Aquellas palabras me sentaron fatal, ¿quién se creía para hablarme de ese modo?, iba a decirle que se metiese su altanería por donde le cupiese cuando Mauro se adelantó y me dejó con la palabra en la boca.
_ Ella es una amiga y necesita ayuda.
_ ¡Déjalo Mauro a mí tampoco me agrada tu primo, además no lo necesitamos!, por cierto cuando me hablaste de él pensé que sería alguien que podría ayudarnos pero no sé como ese puede hacerlo, no parece gran cosa y apenas nos lleva solo unos cuantos años.
Lo señalé con el dedo mientras mi rostro lo miraba enfurecida desde la cabeza hasta los pies haciéndole ver que su aparición había sido decepcionante y que no creía que tuviese la capacidad de poder defender o ayudar a nadie. Mauro me miró sorprendido sin poder creer que pudiese decir aquellas palabras, su primo me miraba recorriendo todo mi cuerpo intentando intimidarme, luego dio unos pocos pasos hacia mí mientras los otros dos le observaban, no me daba miedo o eso intentaba pensar pero me perturbaba su cercanía así que di un paso atrás chocando con la puerta del pequeño armario que había en la habitación y manteniendo así un poco las distancias. Me agarró el brazo fuertemente mientras me miraba con sus ojos fríos y me habló con su voz grave.
_ Escúchame bien, no sé quién eres y me da igual pero si no quieres morir mantén tu boca cerrada porque no me importaría usarla en estos momentos.
Con su otro brazo apartó un poco el abrigo y me mostró una de las armas que llevaba colgada en un cinturón grueso que rodeaba su cintura. Antes de que intentase soltarme de su agarre apareció Mauro y se puso delante de él forzándole a que me soltase y se alejase de mí e intentando calmar el ambiente.
_ Tranquilo Bastian, ella no quería decir eso, está nerviosa y ha pasado por mucho, no está acostumbrada a esta vida, además no hablaba en serio, venga vamos abajo a hablar tú y yo.
_ ¡Qué!
Lo iba a matar, ¿acaso no le había dejado claro antes lo que le pasaría si volvía a dejarme de lado?
_ Tú quédate aquí Vera ahora regreso.
_ ¡No!, necesito hablar contigo un momento, los dos hombres se miraron entre ellos y después de decirle a Mauro que lo esperaban abajo se fueron, una vez que desaparecieron de la habitación mi cuerpo se tranquilizó un poco.
_ ¿Acaso no recuerdas las palabras que te dije si me volvías a dejar de lado en lo que concierne a nosotros?, además no los necesitamos, creía que tu primo tendría unos cuarenta o cincuenta años, podemos arreglárnosla sin ellos.
_ ¿Tú crees?, ¿no recuerdas como nos fue durante nuestro viaje hasta aquí?, casi nos matan, ¿cuánto tiempo crees que podremos sobrevivir así?
_ Yo, yo... tu primo no me cae bien, además no quiere que me una a vosotros ya lo escuchaste pero tú deberías irte con él, buscaré la manera de arreglármelas yo sola.
Aquellas palabras que estaba diciendo me asustaban, sin la ayuda de Mauro no tenía ni idea como arreglármelas pero no podía arrastrarlo conmigo después de llevar tanto tiempo buscando a su primo.
_ No digas tonterías, ahora que llegamos hasta aquí no pienso abandonarte, solo necesito convencerlo y espero que tú colabores, si sigues hablándole así entonces sí que no habrá posibilidad alguna de irnos con ellos.
Me acerqué a él y con mi mano derecha golpeé su pecho unos segundos con cara de enfado.
_ ¿Y cómo pretendes que colabore yo eh?
Levantó los brazos como en son de paz y sonrió.
_ Tranquila, no es lo que tú estás pensando, no quiero que seas cariñosa con él, recuerda que Bastian cree que eres mi novia, además estoy seguro que jamás aceptarías aunque dependiese tu vida de ello, no te cae bien ¿verdad? Lo que te propongo es cambiar los medicamentos por su protección, podemos negociar con eso.
