Ya habían pasado tres días y a Ulmer le preocupaba que aquella gente siguiesen allí, también nos empezaba a pasar factura a las personas que nos encontrábamos en el interior de la cueva. El hecho de estar encerrados sin apenas ver la luz del sol o salir al exterior nos hacía sentir más tristes, melancólicos o incluso apáticos y tampoco ayudaba mucho ver la cara de Ulmer tan preocupado, se pasaba varias horas ausente y cuando hacía su aparición nos mantenía ocupados en varias tareas y preparándonos para lo que pudiese ocurrir. Los más ancianos preparaban y afilaban las armas y cocinaban brebajes por si nuestra última opción era luchar contra ellos. Yo le había dicho a Ulmer que porque deberíamos estar preocupados si solo eran seis o incluso siete y nosotros los superábamos en mayoría , él me contó que aquella gente estaba muy bien instruida y aunque algunos de esta comuna peleaban bastante bien no estaban tan preparados como esa gente, además siempre venían equipados con armas poderosas, mejores que las pudiésemos encontrar en el mercado negro, aunque terminasen con los pacmen, algunos de nosotros podían acabar gravemente heridos o en el peor de los casos muertos, eso era lo que más le preocupaba, que se iniciase una lucha, llevaban varios días en el campamento y Ulmer creía que estaban buscando cualquier excusa para llevárselos detenidos o incluso acabar con la vida de algunos de nosotros, estaba seguro que habían venido a eso y en cualquier caso perderíamos fuésemos vencidos o vencedores, la repercusión que causase ese enfrentamiento sería desastroso para nosotros. Fue por eso que nos mantuvo siempre ocupados, no solo aprendiendo a luchar o defendernos durante esos días también nos preparó para una huida si fuese necesario, habíamos colocado en los carros varios sacos de alimentos, semillas y otras cosas necesarias por si tendríamos que salir de este lugar, también nos ordenó empaquetar nuestras cosas y me dio un pequeño macuto donde contenía una parte de los medicamentos, otra parte se lo llevaría otro de nosotros y un pequeño montón se quedaría en la cueva por si lo pudiesen necesitar. Cuando me entregó aquello yo me asusté, parecía que lo peor fuese a ocurrir de un momento a otro, le pregunté porque me lo daba a mí y me contestó que la mayoría de los chicos se quedarían aquí para ayudar a los de afuera, le dije si Mauro también se quedaba y durante unos segundos permaneció callado hasta que me lo confirmó, entonces le hablé de que yo también me quedaría.
_ No puedes, tú debes irte con los demás, necesitarán toda la ayuda posible ahí fuera, en el momento en el que salgáis de esta cueva cualquier peligro os acechará.
_ ¡Pues más motivo para quedarnos aquí y luchar si fuese necesario!
_ Si se produce un enfrentamiento entre los gevos y nosotros este lugar ya no nos servirá de protección, acabarán con la mayoría de esta gran familia.
Aquellas palabras me produjeron un escalofrío, estaba harta de tanta crueldad, de huidas, de tener miedo, de ver morir a la gente….
_ Pero no tiene que pasar nada, tal vez se marchen si no encuentra ningún motivo para un enfrentamiento.
_ Tal vez, de todas maneras debemos estar preparados, si se van sin armar jaleo este lugar puede que ya no nos sirva para seguir viviendo en él, puedo afirmar que después de ellos vendrán otros más, ya no es un lugar seguro. Ahora deberías ayudar a los demás, aún nos queda mucho por hacer y no sabemos lo que ocurrirá en cualquier momento.
Ulmer nos pidió hacer como una especie de barricada con heno y otros materiales cerca de la puerta que nos separaba de nuestros amigos del exterior, si los gevos lograban entrar tendríamos tiempo suficiente para huir por el otro lado mientras estuviese la cueva llena de humo, cosa que podía impedirles avanzar, pero yo esperaba no tener que llegar a esa situación. Una vez que tuvimos tiempo para descansar fui en busca de Mauro, tenía que convencerlo de que los dos deberíamos estar juntos, después de pensar que había muerto mi vida había dejado de tener sentido, no quería pasar de nuevo por eso, aquella noche fue la primera vez que discutimos él y yo, le había rogado permanecer juntos, o bien huyendo con los demás o luchando aquí.
