Almendra
Me despierto con un dolor de cabeza y sintiendo que todo lo que ayer ocurrió, en realidad no ocurrió. Es bastante loco lo que por mi cuerpo va pasando. Me levanto de la cama y al parecer lo hago de golpe, siento que se me revuelve el estómago y que tengo ganas de lanzar todo. Voy corriendo al baño a vomitar. Si bien ya no siento el mismo mareo que a la madrugada cuando Jackson me ayudó a acostar, el piso todavía se siente raro.
Salgo del baño y voy a buscar ropa para ponerme, tengo que ir a comprar algunas cosas para la noche, le consulté a Stephen si quería que vaya a horario y salga temprano o si prefería que vaya más tarde y salga al horario que me corresponde, me dijo que no era necesario que vaya y que podía manejar su agenda desde donde esté. Así que, en eso estoy con mi computadora prendida y analizando algunos mails que han llegado. Ventajas de ser la esposa del ogro, supongo yo.
Preparo el menú para hoy a la noche que vienen Alex y Anto y hago una lista de todas las cosas que necesito comprar para poder ir más tarde.
Antonela
Me levanté como pude, no dormí mucho pero, al menos descansé el cuerpo. Siento que no me da más de la resaca y encima el corazón roto no ayuda.
Salgo de la cama y voy para la cocina, Laura me dejó una nota.
"Te dejo la llave, Anto. Si vas a la oficina llevámela allá y sino nos vemos en otro lado para el almuerzo o la merienda. Estás como en tu casa. Nos vemos. Lau"
La verdad que las chicas se han portado muy bien conmigo. No me puedo quejar y creo que encontré nuevas amigas con las cuales salir y poder despejar mi mente. Decido ir a la oficina pero antes voy a desayunar algo porque muero de hambre.
Todavía no pensé bien qué es lo que voy a hacer con Alex, creo que voy a empezar a hacer cosas que antes no hacía por miedo y que luego hablaré con él para decidir mejor. No quiero pensar en separarme, tampoco siento que sea justo que él esté con alguien más. Necesito saber si me ama, si hay algo de ese amor que nos teníamos que sigue estando presente o no.
Me cambio, Laura me dejó algo de ropa, somos la misma talla y tiene ropa muy linda pues es una de las secretarias principales de la empresa, suele vestirse muy bien.
Me preparo un café, como algunas galletitas y salgo rumbo a la oficina, si voy primero a casa no creo que pueda volver a salir. Intento prender el celular pero no prende porque se quedó sin bateria así que, elijo no cargarlo y salir así a enfrentar el día.
Camino rumbo a la avenida para poder tomarme un taxi. Veo que viene uno libre, muy cerca y sin llegar al cordón, lo paro piso mal y doblo mi pie sin querer.
Antonela- ¡Ay, Dios! ¡Qué tarada! -grito y me sostengo el tobillo tratando de calmar un poco el dolor.
X- ¿Señorita está bien? -dice alguien tomándome del brazo y levanto la vista para poder ver a quién pertenece esa voz.
Antonela- Si, gracias. Estoy bien, solo doblé mi pie. -me ayuda a levantarme y acomodarme la ropa y a levantar las cosas que se me cayeron y yo aquí boquiabierta. Es un hombre alto, muy alto, con espalda ancha, ojos azules pero con una pequeña matiz marrón en uno de ellos, pelo castaño oscuro, mandíbula y labios bien marcados. Si no es el hombre más atractivo en la faz de la tierra no sé qué es. Sonrío cuando me doy cuenta que estamos en silencio porque mi mente desvarió varios minutos. -Perdón ¿Qué me decía?
X- Un gusto soy Henri- dice sonriendo seductoramente y tendiéndome la mano con mucha elegancia.
Antonela- Yo, embobada, un gusto- Sacudo la cabeza por la estupidez que acabo de decir. -perdón.
Henri- Qué tal embobada. ¿Está mejor?- me dice en tono burlón y no intento decirle bien mi nombre por miedo a que me salga cualquier otra cosa, otra vez.
Antonela- Si, estoy bien. Tengo que buscar un taxi, el infeliz que venía atrás mío tomó el que había parado.
