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Keith no sabía cómo subió hasta su habitación, tampoco como abrió la puerta o como entro. Oliver puede ser una persona extraña, misteriosa para decirlo mejor. Lo ha visto ser molesto, antipático y algo extraño, ahora no comprendía esa obsesión del alfa con él, puede tener a la persona que quiera.

Tiene dinero, tiene la posición, es guapo. Cuando mira con esos ojos cambiantes, de un azul profundo como el fondo del océano a un dorado tan resplandeciente.

¿Con cuantas personas habrá estado? Y ahora quiere coquetear con él.

Arrojó su toalla sobre la cama, semi desnudo se miró en el espejo, esa habitación estaba tan hermosamente decorada qué incluso él, que tiene ese cuerpo delgado sin nada de carne. Como el de una mujer pero sin pechos, y su cabello que siempre se ve desordenado, todo es poco elegante. Seguro tendrá muchas personas detrás de él, es un alfa y de seguro codiciado.

—debe haber dormido con toda clase de hombres o mujeres...

En su reflejo vio un pequeño espacio detrás de él, giró el rostro y había un minibar.

Camino hasta él, sacó una pequeña botella de espumante.

—solo tiene 5.0 de alcohol, no creo que ocurra algo malo...

La primera copa paso como agua, era de cereza, tenía un delicioso sabor y se notaba costosa, la segunda y la tercera le dieron el fin a esa pequeña botella pero habían 5 botellas más.

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"Debí decirle que comiera os algo, quizás beber una copa..."

Oliver camino en círculos en esa habitación meditando sobre porque su pecho latía tan rápido, tenía un calor insoportable después de ese beso.

"quisiera tomarlo... Abrazarlo tanto..."

Alguien golpeó suavemente su puerta.

—no pedí nada... —suspiro cansado, ya pasaban de las once, giró hacia la Puerta —¿y si es él?

Abrió la puerta solo con su bata, esperando que fuera Keith. El rostro amigable qué vio no le agrado, el exceso de perfume, la ropa provocativa, el exceso de maquillaje. La mujer con ese gesto qué hizo en la recepción, acomodo el cabello al costado de su oreja, la había mirado demás en aquel momento precisamente porque aquel gesto, es igual al que hace Keith a cada rato, pero a él le molestaba la actitud de la chica y no pensó que hubiera alguna razón para estar ahí a esas horas.

—quería verificar que no necesite nada— elevó su pecho con el brazo debajo de los senos, continuó coqueteando mientras movía su cabello.

—si necesitará algo yo me pondría en contacto. Buenas noches.

La mujer detuvo la puerta justo cuando Oliver quiso cerrarla, el alfa pestañeó para ver que más quería, ella sonrió nuevamente con esa molesta apariencia, agarró su brazo, hacia resaltar su pecho, a Oliver no le provoca nada, a él le agrada un pecho suave y pequeño, pequeñas montañitas delicadas de piel rosa. No quiere exceso de perfume, su aroma favorito es la deliciosa vainilla.

El omega del duque Donde viven las historias. Descúbrelo ahora