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El viaje de vuelta a la ciudad de Oliver fue por mar, por suerte tenía su propio camarote, lo único que faltaba era tener que soportar ver al duque en un avión durante 5 horas.

La noche estaba lluviosa pero el mar increíblemente mantenía una serenidad incómoda, Keith con este cambio repentino de ambiente y la lastimera despedida de otis, al que vería en solo dos fines de semana, lo había agotado, sin embargo su mente era solo caos. Oliver había guardado silencio durante todos los encuentros luego de la discusión sobre el contrato y no tenían nada de que hablar cuando el silencio embargaba el ambiente.

"es demasiado difícil tratar con él"

Miró el mar desde la proa mientras pensaba en todas las circunstancias que se presentaron los últimos tres días.

Se afirmó del metal frío y estiró sus brazos echando el cuerpo hacia tras mientras colgaba, respiro profundo y dejó salir el aire de manera ruidosa.

—¡aaaaaaaah! Hace demasiado frío.—dijo al aire en la soledad de la noche.

—entonces entra...

Abrió los ojos al escuchar esa voz tan cerca, solo se movió un poco y su cabeza rebotó contra algo, miró hacia arriba viendo el rostro del duque.

—me gusta este frío... ¿Qué hace el duque levantado tan tarde?

—¿qué hace el tutor levantado tan tarde?

—sabes que solo puedes llamarme por mi nombre.

Oliver apretó los labios, sentía el calor que se produce de la cabeza de Keith contra su pecho y aunque el aire salado era el aroma más notorio, podía sentir el dulce olor que el tutor desprendía.

—entonces, que hace Keith tan tarde afuera de su camarote.

—pensando, quizás sea la última vez en mucho tiempo que podré disfrutar del mar y el viento del mar de noche...

—siempre puedo sacarte en barco... —se retraso de inmediato al decir esto, apretó los ojos avergonzado por la respuesta automática qué su mente expreso.

—el duque no tiene que hacer nada por su empleado más que pagarle un sueldo justo.

Oliver bajo la mirada, resintió de inmediato la ausencia del peso del tutor contra su pecho cuando este se puso de pie correctamente sin mirarlo.

—Es lo que pensaba hacer.

—muy bien—sonrió por la respuesta obediente. —Oliver, si guardas cualquier rencor contra mi, es mejor que lo saques de tu mente ahora, el pasado ya esta olvidado, no tenemos nada en común ni siquiera una amistad, si insistir en contratarme solo es parte de un deseo de autosatisfaccion infantil que arrastras del pasado, olvidalo antes de firmar ese contrato.

Oliver arrugó su frente, sus manos se estiraron para agarrar los brazos del turno mientras veía su espalda, su nuca estaba roja y su cuello limpio solo con un par de lunares que bajan desde la parte trasera de su oreja, su mano que antes iba a su brazos subió y con el índice tocó el camino de lunares.

—¡qué haces! —katih con ambas manos cubrió su cuello, su cuerpo entumecido por el miedo lo hizo perder el control y sus manos apretaron la carne detrás de su cabeza a la vez que se dio vuelta, su espalda dio contra el metal del borde y se quejo de dolor.

Oliver abrió los ojos atemorizsdo, no pensó que el simple toque sería rechazado de esa forma pero tampoco sabía porque no pudo con tenerse de tocar la piel del tutor.

—tus lunares... Pensé que eran...

—no puedes tocarme... No vuelvas a tocarme.... —su voz tembló y su rostro rojo incluso llego a causar temor en el alfa.

—¿pero otis si puede?

—mi relación con otis y mi relación con el duque son diferentes de muchas maneras, no deberías ni siquiera preguntar el porqué...

—¿a que te refieres con eso? ¿Hay algo que debería saber acaso?

Esas palabras del tutor lo molestaron, bastante molesto descubrió que Keith estaba siendo honesto en su reacción pero no imagino que le profujera miedo.

—¿siquiera tienes derecho a preguntar? —lo miró directamente. Oliver no comprendió. —te lo dije hace solo un instante, si tienes algún rencor y quieres volver a demostrar cuanto peso tu titulo noble, olvidalo antes de que firmemos un contrato, soy solo un maestro y no puedo renunciar una vez firme un contrato con el duque pero tengo derechos también... Ya no soy ese niño al que odiaste de la noche a la mañana.

—¿Crees que soy tan infantil? ¿Odiarte?

—¿ahora finges inocencia?

—¿de que diablos hablas? —Keith no pensó oír una maldición de parte del duque, había perdido los estribos y se acerca a peligrosamente a él, ahora que el aire comenzaba a chocar entre los dos, aunque estaban en un espacio abierto, sentía que le faltaba el aire como si fuera a ahogarse por la presencia de alfa. —¿cuando te odie? ¿Qué hice yo para que pienses eso?

—alejate, por favor solo mantente lejos de mi... Un minuto, solo dame un segundo.

—no, responde primero, él único que me hizo daño fuiste tu, todo el tiempo estuve a tu lado y no sabía nada de ti...

Oliver noto que Keith tembló cuando estaban más cerca, tomó una gran cantidad de aire pero no se tranquilizó.

—olí, dejame respirar, me ahogo, por favor, dejame...

Keith vio el cuello con venas marcadas por el enojo, su vista comenzó a nublarse pero el alfa no retrocedió, es más, dio otro paso hasta que sus pechos estaban casi pegados, el aliento del alfa calentó la corona de su cabeza y el bajo la cabeza, más bien, la dejo caer hacia el frente. Ese aroma, aquel que desprendía el duque, tierra húmeda después de la lluvia.

Keith respiro profundo, sintió como el aire entraba frío, congelado por su nariz, el vertigo vino acompañado de esa bocanada de aire gelido y su cuerpo solo comenzó a sentirse más liviano.

—hey, Keith, ¿que te pasa? Respondeme... —lo agarro por debajo de los brazos, su cuerpo era tan liviano que pudo sostenerlo sin mayor esfuerzo. Tomo su cintura y espalda con solo un brazo cuando el omega con un tono muscular como el de la lana húmeda se deshizo entre sus brazos.

—demonios, no me asustes, ¿qué te pasa? Despierta...

El omega del duque Donde viven las historias. Descúbrelo ahora