Semana catorce, semana quince y semana dieciséis ( tercera parte)

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Una hora después lo habíamos colocado en una gran piedra y prendido fuego, no queríamos que acabase comido por animales o pudriéndose al aire libre donde podía generar todo tipo de enfermedades, el estado pagaba a gente que recogía a personas muertas y las quemaban o enterraban en fosas comunes para evitar posibles placas. Nosotros tampoco queríamos que acabase en una fosa común, mientras el fuego consumía su cuerpo escuchamos a lo lejos el ruido de cascos de caballos, varias personas subidas en ellos y otras en los carros de los que tiraban los animales se movían hacia la ciudad pero una vez visto el humo ahora se dirigían hacia nosotros, nos pusimos en guardia, no había tiempo para seguir llorando por el abuelo André, los más jóvenes y ancianos  estaban protegidos por el resto que ya nos habíamos hecho con las armas, en cuanto se acercaron un poco más tiré mi arma al suelo y grité el nombre de mi amigo. Era una mezcla extraña de sentimientos, aunque estábamos tristes por la muerte del anciano, preocupados porque Rodrigo aún no había regresado también nos alegrábamos de que por fin el resto del grupo nos hubiese encontrado. Una vez que bajaron todos de los caballos y de las carretas nos abrazamos, yo fui corriendo a los brazos de Mauro, luego fue María que volvió a pedirme perdón por haber tomado aquella decisión, también le di un fuerte abrazo a Clara, me alegraba de verla con vida y a Liam, con los demás aún no me sentía cómoda y simplemente los saludé. Busqué con la mirada a Bastian pero no lo encontré y sentí un fuerte dolor de estómago seguido de un escalofrío y miedo a la vez, ¿en dónde estaba Bastian, porqué no había venido con ellos?, ¿y Debra?, ella tampoco estaba. Faltaba gente y algunos empezaron a preguntar por ellos, Liam fue el que habló, dijo que a Debra la habían dado un par de puñaladas, al igual que a Eider y a otro chico que le dispararon en la pierna y en el estómago pero que luego de llevarlos a la ciudad ahora al parecer no corrían peligro su vida pero necesitaban unos días o quizás unas semanas para que pudiesen viajar, Bastian, Ulmer, Olivia y algunos más se quedarían con ellos. Me fijé en Liam tenía un brazo vendado, luego le eché la vista a Mauro, él por suerte estaba bien. Aunque Debra y yo no éramos amigas me sentía mal por ella y esperaba que se recuperase pronto, uno de los chicos les preguntó cómo nos había encontrado y Mauro habló.
_ Fue gracias a Vera y las pistas que fue dejando, gracias por esos tabsavit.
Me sonrió y me guiñó un ojo, nadie entendía lo que me estaba diciendo mi amigo pero aún así lo dejamos pasar, aquel era un secreto entre Mauro y yo y me gustaba que siguiese así, luego volvió a hablar.
_ Por cierto Bastian nos dijo que tardaría en volver y que cuidáramos de vosotros.
Mientras hablaba me miró fijamente a los ojos, supongo que su primo le había dado un mensaje para mí.
Fue una chica la que preguntó cuánto tiempo tardarían en regresar, esta vez fue Liam el que habló.
_ En cuanto estén en condiciones de cabalgar saldrán de la ciudad, es peligroso quedarse allí en cuanto se enteren de que los gevos  que han mandado al campamento desaparecieron, Eider y los demás nos buscarán, estoy seguro de que sabrán encontrarnos, Ulmer se unirá a nosotros más tarde, Bastian esperará a que todos se recuperen y se irá por otro lado, abandona el campamento durante un tiempo, no sabemos cuándo regresará.
 Escuchar aquello me sentó como si me echasen un jarrón de agua fría por mi cuerpo, me quedé helada, Bastian se había ido y lo había hecho sin mí, ni siquiera se había despedido, ¿qué había sido de su promesa cuando nos vimos por última vez?
_ Ahora soy yo el que pregunta, ¿qué hacéis aquí y por qué ese humo?
Le hablamos de la muerte del abuelo y de Rodrigo que no había regresado, ellos también nos dijeron que sufrieron bajas en su lado, Alyssa ,una chica de veinticinco años, Darío un chico de veintitrés y uno de los ancianos que más tiempo llevaba en el campamento, sus caras también se veían tristes. Ahora el campamento se componía de cincuenta personas, cinco habían muerto desde que yo llegara a él y ocho no habían regresado. Liam decidió ir en busca de Rodrigo, él y Gary cogerían la misma senda que había hecho su amigo un día antes, mientras los demás esperaríamos un par de días, si no regresaban deberíamos irnos sin ellos. Me acerqué a Mauro y le pregunté qué había ocurrido en el campamento, luego volví a abrazarlo, me sentía perdida, confundida, de alguna forma su cercanía me reconfortaba.
