Capítulo 50.

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Oliver nunca había disfrutado demasiado de los encuentros sociales, odiaba bailar aunque sabía, tampoco es un asiduo bebedor, o alguien a quien le gusta conocer hombres y mujeres por fuera.

Siempre se sienta en su mesa a disfrutar lo poco que extrae de las banales charlas de los invitados, conoce algunas personas por asuntos políticos y se marcha temprano.

Solo asiste por cumplir.

Por eso, esta noche en el círculo social, el barullo comenzó cuando se le vio entrar acompañado. Ya se había dicho alguna vez que tenía una prometida pero solo se le vio acompañado una o dos veces y no la tomo en cuenta el resto de la noche, hoy que asistía a un gran evento donde estaría en la vista de todos. Asistió con una pareja, una a la que miraba como si el secreto más grande del universo se revelará ante sus ojos. Acariciando y besando suavemente como una pareja para la que ha desaparecido todo alrededor.

—quiero ir a casa, rápido y acurrucarme contigo.—insistió Oliver hablando cerca de su oído.

—tú abuelo está aquí ¿te diste cuenta?

—no me interesa... Solo quiero ir a la cama con mi esposo...

Keith acarició su oreja, sonrió mientras Oliver le dio otra vuelta para que sus ojos vieran lo que Keith observaba, varias miradas estaban sobre ellos, algunas codiciosas y otras fascinadas.

—este chico loco...

—soy tu marido, tengo derechos...

—solo eres un cachorro caliente, hasta que no me case soy soltero.

Oliver pellizco su cintura y luego lo abrazó hasta que la música cambió.

—vamos a casa, te haré esas masas qué tanto te gustan, después me acostare contigo y te abrazare mientras vemos tu película favorita... —susurro en su oído.

Keith se rió bajito otra vez, apretó su brazo y respondió.

—¿puedo decir que el duque es mi sirviente? Tan devoto este hombre—carcajeo colgandose de su cuello —mi esposo que sabe endulzar con palabras, además haces las propuestas más sexys.

Aquellos que estaban celosos, se desanimaron cuando la pareja camino cariñosamente hacia los anfitriones de la fiesta. Oliver extendió su mano al señor de la casa mientras Keith recibió besos y abrazos por parte de su esposa.

—no es necesario que se haga una fiesta para que nos visiten, tus padres —la mujer bajo la vista —Bueno, tu padre fue un gran amigo nuestro.

Esta corrección llamo la atención de Keith al igual que de Oliver, el omega fue el primero en inquerir casi ansioso.

—señora gala, ¿podríamos hablar en privado antes de irnos?—dijo bajito— Los cuatro.

El duque mayor asintió, llamó a su guardaespaldas qué estaba esperando cerca y los cuatro caminaron hacia el despacho en el primer piso.

Una mujer se acercó con una bandeja, juegos y vino, se paró a un costado sin salir del cuarto, traía un reloj digital inteligente, de inmediato despertó las alertas en Keith. Nadie del servicio usa joyas o celulares durante eventos sociales privados, para evitar cotilleos.

—¿podría abandonar la habitación? —dijo Oliver captando levemente las señales de su pareja.

—pero yo... Señor, solo sirvo...

—tranquila, yo puedo servir el vino, ve a descansar.

La mujer miró al dueño de la casa y el asintió, diciendo que estaba bien salir, ella aun se resistió un poco pero salió, Keith espero unos segundos tras cerrar la puerta y llamo al nombre del mayor.

—envié a su guardia a seguirla, estaremos seguros aquí, no harían nada.

—Rusell, siguela e informamos, se muy discreto.

Al final, quedaron solos los cuatro.

—¿por qué tanto resguardo? Anna trabaja hace 6 años aquí...

—casi al mismo tiempo de los atentados a las familias de políticos. —respondió Keith, Oliver puso una mano en su vientre perdiendo su postura educada y demostrando la cercanía entre los dos. Keith cubrió su mano.—ningun otro personal usa dispositivos digitales durante eventos privados, además usted no llamó a nadie y toda la noche ordenó al servicio que estuvieran atendiendo, vino por si sola después de pasar a su lado.

El duque de Rem y su esposa se vieron entre sí.

—Es cierto... Además —se agarró la barbilla. —ella servía en la casa de lascone, eliza la recomendó, dijo que quería vivir en la ciudad y busco un trabajo para ella.

—eliza... Como lo pensé, algo se fragua entre todas estas personas.

— ¿qué quiere decir, señor Keith?

—según una pequeña averiguación que hicimos hace años, con otis, el hijo del regente, en todas las casas que sufrieron atentados, enviaron personal que salió de la nada y así desapareció el mismo, después de los atentados, además todos los atentados son solo familias que tienen poder político, sin familia y con años de diferencia entre ellos. —miró a su alfa.— Como ocurrió con los padres de Oliver...

—recuerdo algo de eso, se corrió la voz pero desapareció aquel rumor muy rápido, los atentados han destruido familias completas y  su familia, duque, es la única con sobrevivientes vivos.

—yo estaba en el extranjero, el avión que tenía que tomar tuvo un accidente, las personas dentro fallecieron y yo tuve que quedarme, por eso no aborde. Los mellizos estaban enfermos. Todo ocurrió muy rápido.

—por eso el señor Keith piensa que aun puede estar en la mirá.

—Lo creo, si lo que buscan es eliminar las fuerzas políticas y económicas, necesitan deshacerse de todos los miembros de cada familia, Oliver estuvo en las fuerzas armadas durante la toma de poder en el norte y en tierra de nadie, muchos oponentes guardan rencores, pero pienso que puede ser más desde dentro qué desde fuera, alguien ligado directamente a la familia del regente.

—y ahora eres uno de los mayores peligros para cualquier plan, eres cercano a la familia real, y también estas haciendo crecer la familia del duque. —la señora gala sonrió haciendo alusión al cachorro.

—exacto. Deberían cambiar el personal, es fácil reunir gente que codicie las cosas de los demás, plantar la semilla del odio, seis años es suficiente tiempo, si tienen gente que sea realmente de confianza pueden mantenerlo, recomiendo que despidan al personal con menos de diez años y que cuando lo hagan, tengan un fuerte frente de seguridad, en caso de atentados, si el personal de seguridad es sospechoso, también deben sacarlo. Solo gente de confianza.

El omega del duque Donde viven las historias. Descúbrelo ahora