_ ¡Ya es suficiente Vera!, necesito que te comportes como una adulta, no puedo estar siempre pendiente de ti, ¿cómo se supone que debo luchar si tengo que vigilarte para que no te ocurra nada malo?, tienes que irte con los demás y ayudarles, no puedes vivir siempre preocupándote de mí, ¿no ves que eso me hace débil a los ojos de los demás? , ¡tienes que madurar y superar el pasado!
_ ¿Qué quieres decir?
_ Ya lo sabes, Bastian no me ha dejado quedar al otro lado porque me pidió que te vigilase para que no cometieras ninguna tontería, no quería preocuparse más de lo necesario. ¿Le has pedido tú que me dejase en este lado de la puerta?, parece que últimamente mi primo hace todo lo que tú le pidas.
_ ¡Eres un idiota!, yo no le he dicho nada a Bastian, si no te ha dejado estar a su lado no es mi problema, no la tomes conmigo, tal vez cuando te encuentres con él deberías preguntárselo, y sí, tienes razón, debería a partir de ahora arreglármelas sola, tendría que aprender de una vez que las promesas que se hacen son falsas, no debería fiarme de nadie, ¡está bien haz lo que quieras, yo no te necesito y tú no me necesitas a mí, ya lo he entendido!
_ ¡Vera!
Me marché a toda prisa, sin voltear el rostro, necesitaba esconderme, alejarme durante un momento del resto de la gente y sobre todo de Mauro, entendía que estuviese preocupado, cansado, estresado, cabreado… por toda la situación por la que estábamos pasando pero aquellas palabras me habían dolido mucho y no estaba segura de poder perdonárselas. Mientras escribía de nuevo en mi diario María se acercó, Ulmer sabía mi problema con la oscuridad y me permitió tener una pequeña llamita encendida en la noche junto a mi cama.
_ ¿Qué escribes en esas páginas?, parece algo malo, no deberías castigar así a las hojas de tu diario.
_ Estoy enfadada con Mauro, es un idiota,
_ Eso sí que es algo nuevo, nunca pensé que te enfadarías con él, sois como uña y carne, tengo que confesarte que sentía envidia de ti por tener una amistad tan fuerte como la que tienes con Mauro.
_ Pues ya no somos amigos.
_ Estoy segura de que eso no es cierto, mira, hablando de tu amigo.
Mauro entró en la habitación, tenía el rostro cansado, me miró y me pidió perdón, me dijo que quería hablar conmigo pero yo le tiré uno de mis zapatos, parece que aquello le hacía gracia, se acercó y me cogió mi diario.
_ ¡Suéltalo, es mío!
_ No hasta que hablemos.
_ Estoy enfadada contigo, ahora no es el momento.
María se levantó, tenía una media sonrisa en la cara, dijo que iba a beber un poco de agua y que tardaría un rato en volver.
_ ¡No tienes porque irte tú!, es él quien tendría que largase de la habitación.
Después de que se fuese María me miró a los ojos y me pidió nuevamente perdón, yo me tapé los oídos y me negué a escucharlo.
_ Está bien si no quieres escucharme entonces leeré tu diario, quiero saber que has escrito sobre mí.
Me crucé de brazos y sonreí, mi padre me había enseñado criptografía con apenas ocho años, una nueva manera de comunicarnos mediante mensajes codificados, nos inventamos una forma para que nadie pudiese entender lo que escribíamos, ni siquiera mamá era capaz de descifrarlo, nos divertía mucho usar esa manera de comunicarnos, cuando murieron decidí que escribiría en un diario para sacar el dolor que llevaba dentro, tenía miedo de que alguien un día me lo cogiese y descubriese mis sentimientos, mi pasado y todo lo que yo no podía decir en palabras lo expresaba en el diario, así que todo lo que había escrito estaba codificado, al principio fue difícil pero ahora escribía mucho más rápido sin necesidad de leerlas varias veces por si hubiese fallado empleando la codificación que me enseñó mi padre.
_ ¿Qué dice aquí, es algún idioma inventado?
_ ¿Creías que te dejaría leer mi diario así sin más?, está codificado tonto, no pensarías que sería tan estúpida para dejar que cualquiera pudiese leerlo así como así.
Me lo entregó de nuevo y se sentó a mi lado, mi pidió otra vez perdón y me dijo que lo sentía mucho, que estaba enfadado y que no pensaba lo que decía.
_ Entiendo que estés enfadado, todos aquí nos estamos volviendo locos un poco, si no se van pronto terminaremos tirándonos los trastos los unos a los otros.
