La sangre es vida warhammer fantasy

Capítulo 41

Capítulo 41

Mientras el caos de la batalla disminuía, Atlas dirigió su atención a Strickler, quien había caído sobre uno de los Ogros caídos con un hambre primitiva, sus acciones se asemejaban a las de un animal hambriento. Con una mezcla de preocupación y desdén, Atlas se acercó a la frenética escena, y su poderosa presencia llamó la atención en medio de las secuelas del conflicto.

"¡Suficiente!" ordenó, su voz mezclada con autoridad mientras extendía la mano para alejar a Strickler de su salvaje festín. Con una fuerza de cultivo mayor que la de su progenie, desenredó sin esfuerzo al vampiro novato de su presa, con una mirada severa mientras se dirigía a él.

"Este no es el camino de nuestro linaje", amonestó Atlas, su tono firme mientras buscaba inculcar disciplina a su descarriado compañero. "Somos nobleza, no bestias. Muestra algo de dignidad en tus acciones".

Con un movimiento de muñeca, Atlas convocó su destreza mágica, tejiendo la potente sangre de Ogro en una masa arremolinada de energía carmesí ante él. Con precisión practicada, dirigió el flujo de magia, transfiriendo la esencia de la criatura caída a recipientes cercanos, donde sería refinada hasta convertirla en el preciado vino de sangre que sustentaba su existencia inmortal.

Cuando se completó la tarea, Atlas se volvió hacia Strickler una vez más, su expresión era una mezcla de decepción y preocupación. "Recuerda quién eres", instó, sus palabras eran un suave recordatorio del legado que compartían como miembros del linaje inmortal. "No somos meros depredadores. Somos señores de la noche y debemos comportarnos como tales".

Los ojos de Strickler estaban muy abiertos y hambrientos por este nuevo uso de la magia que ampliaba su comprensión de los Vientos de la Magia y cómo se pueden manipular.

"¿Cuándo se me mostrará tal magia? Mi señor."

Atlas miró a Strickler con una mirada mesurada, el peso de sus palabras flotando en el aire. "Con el tiempo", respondió, su tono teñido de cautela y promesa, reconociendo el entusiasmo de Strickler y al mismo tiempo enfatizando la necesidad de paciencia y disciplina en la búsqueda de una magia tan poderosa.

Mientras la cuestión del destino de los Ogros caídos flotaba en el aire, antes de que Atlas pudiera formular una respuesta, un mercenario de su convoy intervino con noticias urgentes. "Hemos encontrado el campamento de los ogros", anunció el mercenario, su voz con una nota de urgencia que exigía atención inmediata.

Atlas dirigió su atención al mensajero, su expresión cambió a una de determinación concentrada. "Preparad el campamento para partir", ordenó, con voz autoritaria y autoritaria. "Nos ocuparemos del campamento rápidamente y continuaremos viajando pronto".

Con un sentido de propósito renovado, Atlas se volvió hacia Strickler, y un entendimiento silencioso pasó entre ellos mientras se preparaban para enfrentar el próximo desafío que los esperaba en su viaje a través de las tierras indómitas del Imperio.

A medida que se acercaban al campamento de los ogros, el aire se volvió espeso con el hedor acre de la descomposición, asaltando sus sentidos con su pestilencia. Esparcidos por el claro había restos de la reciente ocupación de los ogros, una mezcla caótica de huesos desechados, restos de carne podrida y toscos refugios improvisados ​​formados con pieles destrozadas y materiales recogidos.

En el centro del campamento, un gran caldero de cobre burbujeaba y hervía a fuego lento sobre un fuego humeante, su contenido emitía un olor nocivo que se mezclaba con el hedor generalizado de la inmundicia circundante. Cerca, toscos utensilios de cocina yacían esparcidos al azar, con sus superficies cubiertas con capas de suciedad y grasa de innumerables comidas cocinadas a fuego abierto.