Capítulo 14

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Almendra

Me despierto algo asustada por una pesadilla que tuve, hace meses me despierto de la misma manera, si es que duermo.

Trato de calmar mi respiración, veo a Jax que está durmiendo en el sillón. Me ofendí porque no sé qué pretende que haga y él, al parecer, también se ofendió, típico de él, siempre hace lo mismo, siempre pretende tener la razón. Ya el miedo se transformó en fastidio. Decido levantarme para ir a tomar un vaso de leche para poder volver a dormir. A ver si eso funciona.

Salgo de la cama con mucho cuidado, escucho la respiración pesada de Jackson y en mi mente aparece un "Es imposible que lo que tiene de hermoso lo tenga de idiota, maldito engreido". Me coloco la bata y salgo de la habitación sin hacer el más mínimo de los ruidos.

Llego a la cocina, el silencio que se puede apreciar es de las cosas más lindas que la vida me puede dar. Amo el silencio y poder encontrarme en él. No suelo tener mucho de estos momentos, siendo secretaria de Jackson nunca tuve tranquilidad, incluso en mi casa y ahora menos que lo tengo más cerca, por lo tanto, siempre que me encuentro en uno de ellos, lo disfruto.

Abro la heladera, miro todas las cosas que hay adentro, sé que somos muchas personas, pero es increíble la cantidad de comida que compra esta gente. Agarro la leche para poder servirme en un vaso, cuando termino cierro y me aparece Jackson de golpe, atrás de la puerta, no puedo evitar asustarme y tirarle leche encima.

Jax- ¡Maldita sea Almendra!

Almendra- ¡Ay, qué susto! ¿Estás loco de remate o qué te pasa? ¿Cómo te vas a poner atrás de la puerta?

Jax- Pensé que iba a ser divertido asustarte pero veo que no se puede hacer nada con vos. Sos un caso fuera de lo común. ¡Mirá cómo me mojaste toda la remera! Con lo que odio la leche- Empieza a decir mientras se saca la remera y yo miro embobada, se nota que hace ejercicio y que se cuida en las comidas, realmente tiene el cuerpo tallado a mano. Toda la bobada desaparece cuando veo que a Jackson le empieza a agarrar arcada. Yo comienzo a reir- ¿Qué te causa gracia ahora? ¡Ajj!

Almendra- Las cosas graciosas no van contigo Jackson Miller.

Jax- ¡Ajj! Por Dios Almendra necesito dos cosas, uno, que te calles y dos, que esto pare. ¡Ajj!

Almendra- No sé. Podés oler algo fuerte. Vinagre, alcohol, perfume... -digo mientras busco algo de eso en la oscuridad-

Jax- Habla menos y ponte a buscar ya. ¡Ajj!

Almendra- ¿Cómo se dice?

Jax- Maldita sea Anderson. ¡Ajj!

Almendra- Creo que así no se dice, pero tengo una idea. -Me acerco, tomo su cara y le planto un beso creo que más que nada llevada por la emoción que me daba ver su torso desnudo. Soy muy débil, lo sé.- Me alejo y veo su cara de horror. Claro que si, es Jackson Miller ¿Qué podría esperar?

Jax- ¿Acaso quieres que termine vomitando?- Me dolió escuchar ese comentario, sin explicación alguna estampé mi mano en su mejilla.

Almendra- Demasiado grosero, Miller. No era necesario. -Agarré el vaso y lo coloqué en la pileta para despues poder lavarlo, necesitaba tenerlo lejos a Jackson en este momento.

Jax- No quise decir eso, Almendra. Por favor, esperame.

Almendra- Dejame sola, por favor. Iré un rato a la biblioteca, tú puede volver a la habitación. -dije y me fui totalmente humillada.

Entré a la biblioteca con una sensación rara en el pecho, entre dolida y enojada. ¡¿Quién se cree que es?! Trato de respirar profundo, dejo prendido el velador que está en el escritorio y abro un poco el ventanal que permite ver el patio de la gran mansión.

Contrato, matrimonio y algo más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora