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Un feroz grito demasiado agudo y lleno de rabia, se escucho en todo lazcone. Eliza tiro todo lo que encontró en su habitación, sin embargo ninguna persona abrió la puerta. Sus manos temblaban cubiertas de rasguños sangrientos mientras hacía esta pataleta tan típica de ella.

—¡embarazado oooooh! Lo odio, debería morir, necesito que se mueraaaa ¡aaaaaah! ¡Lo odio demasiadoooooooooo! Oliver puede ser solo mio.

Se tiro al final de su acojedora cama, que ahora, tenía diversos objetos y cristales rotos sobre las mantas.

La puerta de barniz rojo se abrió y ella miró la figura de su padre entrar, el hombre con semblante frío no prestó demasiado atención, apartó los objetos destrozados en el piso con el pie y se paró frente a ella.

La mujer recorrió con la vista las largas piernas del mayor hasta llegar a su rostro.

—si al menos pudieras comportarte la mitad de bien para atraer a un hombre así, te ayude una vez pero no habrá una segunda. —suspiro cabreado y miró hacia la ventana. —no me meto en batallas perdidas, conspirando con ese viejo ¿pensaste que Oliver lo dejaría pasar? Su omega es demasiado inteligente, nada se le escaparía.

—soy tu hija... Papá, soy tu hija Biológico, la única que tienes. ¿Cómo eres tan cruel?

—no eres mi única hija—dijo con una mueca de desprecio, la miró en el piso, la mujer recogió sus manos sobre las piernas y adoptó una posición extraña de miedo. —no creas que no se lo que estas pensando siempre.

Y así era, hace no más de 8 años, Eliza había salido con su hermano menor pero cuando regreso, solo estaba ella. A pesar de que su familia constaba con un gran alcance y fuerza, nunca apareció el hijo menor.

Lazcone es un hombre duro y de carácter indescifrable, sin embargo siempre amo mucho a sus hijos luego de la muerte de su primera esposa. Incluso su segunda esposa es una buena mujer que crió a sus hijos con afecto. Pero ahora, lazcone ha replanteado sus pensamientos sobre el alcance de la maldad de su propia estirpe. Eliza que ha fragmentado la dignidad por un hombre que desde siempre, no le perteneció. Es capaz de cualquier cosa.

—quedate en esta casa durante los próximos días, no sé cómo conde se tome lo que hiciste.

...

Hace dos días.

—¡lo siento! No quería... —rogó de rodillas en el piso, su primo que era parte de la seguridad de la casa desvío el rostro cuando ella le vio como pidiendo ayuda. —la señorita lazcone... Me ofreció mucho dinero, tengo un hijo, la tentación... Mi hijo esta enfermo, tengo que viajar los fines de semana para verlo y vive en el hospital durante su tratamiento...

—¿Crees que es una excusa para intentar asesinar al mío? Además... Lo dije desde el principio, Keith es intocable. Quien se atreve a tocarle un cabello en mi propia casa... Es tan cruel...

—ya, olí... —la voz de Keith sonó un poco débil detrás de todos. —dejala. No puedes castigará por sufrir una necesidad.

—eres demasiado amable...

—eres su familia, comprendes sus necesidades.

—pero no por eso puede hacer algo así, solo me da vergüenza.

Los demás empleados vieron con recelo a la mujer en el suelo. Nadie tenía algún tipo de rencor por Keith, a todos les agrada y más aún, todos saben que pueden recurrir por ayuda a Oliver, y ahora también pueden recurrir a Keith.

—al lugar donde vayas, primero piensa bien los pro y los contra de tus decisiones, no quisiera pero si te dejo aquí viviría desconfiando.

—¿cuales fueron las ordenes de eliza? —la mujer paso saliva —cuales fueron las Ordenes...

Sus palabras pasadas solo aumentaron el temor. Oliver no es una persona calidad aunque no es cruel pero solo su presencia infunde bastante temor.

Un golpe hizo que todos los presentes dieran un pequeño saltito en su lugar. Keith qué ya estaba al lado de Oliver, acarició su brazo desde el hombro y agarro su mano.

—dile, no te hará nada, antes lo golpeó... —sonrió desanimado el omega.

A la mujer se le inundaron los ojos y se sonrojo, limpio su nariz con el dorso de su mano y habló :—me dijo que provocará un aborto... Yo no me atreví, por eso quise irme, no sabía que el señor sufriría un accidente por mi culpa...

—¿como tenias que provocar un aborto?

Inclusó solo repetir esas palabras le dolieron a Oliver.

—me entregó un veneno... Lo que tomo el señor Keith y preparo...

—prácticamente lo hiciste, si no le adviertes, es como decirlo.

—Lo iba a tirar... Pero...

—yo lo tome y lo prepare... Solo no te atreviste a decirme que era.

—perdón, estaba a punto de tirarlo a la basura, no imagine que lo tomaría por error...

—esta bien. Que se quede, no volverá a hacerlo, pero podemos tener un poco de venganza de tu parte, seguramente eliza va a venir a ver el trabajo terminado.

—dijo que vendrá más tarde.

—bien, dile que el trabajo esta hecho, nosotros saldremos de la casa, sirvele el  té que dijo que me dieras, si es qbortivo le provocará un leve envenenamiento, nada grave pero al menos aprenderá a comportarse. Oliver se pondrá en contacto con su familia, y trae a tu hijo aquí, el hospital y la escuela están cerca, la tía también tiene mucho ángel con los niños y puede ayudar... si estas teniendo problemas, ¿no es mejor hablar con nosotros qué meterte en un  problema que podría separarlos para siempre?

—¿en serio puedo hacerlo? —la mujer miró a Oliver, este desvío el rostro.

—claro, me queda claro que no tienes la culpa al 100% pero ningún error más esta permitido. Haces lo que dije con eliza y luego te tomas unos días para arreglar lo de tu hijo, si necesitas algo me dices, mi hombre tiene mucho dinero.

—ya, ya, vuelve al trabajo... Soluciona todo con sun.

Respiro profundo.

—Nosotros iremos a la clínica, ya que alguien no quiso que el doctor viniera y tiene sus propios planes...

El omega lo miró.

—llevame al doctor, moriré de incomodidad si no me llevas y no te dejaré dormir más en el cuarto...

El omega del duque Donde viven las historias. Descúbrelo ahora