_ No solo estoy enfadado por la situación en la que nos encontramos, no entiendes, también estoy enfadado contigo, ¿Por qué crees que en estos días de encierro apenas hemos hablado, cuando antes lo hacíamos continuamente?
_ Yo lo siento, estos días han sido un caos, todo el mundo está ocupado y te he visto malhumorado, quería darte espacio.
_ ¿Darme espacio?, ¿no te has preguntado que a lo mejor necesitaba hablar con alguien?, sabes, siento que no me lo estás contando todo, que escondes algún secreto, antes de nuestro encierro te he visto hablar con Bastian, y siento que cuando te encuentras conmigo intentas evitarme, creí que éramos amigos pero ahora pareces más cercana a mi primo que a mí, y me cabrea que solo te acerques a mi lado para decirme lo que debería o no debería hacer. ¿Qué ocurre entre mi primo y tú?
_ ¡No intento evitarte, eres mi mejor amigo! , sabes que siempre estaré de tu lado y que me preocupa mucho lo que pueda ocurrirte, ¿si te sentías mal porque no me buscaste para decírmelo?
_ Ya te dije, porque parecía que intentabas evitarme.
_ ¡Eso no es cierto!
_ Entonces dime, ¿qué hay entre tú y Bastian?
_ ¡Nada!
Mauro se levantó y después de desearme las buenas noches camino hacia la salida de mi habitación.
_ ¡Espera!, tienes razón, no quería contártelo porque aún no he decidido nada pero prometimos no tener secretos entre los dos y aunque sigo un poco enfadada contigo te lo voy a contar.
Mi amigo volvió a sentarse a mi lado esperando a que hablase.
_ Bastian me pidió que me fuese con él
Se lo solté así sin más, aunque lo que estaba ocurriendo con los gevos mantenía buena parte de mi mente ocupada no había dejado de pensar en las palabras de Bastian antes de acabar encerrados en la cueva.
_ ¿Qué significa eso, puedes explicármelo?,
Ahora Mauro tenía el ceño fruncido, aquellas palabras que escuchó no le gustó nada, después de hablarle de lo que me dijo Bastian exceptuando contarle los momentos de intimidad que tuvimos mi amigo se mostró enfadado.
_ ¿Por qué no me lo has contado antes?, creía que yo te importaba un poco, ¿y qué es lo que tienes que pensar, piensas abandonarme, abandonarnos a todos e irte con Bastian?, ¿cuánto tiempo crees que puede durar ese romance?, en cuanto se aburra de ti te plantará, ¿entonces qué harás, me buscarás? ¿Sabes?, yo sí lo tendría claro si una chica me pidiese elegir entre ella y tú.
Se levantó bruscamente y yo hice lo mismo, ese era uno de los motivos por lo que no quería contárselo, no quería que se enfadase con su primo y mucho menos conmigo.
_ Espera, sé que estaba confundida y que tendría que contártelo pero tenía miedo de que reaccionaras como lo estás haciendo ahora, estaba confusa, yo te quiero pero mis sentimientos hacia Bastian aun no sé muy bien cómo definirlos, él me gusta y me preocupa cuando no lo veo, como ahora, me siento mal cuando le sonríe a otras chicas o es demasiado agradable con ellas y me siento bien cuando estoy con él pero tú también eres importante para mí y que me haga elegir entre tú y él no me parece justo, me asusta pensar en no volverlo a ver pero me asusta más no volver a verte a ti. Mauro cuando salgamos de esta cueva le diré que no me pienso alejar de ti mientras tú quieras que siga a tu lado, que eres mi mejor amigo y que necesito estar contigo pero también le diré que me gusta y que me gustaría que pudiésemos estar juntos.
_ ¿Estás segura?, no creo que sea hombre para ti, no me gustaría que te hiciese sufrir.
_ Ya te he dicho que te elegiría a ti primero pero necesito arriesgarme con esto, puede que estés equivocado y me quiera de verdad.
_ Yo no he dicho que no te quiera pero, ¿hasta cuándo?
_ Por lo menos debería intentarlo, ¿no crees? , tal vez merezca la pena.
_ ¿Y si se quiere ir igual, te irás con él?
_ Primero intentaré convencerlo de que ésta es su familia y que aquí es donde debemos estar.
_ Prométeme que si te convence para irte con él me lo dirás y no te irás sin despedirte de mí.
