí mejor sabiendo que tanto mis tíos como esa gente no se saldrían con la suya, no conseguirían callarme. Lo que no supe ver eran las consecuencias posteriores, lo siento mucho por esa pobre gente inocente.
Después de leerla me la entregó de nuevo y luego de unos segundos de silencio me miró a los ojos y me habló con una pizca de ira en su voz.
_ Esa gente de poder siempre consiguen lo que quieren sin importar a quien se lleven por delante, aunque las pintadas ya no estén tú sigues en busca y captura, hay quien dice que tus tíos te ingresaron en una casa para enfermos mentales porque según ellos estabas obsesionada con el hijo de esa familia y como él no mostraba interés en ti decidiste llamar la atención de esa manera y lo acusaste de algo que él jamás cometería. Así que algunos creen que tú eres una loca y él la víctima de tu desorden mental.
Me levanté del suelo toda enfadada, aquello ya era el colmo, ¡cómo podían manipular las cosas de tal manera!
_ ¿Eso es lo que piensan?, ¡no puedo creerlo!, sabía que mis tíos no me querían que solo era una pieza de la podían obtener algún tipo de beneficio, no solo se habían quedado con todo el dinero que obtuvieron de las pertenencias de mis padres también querían destruir mi vida a cambio de que la suya se beneficiase, ¡estoy tan cabreada!
Mauro no se acercó porque sabía que yo aún no estaba preparada para sus abrazos pero intentó calmarme con palabras motivadoras. Al día siguiente de nuevo se fue en busca de noticias sobre su primo, cuando regresó aunque se veía feliz en sus palabras había cierto grado de preocupación. Por fin tenía la dirección de su primo pero estaba a cuatro o cinco días de dónde ahora nos encontrábamos y siempre que anduviésemos a buen ritmo, por eso le preocupaba todos los peligros a los que nos podíamos enfrentar.  Ir en tren, en carro o caballo quedaba descartado ya que llamaríamos mucho la atención y probablemente seríamos interceptados por la guardia fronteriza o cualquier organismo de seguridad. Aun así lo preparamos todo para salir al día siguiente de madrugada, también me dijo que ropa ponerme para no llamar mucho la atención y me ayudó a contarme la melena para dejarla por encima del hombro, aquello podía ayudarme tal vez a pasar desapercibida ante las autoridades. Llevar tanto equipaje también podía ser un problema pero intenté disimularlo poniéndome un abrigo encima de la mochila que llevaba a mis espaldas. No tenía ni idea de los peligros a los que nos enfrentaríamos pero para mí salir de esta ciudad era todo un alivio. Antes de emprender nuestra marcha me dio una pequeña pistola y me dijo como debía usarla pero yo me negué a llevarla conmigo, no estaba muy segura de que en caso de que la necesitáramos yo la utilizaría, más bien estaba segura de que terminaría en manos de la otra persona. Al final me entregó un cuchillo y me enseñó unas pocas pero eficaces reglas para poder defenderme y conseguir herir a mi atacante, esperaba no tener que llevarlas a cabo. Aunque el día amaneció con bastante frio nos sirvió para caminar a buen ritmo y entrar en calor, tuvimos que escondernos un par de veces por los continuos avistamientos de distintos cuerpos policiales moviéndose por los alrededores. En cuanto nos fuimos alejando del lugar la policía fue un problema menor ya que a medida que nos alejábamos de la ciudad y nos adentrábamos en la periferia, o en zonas boscosas y abandonadas o desérticas la policía no solía rondar por ahí, pero el peligro era mayor, esos lugares al estar exento de seguridad no existía prácticamente leyes y los saqueos, asesinatos y otras clases de atrocidades estaban casi al orden del día. Eso era lo que le estaba poniendo nervioso a Mauro, no dejaba de mirar hacía todas partes y repetirme varias veces que camináramos más rápido, su mano derecha estaba metida en el bolsillo del abrigo viejo que llevaba puesto y en donde probablemente tenía la pistola, aquella forma de actuar de mi amigo hacía que yo también tuviese miedo y temiese por nuestras vidas.

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