_ No estoy segura, ¿y si los necesitamos en algún momento?, ¿crees que son de fiar?
_ Es cierto que hace mucho tiempo que no nos vemos pero en este momento es a lo único a lo que podemos aferrarnos aunque siempre podremos dar marcha atrás si no estamos cómodos en el lugar a donde nos llevarán si te aceptan.
_ Por esta vez confiaré en ti pero prométeme que jamás le hablarás de mi pasado, nadie tiene que saber nunca lo que te conté sobre mí. ¿Puedo confiar en que jamás se lo contarás?
_ Cuenta con ello.
Luego de aquella promesa salió de la habitación para reunirse con su primo y el amigo de éste. Nos habíamos prometido que no tendríamos más secretos entre los dos y que no me dejaría sola de nuevo pero ahora mismo no me importaba que él solo se enfrentase a su primo, aquel chico no solo no me caía bien, también hacia que sacase de mi interior un yo enfurecido que odiaba a los hombres arrogantes y salvajes. Sabía que hablarles de los medicamentos que ocultaba en mi mochila era peligroso, podían acabar robándonoslos y largarse sin nosotros así que cogí un par de ellos y los oculté en un bolsillo que tenía en el interior de mi camiseta, al igual que el dinero, ya no quedaba mucho pero una pequeña parte la guardé con los dos botes de medicamentos. Al poco rato regresaron los tres, Mauro parecía estar alegre y una pequeña sonrisa se dibujaba en su rostro, los otros dos seguían manteniéndose serios, mi amigo me pidió que le mostrase los medicamentos y el dinero. Suspiré, aquello aún seguía pareciéndome mala idea pero ya no quería meter a Mauro en más problemas así que terminé por ceder. Me acerqué a mi mochila y después de hurgar un poco en su interior le mostré los medicamentos y el resto del dinero que no había escondido. El primo de mi amigo se acercó hasta donde yo me encontraba y cogió la mochila con sus dos manos tirando todo lo que había dentro sobre la cama, luego buscó en su interior algún bolsillo secreto por si intentaba ocultarle alguna otra cosa, después hizo lo mismo con las otras mochilas, Mauro intentó impedírselo pero el compañero de su primo lo agarró por los hombros.
_ ¿Qué coño hacéis?, gritó Mauro.
Bastian revisó todas las cosas que llevábamos mientras yo intentaba meter todas mis pertenencias de nuevo en las mochilas, cogió uno de mis libros y lo abrió pasando algunas páginas rápidamente, cuando una de sus manos se acercó a mi diario se lo quité rápidamente y lo abracé contra mi pecho mientras intentaba mostrar mi rabia contra él.
_ ¡No vuelvas a tocar mis cosas sin mi permiso y mucho menos este diario, si lo vuelves hacer te mataré!
Apareció en su rostro una sonrisa sarcástica y su mirada se dirigió hacia mi diario, luego levantó las manos en señal de derrota.
_ Esta bien pero eso será la única cosa que te pertenecerá el resto nos vendrá muy bien para la gente de nuestro campamento.
Comprobó si funcionaban las linternas aunque no era algo valioso porque eran más útiles las de queroseno ya que comprar pilas era demasiado caro, vio mi certificado de nacimiento y yo me lance de nuevo hacia él agarrándolo antes de que lo tocase con sus manos.
_ Son unas buenas mochilas y la ropa al igual que el calzado son de excelente calidad, eso es algo bueno para ti, hace que me replantee si te aceptamos en nuestro campamento o no.
_ ¡Estás loco si crees que te voy a dar todas mis cosas!, ya tienes las medicinas y el dinero, eso es más que suficiente.
Me observaba enfurecido mientras yo terminaba de recoger todas mis pertenencias incluido los medicamentos y el dinero, Mauro y el otro chico nos observaban sin decir nada, el primo de mi amigo se acercó a mí despacio y de nuevo me agarró el brazo mientras me hablaba despacio pero con tono autoritario.
