Semana veinte, semana veintiuna, semana veintidós (segunda parte)

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La conversación no había ido nada bien y lo había dejado plantado allí mientras me observaba alejándome de él, a pesar de que yo lo consideraba mi amigo y de que me había visto llorar alguna vez, no estaba dispuesta a derramar otra vez lágrimas delante de él. Cuando llegué junto a mis compañeras de cuarto me encontré con que ellas tres mantenían una conversación acalorada con Olivia y sus amigas. Ellas querían que Thaisa regresase a su grupo y no se quedase con el grupo de las perdedoras como esas tipejas nos llamaban pero Thaisa le dijo que prefería estar con nosotras y que si quería Olivia podía unirse a nosotras. Aquello me molestó un poco porque de todas las amigas de Debra la peor que me caía era ella, Olivia, por suerte había contestado que no, que nunca traicionaría a Debra y que aunque no estuviese aquí en el campamento se alegraba por ella porque por fin había conseguido lo que quería, que ella era la más valiente de todas, la más tenaz, la más persuasiva, una multitasking, y no sé cuantos adjetivos más de lo maravillosa y hermosa que era Debra y que por eso a Bastian le gustaba tanto, no sin razón ahora estaba con él. Fue María la que le dijo que eso estaba por verse y que tal vez ahora estuviese sola en la ciudad, abandonada por Bastian.
_ Mi amiga Debra no es Melisa, a ella no la abandonaría, se nota que a Bastian le gusta, yo misma los he visto muy acaramelados en la ciudad, se mostró muy preocupado por ella cuando la hirieron y no se movió de su lado hasta que despertó, Bastian nunca nombró a Melisa mientras estuve allí, o bien se olvidó de ella o bien ese hijo no es suyo, vete a saber tú quien le hizo ese bombo y ahora quiere encasquetárselo a él, todas sabemos que hay chicas que harían cualquier cosa para llamar su atención.
Mientras Olivia decía aquellas cosas sobre Melisa supe que sus últimas palabras iban dirigidas a mí por la mirada que me echó, sabía que no debía responder a las provocaciones de aquellas individuas pero no podía dejar que hablasen así de nuestra amiga, cuando empezaba a caminar hacia ellas Thaisa me detuvo.
_ ¿Qué es lo que más te molesta Olivia, que tú no pudieses conseguir lo que ha conseguido Melisa de Bastian ó que te echara de la ciudad y te impidiese quedarte con él y con Debra?
Los ojos de Olivia echaban chispas mientras que sus amigas abrían la boca por la sorpresa de ver a nuestra reciente amiga defendernos del ataque de su antigua compañera, Thaisa se mostraba calmada al lado de Melisa y las demás mostrábamos una pequeña sonrisa en la comisura de los labios.
_ ¡Te arrepentirás de haber cambiado de bando, ya lo verás!
Después de que se fuese nos abrazamos entre las cuatro dando pequeños saltitos por haber derrotado por una vez a aquellas chicas molestas, le dimos las gracias a Thaisa por haberse puesto de nuestra parte y ella sonrió.
_ Ahora me doy cuenta de lo molesta e insufrible que tenía que ser.