_ Te lo prometo y para que veas que siempre serás mi mejor amigo y que no hay secretos entre tú y yo te hablaré de mi escritura codificada.
Le mostré como se podía descifrar y se lo escribí en una hoja para que si algún día nos separasen buscase la manera de escribirme en clave para volvernos a encontrar. Hicimos unos ensayos y luego de un rato mandándonos mensajes consiguió leerlos, aunque tuvo que mirar la hoja donde le había escrito la manera de poder descifrarlos.
_ Intenta memorizarla y luego rompe la hoja, cuando todo esto termine nos divertiremos descifrando los mensajes.
_ ¿Tiene algún nombre esa forma de codificación?
_ Mi padre me pidió que le diese un nombre y que lo firmase de esa manera así siempre sabría que era yo quien le escribía. Se llama Tabsavit.
Nos despertamos con ruidos y gritos que provenían del exterior, nos levantamos rápidamente y nos reunimos todos en la zona donde se encontraban los animales. Ulmer apareció rápidamente, dijo que nos preparásemos para la huida, escuchamos una detonación, como si alguien disparase y luego más gritos.
_ ¡Venga deprisa no hay tiempo que perder!
Todos o la mayoría estábamos asustados, cogí mi mochila y el macuto y busqué a Mauro, sabía que no iba a convencerlo de que se uniese a nosotros y yo no podía abandonar a la gente que ahora escapada para encontrarse con otros peligros fuera de este campamento, lo abracé y le dije que tuviese mucho cuidado y que si no regresaba a mi lado lo lamentaría. Seguí escuchando ruidos, gritos y disparos en el exterior, esperaba que no hubiese ningún herido y aunque sonaba egoísta mi mayor preocupación era que a Bastian no le ocurriese nada malo. Sacamos los caballos con las dos carretillas con prisa, todo estaba ya colocado en su mayoría en sacos y atado en las carretas, había unos pequeños asientos en la parte delantera para los más ancianos, en cuando todos estuvieron fuera, entré de nuevo, le pedí a Miguel que me dejase a mí el candelabro y que se ocupase él de que todos estuviesen ya fuera, María me acompañó y corrimos hacia la barricada, Ulmer y algunos más ya estaban intentando abrir la puerta hacia el exterior para ayudar a Bastian y los demás, Mauro estaba con él, le grité que no se olvidase de buscarme y que lo quería, Ulmer gritó que prendiese el fuego y María me cogió el candelabro y se subió a la barricada mientras me gritaba que lo sentía mucho pero sentía que su deber era estar al otro lado y ayudarlos, intentaron disuadirla para que regresase a mi lado pero no hizo caso y prendió fuego al montón de hierba seca que habíamos colocado como barrera, yo solo podía observarla sin poder hablarle, aquello me había cogido tan de sorpresa que no sabía cómo reaccionar, me hubiese gustado ser ella pero no podía abandonar a la gente que estaba huyendo y que necesitaban de toda nuestra ayuda, sobre todo los niños y los más ancianos, se me escapó una lágrima y le grité que tuviese cuidado cuando las llamas ya estaban tocando el techo de la cueva y empezaba a ser peligroso quedarse allí, me dijo que me quería antes de que se echase a correr y de que la cueva se llenase de humo. No sabía que estaba ocurriendo en el campamento que habíamos dejado atrás, no sabía si nos encontrarían si seguíamos caminando a ese paso y tenía miedo de lo que vendría después, mañana o de nuestro futuro próximo. ¿A cuántos más obstáculos tendríamos que enfrentarlos antes de poder vivir tranquilamente y en paz? ¿Cuánto más tendríamos que pelear para que no tuviésemos miedo del futuro y pudiésemos vivir sin pesadillas por nuestro pasado? Eché la vista hacia atrás, a lo lejos se podía ver el humo sobresaliendo de las montañas que nos habíamos visto obligados a abandonar, ahora nuestro pequeña comuna se componía de tres caballos y dos carretas llenas de mercancía para sobrevivir una temporada, mochilas y pequeños sacos cargados de recuerdos y necesidades, como medicamentos, armas y otros enseres.

ESTÁS LEYENDO
TABSAVIT
Historical FictionEn un mundo de caos y de destrucción una chica lucha por sobrevivir junto a su mejor amigo Mauro y acaban en un campamento junto a otra gente que también huyen de una vida precaria, allí conoce el amor y el calor de una gran familia pero también e...