_ Escúchame bien princesita, tal vez no estés acostumbrada a compartir tus cosas pero al lugar donde nos dirigimos hay necesidades de todo tipo y nadie es mejor que otro, no hay privilegios y compartimos todo lo que tenemos, así que si quieres acompañarnos vete haciéndote a la idea. Puede que incluso nos den un buen dinero por esas prendas y podamos así comprar cosas más necesarias para la gente de la comunidad, además no creo que las necesites si decides acompañarnos, allá no habrá bailes, ni cenas con los amigos para que puedas lucir tus mejores galas, allí solo intentamos sobrevivir ayudándonos unos a los otros, ¿queda claro?
Me solté rápidamente de su agarre y me alejé unos cuantos pasos, su proximidad me alteraba, Mauro también se había soltado del amarre del otro chico y se acercó a mí, no me abrazó porque sabía lo incómoda que me sentía a veces con aquel contacto pero me ayudó a terminar de guardar todas nuestras cosas, incluido las armas que llevaba en su mochila. Me preguntó en voz baja si me encontraba bien y yo le susurré que sí, seguía luchando para que una lágrima que intentaba brotar en mi ojo saliese a flote, Mauro se volvió hacia su primo y le habló, esta vez su tono era de reproche y más intenso de lo que había sido hasta ahora hacia él.
_ ¡No hace falta ser tan hijo de puta!, con decirle que te mostrase las cosas que llevaba en el interior de su mochila hubiese bastado, además no necesitas hablarle así, no te ha hecho nada.
_ No me fio de ella y para ser francos de ti tampoco, ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos y las cosas han cambiado bastante, el mundo en el que vivimos ya no es el mismo y la gente tampoco, hay que ser precavidos, yo ya no confío tan fácilmente en las personas. La gente que vive con nosotros confía en mí para protegerlos y es una gran responsabilidad, he visto morir a mucha gente que confiaba en mí y no pienso dejar que nadie me diga que es lo que tengo que hacer o si mis modales no son los correctos, voy a hacer lo que haga falta para intentar salvar a mi gente de cualquier amenaza, incluso si la amenaza puede venir de algún miembro de mi familia anterior. A mi campamento se viene a trabajar y nos ayudamos entre nosotros, no hay tiempo para tener citas de pareja o pasear bajo las estrellas haciendo promesas que tal vez no puedas cumplir. Así que voy a ser claro, me da igual si decidís acompañarnos o no pero la mercancía nos la vamos a llevar igualmente.
_ ¿Estás loco o qué? no voy a dejar que te lleves mis cosas así sin más.
_ ¿Acaso no sabes escuchar, princesa?, ya te dije que puedes acompañarnos si quieres, solo hago esto porque tus pertenencias son mucho más valiosas que tú misma, no creas que por venir de una familia acomodada eres más valiosa que cualquiera que viva en nuestro campamento.
Acerqué mi mano a su rostro para intentar abofetearlo pero me la cogió en el aire, enfurecida me solté rápidamente mientras mis ojos echaban chispas y le gritaba.
_ ¡Yo no estoy en venta imbécil!
_Pues la conversación de hace un rato dice lo contrario.
_ Bastian, Vera, tranquilos, por supuesto que aceptamos ir con vosotros al campamento, ¿verdad Vera?
Miré a Mauro un poco dubitativa y luego contesté de mala gana.
_ De acuerdo pero las mochilas me las quedo yo hasta que lleguemos al campamento, yo tampoco me fio de vosotros y de vuestra palabra.
_ No hay problema princesa pero recuerda que si alguien intenta robártelas mi prioridad serán esas mochilas, no tú.
Después de aquellas palabras se dirigió hacia Mauro y le dijo:
_ Tú y Hanno vais a ir al garito de Rodolfo, mi amigo sabe donde es, él tiene que encontrarse allí con alguien y tú lo acompañarás, nos vemos en el campamento, tened cuidado. Yo protegeré la mercancía que lleva tu princesa y procuraré que no le ocurra nada a ella, ¿está bien?