Henri- ¿Hasta dónde va?
Antonela- Hasta el centro. Cerca del banco.
Henri- Yo la puedo llevar.
Antonela- No, por favor. Le agradezco, simplemente puede ayudarme a parar algún taxi.
Henri- Insisto en llevarla.
Antonela- No, no, está bien. Allá viene un taxi. ¿Podría pararlo por mí? -sonríe de costado en modo galán y yo suspiro largando todo el aire que sostenía sin darme cuenta.
Henri- Listo. La ayudo a subirse.
Antonela- Gracias. Un gusto Henri.
Henri- El gusto fue mio, embobada. -río algo nerviosa y muerdo mi labio, no le diré mi nombre.
Llego a la oficina y voy directo a buscar a Laura, no quiero encontrarme con Alex todavía.
Antonela- Buen día.
Laura- ¡Ay, hola! ¿Cómo estás?
Antonela- Bien, no sé cómo hiciste para levantarte y venir a horario a la oficina.
Laura- No llegué a horario, pero es lo de menos. ¿Pudiste descansar?
Antonela- Algo. ¿Alex vino para acá?
Laura- No, está en su oficina, no ha salido para nada. Pero llegó hecho un fuego, eso si. A Mandy no le ha dado mucha pelota.
Antonela- Ok. Te dejo la llave y me voy. digo y escucho que mi marido se acerca.
Alex- ¡Anto! ¿Dónde estabas? Te llamé un montón de veces al teléfono ¿Por qué lo apagaste? -me dice e intenta alejarme un poco del escritorio de Laura.
Antonela- Hola. Estaba ocupada. Además se me apagó porque me quedé sin bateria.
Alex- ¿Podemos ir a la oficina a hablar un momento?
Antonela- Estoy apurada. A la noche hablamos bien. ¿Pasás por mí para ir a lo de Jax y Almen?
Alex- No creo que pueda ir- dice y mira de reojo a Laura que cada vez que él habla hace alguna cara, claro solo la veo yo porque él la ve completamente de espaldas.
Antonela- ¿Qué tenés que hacer que no podés ir? -pregunto inquietante
Alex- Tengo una cena de negocios. -dice por lo bajo para que Laura no escuche-
Anto- ¿Van a terminar muy tarde?
Alex- Posiblemente, es un negocio que estoy analizando y que requiere mi atención.
Anto- Si, lo imagino. -digo poco convencida de lo que dice.- No te preocupes, iré yo sola a comer con los chicos.
Alex- ¿Sola? Pensé que no querrías ir.
Anto- Si, voy a ir sola. -lo digo muy segura de mí misma- Últimamente estás teniendo tus noches demasiado ocupadas con trabajo, no me parece justo perderme la diversión sólo porque tú tienes que ocuparte del trabajo.
Alex- Yo tampoco es que me divierto demasiado, Amor.
Anto- No, claro. Ya lo creo. Nos vemos mañana entonces. No me esperes a la noche.
Alex- ¿No vas a volver a casa?
Anto- Quizás no.
Alex- ¿Te vas a quedar en la casa de Jax?
Anto- No, posiblemente salga con una amiga. Cualquier cosa te mando un mensaje. ¿Dale? Que tengas un lindo día, Alex. Nos vemos. Chau, Laura. Nos vemos.
Laura- Chau, señora. -dice y río por la formalidad.
Alex- ¡Esperá Anto! ¿No te vas a despedir de mi?
Anto- Claro que me voy a despedir de vos. -digo en doble sentido.- Nos vemos, cariño. Cuídate.
Alex- ¿Y mi beso?
Anto- Aquí- le digo y le tiro un beso al aire para subir rápidamente al ascensor. No tengo ganas de estar dándole besos cuando sé que besó los labios de Mandy... Y no sólo los labios...
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Contrato, matrimonio y algo más.
RomanceÉl es calculador, posesivo, obsesivo, distante y muy sexy. La relación con su abuelo y los intereses que tiene en cuanto a los negocios, lo llevan a pensar en firmar un contrato de matrimonio con su secretaria. Al principio parecía una excelente ide...