_ Ya has escuchado a Liam, cuando salimos al exterior tres de los gevos habían muerto pero antes hirieron y mataron a algunos de los nuestros, habían venido para montar jaleo, querían que entre nosotros hubiese enfrentamientos pero no lo lograron así que tuvieron que idear otro plan, violaron a Alyssa pero ella se cayó por miedo a represalias, cuando Debra lo descubrió se enfrentó a ellos, fue cuando todo se vino a la mierda, la golpearon y luego intentaron matarla, al pedir ayuda, Bastian y los demás acudieron a su rescate y ahí empezó todo, quemamos los cuerpos de los que murieron y enterramos sus restos, mi primo, Ulmer y unos cuantos más llevaron a los heridos a la ciudad, conocían a alguien que podía ayudarlos sin hacer muchas preguntas. Los demás juntamos todo lo que podíamos llevar y lo que no lo vendimos luego en la ciudad, conseguimos los caballos y los carros, los llenamos de provisiones y de mercancía que luego nos serían útil y seguimos las pistas que tú y los demás dejaban.
_ ¿Qué pasó con Bastian porque no regresará con los demás?, ¿tú le has dicho algo?
Se quedó pensativo sopesando la respuesta y mirándome a los ojos unos segundos antes de contestar.
_ Bastian es mi primo y lo conozco de hace mucho pero en estos años que no nos hemos vuelto a ver descubrí a un Bastian distinto.
_ ¿Qué quieres decir?
_ Ha cambiado, todos hemos cambiado Vera, incluso tú, le pregunté porque quería llevarte con él, se sorprendió  cuando supo que me lo habías contado, luego con una sonrisa irónica me respondió con otra pregunta. Me dijo si tú me lo habías contado para saber mi opinión o lo que querías era pedirme permiso para irte con él, en aquel momento deseé golpearlo pero me reprimí porque ya había demasiados heridos. Le dije que tú no eras como las demás chicas y que no debería tratarte de la misma manera y que era un cobarde por haberte puesto en una situación difícil para que eligiese bando. Me contestó que no estaba pidiéndote que escogieses bando si no que tomases decisiones importantes y que no deberías depender de ningún chico para salir adelante que aunque tú no lo sabías eras una mujer fuerte y valiente solo que aún no te habías dado cuenta y antes de que me marchase me llamó y me volvió a decir que en el fondo sabía que no me abandonarías y que le perdonase por no haberse despedido de ti, me pidió que te cuidase y le contesté que no hacía falta que me lo pidiera porque yo siempre cuidaría de ti.
Un par de lágrimas recorrieron mi rostro y las limpié rápidamente, estaba furiosa con mi amigo.
_ ¡No tenías derecho a meterte en nuestras vidas, era algo que no te correspondía a ti preguntárselo!, eso no tenía nada que ver contigo.
_ ¡No me jodas Vera, claro que tiene que ver conmigo!, además tú no querías irte con él, quería hacerte las cosas más fáciles, sé lo difícil que era para ti tomar esa decisión.
_ ¡Pero no te correspondía a ti decírselo!, ahora se ha marchado, ha huido.
_ No huye, está haciendo lo correcto contigo.
_ ¿Qué mierda significa eso?
_ No lo sé, eso es lo que Bastian me ha dicho, tal vez debas preguntárselo cuando lo vuelvas a ver.
_ No creo que lo vuelva a ver, ¿cómo nos encontrará si decide regresar?
_ Cómo lo hemos encontrado a él, además le hablé de tu escritura codificada, lo siento.
_ ¿Por qué hiciste eso?, ¡era algo entre tú y yo!
_ Lo sé y lo siento pero estoy seguro que me perdonarás, tú necesitas volverlo a ver aunque sea para una última conversación, me asusta que no puedas pasar página con él.
_ Necesito estar sola Mauro.
Me alejé de él con paso ligero, no estaba enfadada con él, no del todo pero sentía un fuerte picor en los ojos, estaba a punto de llorar, me dolía el pecho y el miedo y dolor por haber sido abandonada otra vez como lo habían hecho mis padres volvió aparecer. Respirar se me hacía difícil, me senté en un árbol un poco alejado de la gente y crucé mis manos alrededor de mis rodillas, intentaba calmar esa ansiedad, un rato después apareció Lía, escuché su voz preguntándome si estaba bien, que me había visto hablar con Mauro para luego alejarme de él cabizbaja y escondiéndome en este lugar.