_ ¡No me llames así, suena estúpido! si lo vuelves hacer quemaré toda la mercancía y me dará igual tu campamento. ¡Y no pienso ir contigo a ninguna parte, yo me voy con Mauro!
_ Aquí las órdenes las doy yo, si no queréis aceptarlas os quedaréis en este lugar, ¿está claro?
_Está bien pero si le ocurre cualquier cosa a Vera te haré responsable de ello.
_ Me parece bien
_ Eh, ¿acaso soy invisible?, tú Mauro no puedes hablar por los dos como si yo fuese propiedad tuya, además me prometiste que estaríamos juntos en este viaje.
_ Tranquila Vera, no me ocurrirá nada y tú estarás a salvo, mi primo ha dado su palabra.
_ ¿Confías en su palabra?, él no se fía de ti, ¿no debería hacer tú lo mismo?, quiero ir contigo
_ Vamos ya hemos perdido suficiente tiempo.
Salió por la puerta y yo me apuré a recoger las mochilas y salir detrás de él rápidamente mientras echaba un último vistazo a mi amigo.
_ Tranquila Vera, todo saldrá bien, solo serán unas horas, nos veremos pronto.
Me apresuré a bajar las escaleras lo más deprisa que mis piernas podían moverse, no deseaba de ninguna manera hacer aquel viaje al lado de ese hombre pero ya no me quedaba más opciones. Al llegar al último escalón lo vi hablando con los dueños del lugar y después de observar como les daba una pequeña bolsa azul al hombre que nos había enseñado la habitación le dio un abrazo a la pareja y se dirigió hacia la puerta, me miró unos segundos observó las dos mochilas que cargaba pero en ningún momento me ofreció su ayuda. Al salir observó atentamente la calle y luego caminó despacio hacia el exterior del callejón, vigilaba cada movimiento ajeno a nosotros y observaba con atención la gente que pasaba a nuestro alrededor. Saludó a una mujer que salía de un portal con un niño pequeño de la mano y que se encontraba en frente a la posada donde estuvimos minutos antes, también se acercó un poco más a mí cuando un hombre mayor y tomado de copas salía por un portal unos metros más adelante, una vez que cruzamos la calle nos dirigimos a una con más transito, a mí aquello me preocupa, tenía miedo de que alguien pudiese reconocerme, sabía que estaba lejos de la que fuera mi ciudad pero eso no me impedía mostrarme alerta, no estaba segura de lo grave que había sido mi acción y que castigo recibiría por mis actos.
_ Necesito comprar unas cuantas cosas en un almacén que no hay muy lejos de aquí, después podremos ponernos en marcha hacia el campamento.
_ ¿Por qué tengo que ir contigo?, eso lo puede hacer tú solo, ¿y por qué no puedo ir con Mauro?, ¿acaso temes que me escape con la mercancía y no vuelvas a verla?
_ Aunque lleves esa pesada mochila a cuestas ya no es tu mercancía así que ya no te pertenece, pero mi intención no era separar a los tortolitos, más bien intento evitar el bochorno de verte en una situación un poco vergonzosa seguramente para ti.
_ ¡Tú no tienes que protegerme de nada!, yo decido mi vida, ¿además desde cuando empezaste a preocuparte por mi vida?
_ No me preocupa tu vida pero no quiero pelearme hoy ya que gracias a mi primo y a ti ya voy con retraso y no estoy seguro de que pueda sacarte de un lugar como el que han ido Hanno y tu novio sin pelear.
_ ¡Deja de decir mi novio! Mauro y yo solo somos amigos aunque eso no es asunto tuyo, ¿y dime qué lugar es ese al que me está prohibido ir?
Sonrió sarcásticamente mientras se acercaba a mí y me susurraba cerca de mi oreja.
_ Una taberna de entretenimiento.
