Capítulo 15

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Capítulo 15

Mientras el choque del acero resonaba en los campos de entrenamiento, Atlas sintió una oleada de euforia recorriéndolo. Cada golpe de su espada, cada parada y estocada, parecía fluir sin esfuerzo, guiado por la nueva fuerza que palpitaba dentro de él. Sus sentidos se agudizaron, cada movimiento de sus oponentes fue anticipado con precisión sobrenatural.

Los caballeros no-muertos con los que se enfrentó, que alguna vez fueron adversarios formidables, ahora parecían meras sombras en comparación con su nueva destreza. Con cada golpe, sentía el peso de su espada mágica cortando el aire con una precisión mortal, la energía que lo recorría alimentando cada uno de sus movimientos.

Su corazón de no-muerto, durante mucho tiempo inactivo y frío, ahora late con una vitalidad renovada, la energía sanguínea dentro de él gira y pulsa en armonía con cada una de sus acciones. Fue como si se hubiera roto una presa, desatando un torrente de poder que fluyó por sus venas, dotándolo de poderes que nunca había imaginado.

Con cada momento que pasaba, Atlas podía sentir la transformación arraigándose, su cuerpo adaptándose al flujo de energía con notable facilidad. Sus músculos, antes rígidos e inflexibles, ahora se movían con gracia fluida, cada movimiento infundido con una nueva fuerza y ​​agilidad.

Mientras entrenaba con sus compañeros no-muertos, Atlas sintió que una sensación de liberación lo invadía. Ya no se sentía limitado por las limitaciones de su forma de no-muerto; en cambio, se deleitaba con el potencial ilimitado que ahora tenía a su alcance.

Con un rugido triunfante, Atlas siguió adelante, haciendo retroceder a sus oponentes con ferocidad implacable. Sus movimientos se convirtieron en una mancha de acero y sombras, su espada golpeaba con cada golpe. Y cuando salió victorioso de la refriega, supo que había cruzado un umbral, ascendiendo a un nuevo nivel de poder y maestría.

Atlas se volvió hacia el horizonte y se mantuvo erguido y orgulloso, con la mirada fija en los desafíos que le esperaban. Con su nueva fuerza y ​​determinación, estaba listo para enfrentar cualquier prueba que le esperaba, confiado en su capacidad para salir victorioso. Porque ya no era sólo un vampiro novato que buscaba su lugar en el mundo: ahora era un caballero vampiro, destinado a la grandeza.

Escuchar los tambores lo distrajo momentáneamente.

Ruido sordo.

Ruido sordo.

Ruido sordo.

Los planes y esquemas que había estado tramando esta vez para asegurar su libertad inundaron su mente. Ya era hora de actuar. El acto final había llegado por fin.

Mientras Atlas guiaba a su unidad hacia adelante, los tambores de guerra palpitaban en sus venas, su ritmo rítmico hacía eco del llamado a la batalla. Con cada paso, su legión de no-muertos avanzaba, una fuerza formidable que se hacía más fuerte con cada victoria. Detrás de ellos, los caballos no-muertos tiraban de carros cargados con el botín de sus conquistas: tesoros saqueados de cada asentamiento que habían levantado, libros de conocimientos recopilados de las bibliotecas de las ciudades caídas y raros tomos intercambiados con otros vampiros a cambio de favores y alianzas falsas.

Atlas, que alguna vez fue un simple vampiro recién nacido, ahora se imponía el respeto de sus compañeros como un guerrero feroz y un maestro de las artes oscuras. Su reputación como mago y nigromante talentoso se había extendido por todas partes, lo que le valió un lugar destacado entre la aristocracia no-muerta. Mientras marchaban a través de la tierra fértil, dejando tras de sí un rastro de tierras devastadas y desmoronadas, Atlas sabía que se estaban acercando cada vez más a su objetivo final: Altdorf, el corazón del Imperio.

La sangre es vida warhammer fantasyWhere stories live. Discover now