Aquella noche mientras no juntamos para cenar nos dimos cuenta que en nuestro grupo faltaba Mauro, Thaisa me llevó a parte y me preguntó si ya hablara con él, le dije que sí pero que seguía molesto conmigo y que puede que  tardase algún tiempo en perdonarme. Quién se acercó a nuestro grupo fue Tobías, el chico nuevo que había llegado, ahora se veía mejor, aunque era flacucho su aspecto ya no se veía tan desastroso como cuando llegó, su barba desapareció y su pelo negro ahora estaba más corto y limpio, igual que su rostro y su aspecto. La ropa le sentaba bien y se desenvolvía a las mil maravillas con las demás personas. Nos contó que él y sus hermanos llegaron a la ciudad un par de semanas atrás pero sorprendieron a sus padres robando y se los llevaron, a pesar  de que estuvieron buscándolos no sabían nada de ellos, se habían metido en problemas cuando se encontraron con Eider y fue él y sus amigos quien los salvo de que le diesen una paliza a él y a sus hermanos, tenía miedo por ellos y por eso decidió venirse con Eider, ahora sabía que había tomado una buena decisión. Tobías era el mayor de los tres hermanos, tenía veinticuatro años aunque aparentaba alguno más, Tadeo era de pelo acastañado, ahora se lo habían cortado y estaba limpio y aseado, ya no quedaba rastro de aquella barba que impedía ver su bonito rostro, estaba hablando con unos chicos y su sonrisa era bonita luego al ver a su hermano con nosotros se encaminó hacia donde nos encontrábamos, tenía diecisiete años aunque aparentaba catorce o quince por su aspecto aniñado, y luego estaba su hermana Talitha, era tímida y su cabello largo y castaño ahora limpio le caía en bonitas ondas sobre su espalda, se había bañado y puesto un vestido que le quedaba un poco largo y flojo, estaba muy delgada y no parecía tener ocho años, más bien cinco o seis, estaba jugando con otros niños pero en cuanto vio a su hermano mayor corrió hacia él y se abrazó a sus piernas, Tobías la cogió entre sus brazos mientras le sonreía y le presentaba a sus nuevos amigos, ella escondía de vez en cuando su carita sonriente entre el cuerpo de su hermano. Saber que Eider había ayudado a aquellos chicos y llevados al campamento hacia que me cayese un poco mejor, me hubiese gustado que estuviese con nosotros cuando Rodrigo y Fernando decidieron abandonar a aquella familia a su suerte, tal vez él hubiese cambiado de alguna manera el futuro de aquella gente.
_ ¿Qué te ocurre, pareces triste?
_ Tranquila María, no es nada.
_ ¿Dónde está Mauro, seguís enfadados?
_ Algo así.
Aquella noche cuando me acosté seguía sin saber de Mauro, sabía que tenía que darle tiempo para que perdonase mi comportamiento pero por alguna razón sentía que él y yo ya nunca volveríamos a ser los mismos de antes, algo se había roto entre nosotros y eso me entristecía. Al día siguiente me encontré con Liam, últimamente no podía dormir bien y me levantaba antes de que las demás chicas de la habitación se despertasen, me había puesto una de mis sudaderas que ahora se veía vieja pero que abrigaba cuando el tiempo era frío como el de hoy. Estaba ayudando en la cocina cuando lo vi salir por la puerta principal, terminé lo que estaba haciendo y lo busqué por el exterior del edificio principal, al no verlo me fui hasta las cuadras y luego al edificio que habíamos convertido en almacén. Allí estaba pensativo, al escuchar unos pasos se dio la vuelta rápidamente sacando uno de sus cuchillos del cinturón, cuando me vio se calmó y guardó el arma.
_ ¿Qué haces tú aquí tan temprano?
_ Lo mismo digo, ¿tú tampoco puedes dormir?
_ Algo así, por cierto me alegra que hayas decidido quedarte.
_  Gracias, pero ¿por qué estás aquí, qué pasa, te preocupa algo?
Se mantuvo en silencio durante unos minutos mientras yo esperaba impaciente a que hablase.
_ Tranquilo, no pienso contárselo a nadie, ¿tan malo es?
_ Pronto llegará el invierno y me preocupa que no tengamos suficientes provisiones, necesitamos medicamentos, alimentos, ropa de abrigo y otros materiales y aún así puede que eso no sea suficiente, tampoco sé como podremos hacernos con todo eso en una ciudad tan pequeña como la que está a día y medio de aquí, necesitamos encontrar una ciudad más grande de la que proveernos de todo lo necesario para sobrevivir y no sé qué tan lejos estará de este lugar, también tenemos que terminar de acondicionar lo que ahora llamamos hogar  para protegernos del frío invierno y aún nos queda mucho por hacer, estoy preocupado porque no sé si lo lograremos. El lugar de donde tuvimos que marcharnos estaba muy bien porque la cueva nos protegía de los duros inviernos y los calurosos veranos, este lugar no es tan seguro y tampoco está preparado para soportar bajas temperaturas, me preocupa que ocurrirá con nosotros si las heladas permanecen más tiempo del que esperábamos.
_ Liam estoy segura de que saldremos de ésta, tienes a tu lado mucha gente que está dispuesta a darlo todo para que así sea, simplemente confía más en todos nosotros, además lo estás haciendo bien, no deberías preocuparte tanto.
