Capítulo 37

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Almendra

Luego de cortar la llamada con Jackson suelto toda mi bronca acumulada a través del llanto. No puedo creer que sea un ogro de verdad. Lloré unos minutos, mi teléfono suena y veo que es el idiota de mi ogro marido. Decido no atender, voy al baño nuevamente, me arreglo un poco y voy a conocer por mi cuenta esta bella isla. Miro la bateria de mi celular, casi el 93% de carga, agarro una botellita de agua, unos dulces y unas galletas. Ya estoy lista para conocer Grecia.

Salgo de la habitación, coloco mi identificación en el cuello y guardo la llave en el morral que llevo. Llamo al ascensor y una vez adentro de él, me doy cuenta que mi cara refleja muy bien lo que estuve haciendo minutos antes. Se abren las puertas del ascensor y salgo de él. Mi teléfono vuelve a sonar y yo vuelvo a ignorarlo. Coloco mis lentes de sol y cuando estoy por salir del hotel alguien coloca su mano en el picaporte de la puerta y llama mi atención su cercanía. Es Jackson, conozco ese perfume, la de veces que he tenido que salir corriendo a comprarle su maldito perfume.

Jackson- Jamás me rechace una llamada, señora Miller. -dice muy cerca de mi oído, abre la puerta y salgo como puedo porque ya me tiene en su agarre- No te he abandonado. -Ahora hace que me coloque frente a él buscando contacto visual, lo cual se dificulta porque llevo los lentes- Salí en busca de un auto para poder salir juntos a pasear.- no digo nada y mi mirada se coloca sobre una Range Rover negra que estacionan a nuestro lado. 

Almendra- Bien por tí. Creo que llegó tu vehículo. -digo y quiero darme vuelta para seguir mi camino.

Jackson- Nuestro. Ven aquí. ¿Qué sucede? -dice y me saca los lentes de sol y su cara es de decepción.- No quería hacerte llorar. Sólo era un chiste.

Almendra- Ya te dije que no eres bueno para los chistes, deja de querer hacerte el gracioso, Miller. Sólo me fastidias la existencia. 

Jackson- Bien, bien. Sólo sube al auto por favor. De una buena vez por todas.

Emprendimos viaje, el día seguía hermoso, con el sol que brillaba más de lo normal, el agua del mar que nos acompaña en cada vuelta, en cada movimiento. Jackson y yo vamos callados, pero no es tan incómodo el silencio que nos acompaña en este momento. Hace una parada en un muelle y observo que hay varios veleros. Sería magnífico pasear en alguno de ellos.

Bajamos y efectivamente nos dirigimos hacia donde están los veleros y algunos hombres que están organizando distintos viajes. Al menos eso parece desde donde estoy yo.

Jackson se acerca a uno de ellos y yo quedo un poco más atrás que él, casi sin poder escuchar lo que dicen. Al terminar de hablar. Jax se acerca a mí.

Jax- ¿Lista para un paseo en velero?

Almendra- Por supuesto- digo si poder ocultar mi sonrisa, mi ogro marido tiende su mano para caminar juntos hacia el velero que nos es asignado, quien nos guía sube al mismo velero y entiendo de esta manera que él es quien nos acompañará. Subimos y emprendemos viaje. -Esas señoras nos han mirado muy mal.

Jax- Supongo que debe ser porque subimos antes que ellas. Hace tiempo que estaban esperando que les asignen un velero.

Almendra- ¿Por qué no subieron con nosotros como en los demás?

Jax- ¿Me viste cara de compartir paseo en velero con cualquiera? -río y él me clava la mirada intensa que tiene. 

Almendra- No, claro que no. No serías Miller si compartieras. 

Jax- No te pases de lista Anderson y disfruta el paisaje. -me dice e inmediatamente giro mi rostro para, definitivamente, disfrutar de lo que veo. 

Nos alejamos bastante, estamos llegando a otra isla, por lo que se ve. Nuestro guía se acerca a una gran roca y nos indica que allí nos podemos bajar y caminar por los senderos que se observan en tierra firma. Le indica a Jackson que dejará el velero a un costado y señala a un hombre que al parecer también es guía de la misma empresa, o al menos eso creo yo. 

Jackson- Bien, este señor nos está diciendo que dejará el velero allá para cuando tengamos ganas de volver y éste otro hombre nos indica que podemos ir solos por estos senderos y que del otro lado está permitido subir a las rocas para tirarnos al agua, que toda esa zona está protegida y es viable para nadar. 

Almendra- Ok. ¿Y de verdad iremos solos? ¡A la buena de Dios!

Jax- ¡Que exagerada! Ya no tengo dudas de la razón por la que mi madre te adora, eres igual a ella. 

Almendra- Bien, señor aventura. Confío en que nos guiarás y no nos perderemos.

Jax- Eso suena a un hechizo. Juro que te dejo aquí si es que nos perdemos. -me río en su cara y él hace una mueca. -Antes de que me olvide. Te traje esto. -dice y saca de su bolsillo un pequeño chocolate. -Hace demasiado calor para comprarte uno grande, pero no quería dejarte sin el chocolate del día.

Almendra- Gracias Ogro... -muerdo mi labio cuando termino de decirlo y lo miro. -Simplemente se me escapó.

Jax- Ay, Anderson, Anderson. -dice y rompe la distancia que manteníamos, acerca su mano a mi mandíbula y levanta mi cara, mis ojos chocan con los suyos y tengo miedo de decir una tontería más.- No te preocupes, sé muy bien que soy "El ogro jefe" para tí y tus amigas. ¿Se piensan que no se las escucha cuando cuchichean detrás de la puerta de mi despacho o cuando están en la cocina, cariño? Están equivocadas. Se las escucha por completo.

Almendra- Oh. Lo siento. 

Jax- No, no lo sientes y no me interesa tampoco. Bien- ahora si se aleja y yo vuelvo a respirar- Vamos para allá. Es una gran experiencia tirarse de estas rocas. Ya lo verás. 

Observo el paisaje, hay agua, rocas y una hermosa cascada un poco más allá de nosotros. Lo miro a Jackson y él asiente con la cabeza. Voy corriendo y riendo hasta allí. Sin dudas será una experiencia inolvidable. Llego hasta la orilla y comienzo a sacarme la ropa, por supuesto que vine preparada con mi traje de baño. Coloqué mi reloj, celular en el morral que traje y preparé.

Almendra- ¿No vendrás?

Jackson- Claro que si. Pero es mejor si nos acercamos allá, en esta zona puede ser peligroso tirarnos. -terminó de decir eso y salté al agua, su cara fue épica.

Jackson

¿Para qué me gasto en hablar? Al fin y al cabo jamás escucha lo que tengo que decir. Me asomo para ver dónde está y no la veo. Me acerco un poco más y no se ve siquiera en dónde cayó. "¡Almendra!" Grito su nombre y nada, me acerco a otro costadito y nada "¡Almendra!" "¡Maldición! Le dije que no se tire desde aquí" Me saco la bermuda y la remera, las medias, las zapatillas, reloj, celular y coloco todo así no más en donde dejó su morral. Sin pensarlo me tiro. Me tiro e inmediatamente la fuerza del agua hace que salga a la superficie. 

Jax- ¡Almendra! ¿Dónde diablos te metiste? Almendra. -Grito con todas mis fuerzas y me meto al agua por completo para ver si observo algo o no, No tengo suerte. No veo nada, ni en las rocas, ni cerca de la cascada, ni abajo del agua. ¡Almendra! ¡Mierda! -Ya el corazón comienza a latirme cada vez más fuerte por no tener respuesta de ella. 

Contrato, matrimonio y algo más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora