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Oliver no pasó la mañana desapercibida, en cuanto se había levantado había acordado un día más de alojamiento, también pidió varias cosas esenciales para el resto de su estadía y antes de que Keith lo aceptará, pidió que todas sus pertenencias fueran trasladadas a su cuarto. Ya veria en el transcurso del día como convencerlo.

Ahora, en su mente también se había aclarado seriamente, tomó supresor es para alfas porque ese calor que iba y venía como un fuego constante por su cuerpo, solo le indicaba que tenía algo parecido a un rut pero no del todo, faltaba más de un mes apra que viniera y solo era producto de su respuesta corporal a Keith.

Más supresores y protección, sin embargo al momento de saber que ya estaban en el cuarto, algo de su propio instinto lo hacía dudar de sí sacarlo o no.

Acarició con delicadeza el contorno de las piernas de Keith, eran tan perfectas, tenía pequeños lunares en la parte interna del muslo, la noche anterior no se detuvo para apreciarlos por las ansias pero ahora estaba completamente en sus sentidos y podía tomarse su tiempo. Beso los lunares y se deslizó desde ellos hasta el vientre bajo, notaba como el rostro del tutor cambiaba de expresión múltiples veces mientras acariciaba distintas zonas así como también soltaba bonitos sonidos que lo enloquecian.

Anoche keith era mucho más activo, ahora solo acariciaba su rostro y contenía los sonidos, su aroma estaba por toda la habitación pululando para enloquecer su cerebro hasta dejarlo como un sirviente de su cuerpo.

Desde la noche anterior noto que él, amaba su vuerpo, le brillaban los ojos en cuanto su cuerpo aparecía desnudo, le encantaba gustarle a Keith y sobre todo saber que le gusta su cuerpo. Se sentó entre medio de sus piernas y sostuvo las manos en sus rodillas, aun había partes del cuerpo de Keith cubiertas con la toalla.

—¿Te gusta demasiado mi cuerpo?

Keith lo miró desafiante pero aún tenía los ojos llorosos.

Tomo la mano que cubría la boca y la deslizó por el surco esternal. *

La llevo a la parte baja de su abdomen y luego la deslizó por su miembro. Rechino los dientes en cuanto la mano del tutor tocó su erección, se sentía cálida y suave, acarició con la palma el glande, lo masaje y luego lo rodeo con su mano y la de Keith.

—sigue haciendo eso... Con un poco más de fuerza.

Keith afirmó la mano libre en las almohadas y se elevó un poco, con la punta de su nariz frotó los labios de Oliver cerrando los ojos, como si de esa forma lo sintiera un poco más. Lo acarició mientras hacía como el alfa le dijo.

Rodeo con los dedos la extensión de carne dura y caliente, la deslizó hacia casi llegar a la base y nuevamente subió, cada vez que rechina a sus dientes y soltaba un jadeo profundo, ronco, el aroma a feromonas se encargaba de envolverlo más abrasadoramente.

Busco sus labios y el beso fue bien recibido. Con una de sus manos oliever lo tomo por la cintura mientras Keith continuó tocándole, se sentía tan bien.

El bajo por la espalda de Keith hasta llegar a su entrada, la noche anterior aunque hizo un buen trabajo, podía notar que estaba apretado, masaje o la entrada con sutileza mientras el menor se entretenía en sus labios, mordió el labio inferior cuando ingreso con sus dos dedos primero y a medida que iba abriendose más, los gemidos aumentaron hasta ya no poder continuar respirando, besándolo y recibiendolo.

—metelo... —jadeo y abrazo su cuello.

Oliver apretó la mandíbula y miró hacia el techo, no quiere perder su racionalidad pero es su instinto, lo reclama, lo vuelve loco y exige que se entrometa hasta el fondo de sus entrañas. Ahora que puede hacer con el como las parejas omega y alfa, siente que quiere todo.

—¿qué cosa? —preguntó sin moverse.

—Lo tuyo, metelo, Oliver, embarazame, hazme un bebé...

—se apartó para ver sus ojos, brillaban color turquesa entrelazados con el marrón original, cambiaba y cambiaba.

—mi amor, Keith, no hay bebé por ahora, ¿lo entiendes? Iremos primero a ver un médico. —beso su rostro, sus pestañas, sus párpados.

Dobló su cuello como si no comprenderá y tocó su vientre suavemente.

—no por ahora.

aaaaaaha... Quería volverse loco ya, si quiere un bebé quiere hacerlo ahora, se está volviendo loco, sabía que era hermoso y precioso, exquisito...

por ahora no cariño... —estiró la mano bajo la atenta mirada de Keith y cogio la caja de condones especiales para alfa.—pero podrás oler mis feromonas qué tanto te gustan, además te cogere hasta que tu quieras.

Keith se abraso a su cuello de nuevo, respiro profundo en su cuello como si lo que dijera el alfa le confortara por un instante. Se frotó con ganas contra el haciendo que sea imposible poner el condon. Lo sujeto por las caderas para inmovilizarlo.

—dejame poner esto o no podremos continuar... —Keith se apartó sin ganas, hizo un puchero y miró la erección. La tomo nuevamente entre sus dedos para acariciar.

Oliver se puso la protección, Keith se sentó a horcajadas sobre él, el alfa acomodo su miembro en la entrada y fue deslizandose dentro sin entrar por completo.

—aprietas tanto... Que rico se siente.

—para mi también se siente bien, se siente bien tenerte dentro... ¿Te harás grande de nuevo?

—¿grande? —Oliver limpio el sudor de la frente de Keith.

—cuando llegas a mi estómago...

El rostro del alfa se encendió en fuego de escuchar esto, no era Keith del todo, no habían bebido nada durante el intento de cena así que no comprendía.

El aroma era fuerte y lo calentaba, su cuerpo ardía contra él, lo volvía loco. Realmente estaba volviéndose un estúpido adolescente hormonal.

—indícame donde llego...

El tutor se toco el vientre, Oliver empujó y sintió el golpeteo del fondo, Keith estiró el cuello con fuertñza escupiendo todo el aire de sus pulmones.

—¿aquí?

El omega del duque Donde viven las historias. Descúbrelo ahora