_ Supongo que tienes razón, por cierto mañana llega a la ciudad un cargamento de ropa de abrigo, algunos objetos que pueden ser útiles para usar en el invierno y cosas necesarias para la llegada de la estación más fría del año, Eider, yo, Gary y Clara visitaremos la ciudad para ver si podemos comprar algunas cosas, sobre todo medicinas pero necesito a alguien más que le eche una mano a Clara, ¿te apuntas?
_ Por supuesto.
Aquella tarde hablé con María, ella sería la que fuese en mi lugar, tal vez así tendría la oportunidad de que Liam conociese mejor a mi amiga y viese lo que todas nosotras veíamos en ella, lo maravillosa que era. Aquel día Mauro tampoco comió con nosotros, aceptaba que me evitase a mí, supongo que me lo merecía pero que dejase de lado a sus amigos eso me molestaba, se estaba comportando como un chiquillo que ha tenido una rabieta. ¿Dónde demonios se escondía? Después de buscarlo hasta el aburrimiento lo encontré saliendo del bosque y caminando hacia los edificios, lo arrinconé detrás de los muros, uno de los que todavía no se caía a trozos y sobresalía por encima de nuestras cabezas.
_ ¿Qué ocurre?
_ Ahora me vas a escuchar y no pienso irme hasta que no admitas que te estás comportando como un chiquillo de diez años.
_ ¿Intestas de nuevo insultarme?
_No, intento que recapacites sobre tu actitud y que dejes de esconderte de mí, entiendo que quieras evitarme, vale me he comportado como una cerda pero ahora eres tú el que está siendo un idiota alejándote de las personas que te quieren.
_ ¿Y quiénes son esas personas?, yo no veo a ninguna por aquí.
_ Deja de hacerme sentir mal, ya te he pedido perdón un millón de veces y no me importa pedírtelo otro millón más pero acepta que tú también tienes parte de culpa. Me ocultaste cosas, habíamos quedado en no tener secretos y tú saliste con Thaisa y no me hablaste de ello, me tuve que enterar por mi amiga de que no solo habíais tenido un romance también que habíais roto, ¿en dónde está ese amigo que se supone que me lo contaba todo?
_ Está bien, no te lo conté, ¿y qué?, eso no puede compararse con lo que tú me hiciste.
_ Lo sé y ya me he disculpado, no puedo volver atrás así que acéptalo y supéralo o alejémonos el uno del otro, puedo aceptar mi culpa y salir del grupo pero tú tienes que regresar con ellos, te echan de menos, sobre todo Thaisa.
_ Thaisa y yo ya no estamos juntos.
_ Lo sé, te lo acabo de decir tonto pero eso no significa que ella no te eche de menos. He intentado explicarle que entre tú y yo solo hay una fuerte amistad aunque ahora ya no sé si tenemos algo de eso, Thaisa cree que has cortado con ella porque estás enamorado de mí.
_ ¿Y tú por qué estás tan segura de que no estamos enamorados el uno del otro?
_ Porque yo no te quiero de ese modo y tú a mi tampoco.
_ ¿En qué te basas?
_ Tú sabes muy bien lo que siento, he sentido por Bastian y tú por Thaisa, os he visto besaros y créeme, nosotros dos no tendremos nunca ese tipo de relación.
_ ¿Por qué?, nunca nos hemos besado, puede que escogiésemos la pareja equivocada, puede que tal vez tengamos que besarnos para descubrir que nosotros dos estamos destinados a estar juntos.
_ Está bien, hagámoslo.
_ ¡Qué!
_ Besémonos, si con eso consigo que dejes de comportarte como un idiota y me perdones vamos a besarnos, comprobemos si es cierto que entre tú y yo puede saltar chispas.
_ Ahora no estoy de humor y sigo enfadado contigo, no me puedes pedir que te bese en un momento como este.
_ Ahhhhhh, no pienso proponértelo de nuevo, esta será la única oportunidad que tengamos de averiguarlo.
Mauro y yo nos miramos a los ojos, ninguno de los dos nos movimos, ninguno de los dos dio el primer paso, luego de un rato así decidí que aquello era una tontería y que aún no entendía como había llegado a eso. Suspiré hastiada y luego di media vuelta para emprender el camino de regreso a casa, en aquel momento Mauro se acercó a mí me cogió por el brazo e hizo girar mi cuerpo chocando con el suyo, me abrazó fuertemente acercándome más a su pecho y luego de mirarme a los ojos me susurró al oído.
_Ahora te voy a besar.

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