Al instante me puse colorada, aunque no había visto ninguna de cerca sabia a que se refería, mis antiguos amigos habían hablado en alguna ocasión de ello, incluso uno de los amigos de Julio había ido a una . Era un local donde había prostitutas y los hombres sobre todo los que podía permitirse pagar por la compañía de esas mujeres durante unas horas solían pasar el rato. ¿Qué iban a hacer en ese lugar Mauro y el amigo de su primo?, le pregunté a Bastian pero me dijo que no era asunto mío. Quería insistirle pero cuando iba a cruzar la calle me quedé parada al ver un par de guardias nacionales, su traje era distinto al del policía o la guardia mundial, cualquier organismo de protección del orden fuera o dentro de la ciudad vestían diferentes menos los cuerpos secretos del orden, (por algo se llamaban secretos) Retrocedí hacia la esquina del edificio y me quedé allí observándolos, Bastian miró hacia la dirección en la que yo había puesto mi mirada y se quedó nuevamente observándome unos segundos antes de dar media vuelta y regresar hasta donde yo me encontraba.
_ ¿Tienes algún problema con los uniformados?
_ Ninguno, pero pienso que será mejor que espere aquí, no quiero que revisen mis mochilas.
_ No te preocupes por ellas yo las protegeré, además será más peligroso si te quedas sola aquí, tú te vienes conmigo.
Antes de que me pudiese agarrar del brazo y llevarme con él me alejé unos pocos pasos adentrándome aún más en el callejón que había detrás de mí.
_ ¿Qué cojones pasa?, le hablé claramente a Mauro de que no quería secretos en mi organización, no poder confiar los unos en los otros hace que se tambalee todo lo que hemos conseguido hasta ahora así que o me dices que ocurre aquí o seré yo mismo el que te entregue a la guardia.
_ ¡Ni te atrevas!
_ ¿Quieres desafiarme?
Tragué la saliva y respiré fuertemente, su mirada y su forma de hablarme me decía que era capaz de hacer lo que se proponía.
_ ¿Qué es lo que te contó Mauro sobre mí?
_ No sé dímelo tú.
Durante unos segundos nuestras miradas no se apartaban la una de la otra, respiré nuevamente profundo y aparté mi rostro para dejar de verlo, así me era más fácil hablar.
_ Antes de encontrarme con Mauro yo hice algo de lo que no me arrepiento pero que estaba mal, hice unas pintadas en una pared para que todo el mundo lo viese.
_ Vamos, puedes hacerlo mejor.
_ ¡Pero es la verdad!
_ Escúchame bien, la policía no pierde el tiempo buscando a delincuentes que pintan paredes con motivo de rebeldía, si te hubiesen cogido pagarías una multa e incluso podrías llegar a pasar un par de días en el calabozo, según tu historial delictivo pero no se toman la molestia de buscarte de ciudad en ciudad, no serías la primera artista que atenta contra los edificios de la ciudad expresando sus ideas o pensamientos, tienen cosas mucho más importantes que hacer. A estas alturas ya habrán borrado lo que hayas escrito.
_ Tal vez pero escribí cosas que pueden repercutir en la vida de una persona, encima su familia tiene poder para destruirme si quisiesen, tal vez deseen que regrese para que pida disculpas o me retracte públicamente.
Me observó durante unos segundos antes de que apareciese una sonrisa irónica en su rostro.
_ ¿Qué tan malo fueron esas palabras para que temas que te lleven de regreso a casa?
_ No importa pero no quiero que me vean, me da igual si existe una orden o no de detención contra mí, yo no me muevo de aquí.
_ Está bien, no tengo mucho tiempo y no quiero perderlo contigo, si quieres quedarte aquí hazlo y procura no llamar mucho la atención, regresaré en unos minutos, procura que no te roben las mochilas, porque entonces que te descubran los uniformados será el menor de tus problemas.
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TABSAVIT
Historical FictionEn un mundo de caos y de destrucción una chica lucha por sobrevivir junto a su mejor amigo Mauro y acaban en un campamento junto a otra gente que también huyen de una vida precaria, allí conoce el amor y el calor de una gran familia pero también e...