semana veinte, semana veintiuna, semana veintidós ( tercera parte)

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Su boca se acercó a la mía despacio, en cuanto sus labios chocaron con los míos su lengua se adentró en mi interior intentando que la mía se moviese a su ritmo, el beso era suave e intenso pero las mariposas que se movían en el interior de mi estómago y me hacían cosquillas dejaron de moverse al cabo de un rato, besaba bien de eso no cabía duda pero lo que yo sentía cuando me besaba Bastian no tenía nada que ver con lo que ahora estaba sintiendo, este era un beso cálido, agradable pero no había otros sentimientos muchos más fuertes y deseosos como los que sentía con su primo, después de un rato dejó de besarme y nos miramos fijamente, fue él el primero que habló.
_ El beso ha sido fantástico pero tienes razón, lo que sentimos entre nosotros no tiene nada que ver con lo siento cuando beso a Thaisa.
_ ¿Estás diciendo que beso mal?
_ El beso ha estado bien pero no volvería a besarte a no ser que estés en peligro de muerte.
_ Lo mismo digo, ¿y ahora porque no me dices que me has perdonado y regresamos juntos al campamento?
_ Te has pasado un montón conmigo así que aún necesitas hacer varias cosas por mí antes de que te perdone, pero podemos volver a ser amigos.
_ Trato hecho.
_ ¿Vas a regresar con Thaisa?
_ No lo sé, y tú, ¿ya has olvidado a Bastian?
_ Por completo.
_ ¡Mentirosa!
_Melisa está esperando un hijo suyo y ahora él y Debra están juntos, no quiero dedicar más tiempo de mi vida pensando en él, no se lo merece.
_ ¿Sabes? no pensaba decírtelo pero creo que mereces saberlo, escuché a Hanno hablando con Liam, le decía que Bastian le había confesado a Debra que no la quería a su lado porque no estaba enamorado de ella y que le haría sufrir, y que a la única persona que amaba eras tú.
Mi cuerpo se retorció de dolor, intenté aparentar calma.
_ ¿Entonces porque no ha regresado?, ¿Por qué ha permitido que Debra siga a su lado?, ¿Por qué ha dejado embarazada a Melisa?
_ Vera no lo sé
_ Yo sí, porque otra vez ha mentido, porque de nuevo ha sido un cobarde, no quiero saber nada más de él Mauro.
Regresar al campamento al lado de Mauro y con una sonrisa en los labios era lo mejor que me había sucedido ese día y aunque nuestra amistad se había deteriorado un poco haría lo que fuese para que volviese a confiar en mí y jamás volvería a hacerle daño, no lo juzgaría sin antes hablarlo con él, había aprendido la lección. Mientras cruzábamos el muro me contó que fue él quien había puesto las flores silvestres en la tumba de Lía. Aquella tarde hablé con Thaisa le conté lo del beso que nos habíamos dado pero que ninguno de los dos había sentido nada y que ahora que ya estaba seguro de que no estaba enamorado de mí, ella tendría una nueva oportunidad para conquistarlo sobre todo porque los besos que ella le daba habían dejado huella en mi amigo o eso es lo que me había confesado Mauro. Esa noche fue una de las primeras veces que me sentí feliz, aunque había pensado en Bastian cuando me besaba con mi amigo ahora lo había apartado de mi mente, ni él ni Debra merecían un minuto más de mi tiempo, Mauro había regresado al grupo y todos nos divertimos hasta la hora de irse a dormir. A la mañana siguiente fingí estar enferma y pedí a Liam que fuese María en mi lugar a la ciudad, no dijo nada pero ese chico sabía que tramábamos algo, creo que era demasiado inteligente para nosotros, aun así seguimos con nuestro plan, esperaba que a su regreso todo estuviese bien entre ellos. Rodrigo se había quedado como segundo líder y Hanno le echaba una mano para que todo funcionase bien, durante los días siguientes yo la pasaba con Amador en las cuadras ayudándole con los animales, también con el barro que conseguían los chicos creábamos distintos tipos de cuencos o tarros, eran de diferentes tamaños y grosor. Lo que más me gustaba hacer era enseñar a los más jóvenes, nos dividíamos en grupos de tres y cada semana nos turnábamos. Estaban los más chicos que se les enseñaba a leer  y escribir, luego los que aprendían geografía, historia, matemáticas, lengua e idiomas y por último lo más grande que aprendíamos de todo, desde confeccionar un colchón de paja a hacer cuchillos, juguetes, instrumentos musicales … con madera, teníamos tiempo para trabajar y para