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Una cena común y corriente pero muy animada con anécdotas para recordar, aunque Keith insistió en que yena se quedara a pasar la noche, solo lo abrazó y se marchó.

-quiero que investiguen a la familia callahan que siga viva, no creo que se rinda solo con vernos aquí...

La mujer afirmó en la ventana su codo y miro como la mansion se hizo más pequeña.

-los niños buenos siempre eligen el camino difícil -suspiro. Su guardia personal la miró y sonrió con una mueca de descontento.

-¿lo dice por Keith y el duque?

-por todos ellos, mi hijo también está en una relación tormentosa, se dan cuenta tan tarde de lo que sienten que a veces vienen llenos de problemas.

-estoy seguro que el duque protegerá a Keith y que otis sabrá conquistar a su omega.

La mujer no muy convencida asintió.

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-iré a trabajar a la oficina un momento. -acarició la mejilla de Keith recibiendo un golpe suavecito para apartar su mano.

-¿qué tiene eso que ver conmigo? Deberías dormir muy bien para ir a trabajar mañana. No sé en que momento el duque trabaja.

—¿por qué estas molesto?

—no lo estoy—aseguro.

"por supuesto que lo está" suspiro y se quedó largo rato viendo su cuello.

Oliver lo acarició nuevamente notando su nuca roja brillante.

Keith después de acompañar a los mellizos a su cuarto, fue a su habitación y se ducho, por fin tenía toda su ropa aunque también habían dos maletas con obsequios para los mellizos y ropa que Oliver le compró, apenas usó dos conjuntos en el tiempo que pasaron fuera de la mansión, no las abriría hasta que se sintiera con ganas. Ahora todo es tan confuso en su cabeza que el desempacar parece demasiado esfuerzo.

No siente que este haciendo algo mal pero siempre, hay un poco de temor, y si, ahora sabe que tiene debilidad por el alfa y para empeorarlo, el alfa es más risueño y pegajoso de lo que pensó, al estar en la situación es más como lo recordaba.

Se recostó en la cama y frotó su vientre, lo sentía un poco sensible puesto que se habían pasado de la cuenta la noche anterior aunque sabía bien que Oliver se contuvo tanto como pudo y estaba siendo demasiado cuidadoso.

Ambos tenían cero idea de lo que estaban haciendo y se dejaron llevar solo por el instinto.

Tomo la crema de almendras qué tenía sobre la mesita de noche y se sentó sobre las almohadas, la espalda contra el respaldo y comenzó a masajear bastante de la crema por sus piernas.

Después de algunos minutos masajeando, comenzó a revisar su teléfono, tenía mensajes de ariel qué no abrirá porwje sabe bien que hay mucho que Oliver no sabe, porque él no lo dirá y porque no se lo ha dicho a nadie.

Oyó solo recién cuando despegó la vista del teléfono, los toquecitos en la puerta. Se levantó para abrir y sintió esos enormes brazos rodearlo rápidamente.

-no estabas en mi cuarto. -su espalda encorvada para abrazarlo le daba una vista de animal grande a Keith. Frotó su palma en el cuello del alfa y este lo levantó, cerró con el pie la puerta.
-no me molesta dormir aquí pero no vamos a dormir separados nunca.

-¿y si me enojo contigo?

-dormiré en el piso.

-eso no deberías decirlo jamás frente a nadie... -el alfa lo dejo en la cama, se arrodilló en el piso y abrazo su cintura, frotó su mejilla contra las piernas y lo miró.

El omega del duque Donde viven las historias. Descúbrelo ahora