El omega del duque

41.

🔞Contenido para adultos, lenguaje vulgar, lenguaje explícito. 🔞

Oliver acarició sus piernas mientras continuaba lamiendo su espalda, mordidas rojas adornaban la curva de la espalda del tutor. Keith se arrastró un poco con piernas temblorosas, Oliver agarro sus tobillos y cayó de vientre, abrazo la almohada y Oliver levantó su cola. Lamió su entrada tan mojada y dulce que sus dientes dolían, Keith dobló el torso para agarrar su cabello, rogando después de querer huir para que volviera a entrar en él.

Oliver se sentó entre sus piernas, dobló la espalda y bajo a besarlo para luego tomar uno de sus pezones y lamerlo.

Su glande presionó la entrada y dolorosamente atravesó para deslizarse dentro. Un gruñido prolongado salió de su garganta, sus pieles chocaron y el alfa gimió fuerte. Los movimientos tos no fueron lentos, enseguida lo saco hasta casi la punta y volvió a penetrarlo.

Keith mordió la almohada con cada embestida, gimió y lloriqueo, sin saber si era más fuerte el dolor o el placer pero no quería detenerse.

Oliver azotó su cuerpo dos noches, mordiendo, lamiendo y besando cada parte de su cuerpo. Se vino dentro de él tantas veces que después de un tiempo parecia no poder más.

Cuando ya el segundo día estaba por terminar, el alfa no se detenía, estaba sobre él, besando y lamiendo su cuello, ya no sabía cuantas veces paso pero sentir su nudo enorme dentro de su matriz lo hacía delirar, al principio fue angustioso y doloroso porque Oliver tampoco sabía como reaccionar, el calor del rut lo tenía completamente cegado pero se sintió seguro porque Oliver era completamente consciente de él.

Cuando el nudo bajo la última vez que Keith estuvo consiente, Oliver salió de dentro de él derramando todo sobre las sábanas y su último recuerdo del alfa es verlo con ojos dorados morder y besar su piernas a la vez que con sus dedos volvía a penetrarlo mientras escurría su propia semilla de dentro de él.

.
.
.
.
.

Oliver despertó solo en la cama, era de día y estaba soleado, su cuerpo estaba ligero, distinto, por primera vez no tenía ese horroroso dolor de cabeza, su cuerpo no tenía dolor muscular y el cuarto, aparte de tener ropa destrozada por algunas partes, no había sufrido los estragos de su potente rut.

El aroma estaba por todo el cuarto y la cama estaba hecha un desastre, su cuerpo aun mantenía el olor a su omega,  tomó su celular y reviso la hora.

—con razón no está aqui—sacudió el cabello de su frente. Un rut de tres días, quizás cuanto tiempo llevaba dormido.

Se ato la bata con una velocidad casi inhumana y  corriendo después de salir del cuarto recorrió los pasillos, tenía los pies descalzos y su bonito cabello era un verdadero desorden. Keith no estaba en su cuarto, no estaba en ninguna habitación del segundo piso.
No había ningún rastro del tutor aparte del aroma a feromona por toda su piel.

Anais lo vio bajar pero solo su rastro quedo, sin perder esa imponente apariencia que destila paso frente a ella antes de que pudiera decirle algo. Lo mismo con el mayordomo que sin embargo, lo persiguió.

—¿se fue? ¿Yo lo obligue?

Tembló. El mayordomo se estanco en su sitio y abrió enormes los ojos, suspiro y sobo el hombro del alfa.

—sígame por favor.

Oliver lo siguió como él quería, ahí estaba, en el jardín, vestía su ropa normal mientras movía los pies leyendo con los niños. Había pasado el fin de semana y era lunes, los niños tenían piedras pequeñas mientras le hablaban.

—Keith... —jadeo. Abrió la puerta de cristal y las tres personas en el jardín lo miraron.

—despertaste, pensé que dormirías una semana o tendriamos qué llamar a una ambulancia. —Keith sonreía mientras se giro y levantó, aun así no alcanzo a ponerse de pie, lo levantaron por la cintura. Oliver frotó su nariz contra el pecho del tutor sintiendo como aún permanecían ambas feromonas pegadas a ellos.

—¿qué te paso? Estas angustiado...

—no debiste ir, pudo ser riesgoso para ti... —Keith miró en todas direcciones avergonzado. Oliver frotó su trasero y luego la cintura. —¿duele en alguna parte?

Keith se apartó, le iba a gritar pero el alfa tenía la bata a medio vestir y su cabello estaba desordenado.

Suspiro y acarició el cabello, ordenó la bata sin querer pensar que quizás la parte inferior tampoco tenía más ropa.

—vamos dentro, debes vestirte y comer algo, llevas dormido 8 horas.

Oliver miro al mayordomo y el asintió, volvió con Keith dentro de la casa y lo llevo directo a la cocina.

—¿me haces algo de comer?—no lo bajo, solo lo cargo y continuo frotando su nariz contra él.

—claro...

.
.
.
—entonces... ¿Por qué estabas tan asustado? —Keith vio a Oliver devorar el trozo de carne que le preparo, parecía que era la mejor comida de su vida, puso un palito con puré de patatas con especial al costado que preparo mientras le daba un sandwich al alfa para que espere la comida más compleja. Las niñeras pasaban por la sala y el comedor pero no se internaron en la cocina, estaban bastante conformes con la nueva etapa de su joven jefe.

—pensé... Nada, solo quería verte porque desperté sin ti.

Keith rodeo la mesa de la cocina y lo acarició, con la boca llena y los bordes manchados, Oliver elevó el rostro, Keith limpio con su pulgar los bordes de su boca, recién a esa altura de Oliver sentado, podía agacharse en vez de ponerse de puntillas para besarlo.

—¿pensaste que me había ido? No me voy a ir, eres un dramático, crees que me aprovecharé de ti una noche y desapareceré a la siguiente.

—pensé que yo me había aprovechado de ti.

—tan bobo, yo fui a tu cuarto, hable con la doctora y precisamente iba a hablar sobre eso contigo pero de repente —levanto las manos y las extendió para luego dejarlas en el rostro del alfa—desapareciste con esa tonta mentira de estar enfermo, me di cuenta en la mañana de que era tu rut.

—y tu... ¿Quisiste pasarlo conmigo? —dijo tras tragar su comida. El tutor asintió, y Oliver afirmó su mejilla en su barriga. Keith acarició la mejilla contraria y ordenó su cabello de nuevo. —estoy demasiado feliz de que estés conmigo, pensé que era imposible poder estar así contigo alguna vez.