aprender, incluso algunas de nosotros escribíamos relatos o pequeñas historias divertidas y siempre con un final feliz para que los niños pudiesen vivir sus propias aventuras escritas en un cuento que luego leían o le contaban en las horas de clase o cuando se iban a dormir. Atrás habíamos dejado un campamento donde tuvimos que abandonar muchas de las cosas que se fueron construyendo día tras día y donde nos sentíamos seguros pero ahora con el paso de los días este nuevo campamento se estaba convirtiendo en nuestro nuevo hogar donde poder de nuevo empezar y en el que teníamos puestas nuevas ilusiones y sensaciones de que aquí también podíamos sentirnos felices y seguros.  Después de unos días esperando a que los que se habían ido regresasen sin ningún contratiempo nos alegramos cuando los vimos aparecer por las llanuras en dirección al bosque. En cuanto vimos su caras supimos de inmediato que algo había ocurrido, ninguno de los que habían marchado regresaban heridos y a pesar de que aquella ciudad era pequeña habían conseguido comprar algunas cosas necesarias, sobre todo teníamos que darle las gracias a Eider porque una vez más nos había salvado, él era un buen negociante, uno de los mejores con los que cualquier persona podía encontrarse y había conseguido comprar  un cerdo, una oveja preñada y unas cuantas gallinas a un precio excelente, claro que también tuvieron que intercambiarlo por un caballo y dinero pero también consiguieron algunas prendas de abrigo y algo de comida, vasijas de arcilla.. Lo mejor fue el perro de pelo largo y negro que se habían encontrado de regreso a casa y que después de darle de comer decidió seguirles, era bueno, cariñoso y juguetón y los niños y no tan niños estaban encantados con él. Lo único que no lograron  comprar en la ciudad eran semillas y medicinas y el etanol que habían conseguido no duraría para todo el invierno, solo vendían una cantidad determinada por persona. Amador estaba encantado en tener más animales que cuidar y es que los cuidaba mejor que nadie mientras que su mujer Elena era una muy buena cocinera y una gran herborista. Habíamos tapiado prácticamente todos los huecos por donde el frio se colaba con sacos de arena y lonas gruesas, también habíamos creado colchones de hierba seca para no tener que dormir al ras del suelo cuando llegase el invierno y varias de las  tiendas de lonas se convirtieron en improvisados invernaderos con la llegada de las fuertes lluvias, por supuesto teníamos almacenados troncos y leña, distintos tipos de hierbas medicinales, agua potable… y se habían plantado diferentes verduras y hortalizas además de hierbas medicinales y naturales que sobreviviesen a los inviernos duros. Liam seguía preocupado por la poca mercancía conseguida y sabía que antes de que llegase el invierno necesitarían salir del campamento y buscar una nueva ciudad en donde comprar y vender para obtener lo que necesitamos. También estaba preocupado por las diferentes noticias que corrían entre la gente, que la guerra que decían que había terminado unos años atrás no era cierto, la gente seguía empobreciéndose y los que se habían quedado en las ciudades más grandes y donde el progreso avanzaba ahora regresaban a los suburbios por miedo a que los convirtieran en esclavistas o se les privase  de la libertad, cada vez había una mayor diferencia entre estatus sociales, la gente tenía que estar prevenida si una vez más se originaba una llamada masiva para luchar contra la gente que tenían el  control.  Nuevamente organizaron un viaje para que pudiesen conseguir todo lo que se necesitase antes de la llegada del invierno, sobre todo medicinas, gas inflamable, más ropa de abrigo, alimentos… Esta vez se iban Marcos, dos hombres más, Rodrigo, Mauro  y por supuesto Eider, a mí no me gustaba la idea de que mi amigo se alejase del campamento tanto tiempo pero ahora ya no podía impedírselo, algo en nosotros se había roto y el miedo a separarnos pasó a un segundo plano, ahora los dos tendríamos que confiar el uno en el otro y tener nuestro propio espacio, seguíamos preocuparnos por la vida de la otra persona, éramos los mejores amigos pero teníamos que vivir nuestras propias aventuras. Se llevaron algunos caballos y un carruaje para no llamar mucho la atención.

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