_ Sí, no es nada pero gracias por preguntar, solo necesito estar sola un momento.
Se sentó a unos pocos metros lejos de mí y me dijo que no me preguntaría nada más pero que allí estaría ella por si la necesitaba que no me pensaba dejar sola.
No sé cuánto tiempo pasamos en silencio las dos pero escuchamos voces y como la gente hablaba de que veían a lo lejos llegar unas personas en caballo, alguien gritó después que era Liam, Gary y Rodrigo, nos levantamos las dos del suelo y yo le sonreí y le di las gracias por estar allí a mi lado, luego nos reunimos con los demás. Rodrigo se había encontrado con sus amigos cuando regresaba después de haber cabalgado durante horas, había encontrado un lugar para que pudiésemos acampar, no era tan perfecto como la cueva pero podíamos estar bien allí durante un tiempo, nos pusimos en marcha y yo dejé grabado en un árbol un mensaje para Bastian por si algún día regresaba, cuando terminé Mauro me miraba un poco triste, yo no pude contener su mirada. Caminamos con toda la rapidez con la que podíamos contar, algunos estaban contentos de por fin poder acampar en algún lugar, otros aún tenían ciertas dudas de lo que nos depararía el futuro, atrás quedaban algunos de nuestros amigos, unos habían muerto, otros estaban lejos y algunos nos habían dejado. Los siguientes dos días caminamos sin ningún tipo de percance o problema, supongo que como ahora éramos un grupo de personas bastante elevado nadie intentaría atracarnos, aún así  Liam, Rodrigo, y algunos de nosotros no dejábamos de vigilar y observar los alrededores durante el día y la noche por si nos encontrábamos con algún contratiempo inesperado, ya habíamos tenido varios sustos y varias muertes sobre nuestras espaldas. Cuando solo nos quedaba un par de horas para llegar a nuestro destino me acerqué a Melisa y le pregunté si estaba bien, hizo un movimiento con la cabeza confirmando que sí, aunque su rostro estaba triste y apenas hablaba con nadie. Caminé a su lado y luego apareció María, nos fue hablando por el camino de cómo habían llegado hasta aquí, las dos la escuchábamos aunque estaba segura que ninguna de nosotros ponía demasiada atención en sus palabras, no sé lo que estaba pasando por la cabeza de Melisa pero por la mía no dejaba de preguntarme quien era el padre y sí ya se lo había contado. Al rato se nos unió Thaisa, a María le sorprendió que me llevase bien con ella y que incluso fuésemos amigas, le conté lo que había sucedido con las dos cuando salimos del campamento sin entrar en muchos detalles, demasiadas pesadillas se estaban acumulando en mi mente, y que aquello nos había unido y nos sirvió para conocernos un poco más la una a la otra, ni yo era tan estirada ni ella tan prepotente, Thaisa y yo sonreímos mientras María y Melisa nos miraban sorprendidas. Después de cruzar un largo bosque con frondosos árboles y maleza que tenía toda la pinta de que nadie hubiese cruzado por allí desde hacía bastante tiempo  nos encontramos con tres edificios adosados y abandonados de distintas alturas, estaba rodeado por un gran muro ahora prácticamente destruido buena parte de él. No había verja ni portal que impidiese su entrada y la mayoría de los cristales de las ventanas estaban rotos, las puertas de aquella estructura habían desaparecido. El lugar asustaba, no tenía ni idea como había encontrado aquello, el edificio o conjunto de edificios debió ser en un tiempo no muy lejano una escuela o de algún uso tipo gubernamental, lo único hermoso de aquel sitio era que tras una carretera asfaltada pero casi completamente destruida se encontraba el mar. Aún no sabía muy bien si aquel lugar podría ser una zona segura para poder acampar, nada tenía que ver con la cueva en la que nos podíamos ocultar si el peligro nos acechaba. Me alejé un poco de aquellos edificios y caminé  hasta estar a unos metros cerca del agua, respiré el aire caliente y salado que llegaba del mar, cuando abrí los ojos me di cuenta que no estaba sola, muchos habían hecho lo mismo que yo, Mauro estaba a mi lado y me había cogido de la mano. Liam había aceptado que nos quedásemos aquí por un tiempo, en cuanto todos estuviésemos otra vez reunidos nos plantearíamos reubicarnos de nuevo, le preocupaba que aquel lugar no tuviese muchas opciones para escondernos a excepción del bosque, que también podía jugar un punto negativo a nuestro favor, ya que en él se pondrían esconder toda clase de maleantes, asaltantes, ladrones, asesinos… sin que nos diésemos cuenta mientras nos observaban.

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