El viernes llegó en un abrir y cerrar de ojos. No tuve tiempo a reconsiderar lo de tocar frente a tanta gente, aunque debo confesar que tampoco quería dudar. Me sentía cómodo en los ensayos y poco a poco FAMA iba tomando forma. Joder, teníamos una canción completa. ¿No hay artistas que empiezan con menos?
Hablé con mi hermano la mañana del viernes. Se le veía ilusionado. Puede que yo le hubiera contagiado el sentimiento, solo que se me notaba menos. Le prometí que le mandaría fotos, las que Claudia planeaba tomar mientras estuviéramos en el escenario. A pesar de que no me quitaba el sentimiento de culpa de encima, me alegró saber que Denis apoyaba mi locura de formar una banda con tres desconocidos que empezaban a dejar de serlo.
Hablaba con Martín a diario, por lo que ya no era un desconocido. Me caía muy bien. Incluso me quedaba de madrugada hablando con él de vez en cuando. Todo surgió porque se había interesado en mi proceso de composición y, aunque seguía considerándolo algo muy privado, decidí enseñárselo. Nos acostumbramos a hacer videollamada, mutearnos y trabajar cada uno en su movida: él con la batería, yo con el piano y mi libreta. No nos oíamos, pero de alguna forma nos reconfortaba la «presencia» del otro.
Mi relación con Alan era también buena, a pesar de que no habláramos tanto como Martín y yo. Aun así, había veces en las que me mandaba audios con melodías que se le iban ocurriendo y que luego yo procuraba incorporar en los temas que escribía. También le enviaba trozos de letra para comprobar si llegaba a las notas adecuadas, pero lo hacía un poco por postureo, porque el cabrón llegaba a todas sin desafinar ni una vez.
Y luego estaba Flavio. Era suficiente con decir eso. No hablábamos fuera de los ensayos, y en ellos lo hacíamos cuando no teníamos más remedio. Al principio me soportaba y me parecía atractivo, así que no era para tanto. Pero habíamos llegado a un punto en el que le irritaba cada cosa que hacía o decía, y una personalidad fea eclipsa lo guapo que seas. Por lo que no, Flavio no me caía bien. Me tocaba aguantarlo, pero cada día era más difícil.
De hecho, era Flavio el que me preguntaba constantemente si estaba trabajando en nuestro segundo tema. La respuesta era que sí, pero se lo ocultaba para hacerle rabiar. Le contestaba que estábamos en empate, ya que él nos había conseguido el primer bolo y yo había escrito la primera canción. Cuando él moviera los hilos con sus contactos de la orquesta y pudiéramos seguir tocando en vivo, entonces me pondría a componer de nuevo.
Otra razón por la que le ocultaba que seguía escribiendo era que la segunda canción se me estaba atascando un poco. «La Cicatriz» estuvo terminada en una noche, pero «Tienes Lo Que Mereces» me costó sudor y lágrimas. Quería irme al otro extremo con respecto a la primera canción y escribir sobre el amor. Sabía que el título se podía interpretar de manera negativa, así que jugué con eso y escribí sobre admirar a una persona que se merece todo lo bueno del mundo.
El problema es que la letra era bastante simple y muy repetitiva. Cuando se lo comenté a Martín, me dijo:
—Bueno, muchos hits usan esa fórmula, ¿no?
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FAMA
General FictionLas audiciones para el reconocido programa musical «Haciendo a un artista» han comenzado y Ander va a por todas. Puede que no sepa cantar, pero la composición y los instrumentos son su fuerte. Peores artistas han concursado e incluso ganado, ¿verdad...