4

307 58 59
                                    

El nombre de la banda no surgió sin varios intentos fallidos de cada integrante

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El nombre de la banda no surgió sin varios intentos fallidos de cada integrante.

Cool band.

Todos miramos a Alan con duda. ¿De dónde se sacaba esos nombres y por qué estaba empeñado en uno en inglés?

—Tío, no. Llamarte a ti mismo cool hace que automáticamente dejes de serlo —explicó Flavio.

Estábamos en el mismo local de la última vez, el Picoteo. Repetimos cerveza, pero esta vez pedimos una pizza familiar de pepperoni para compartir. Habían pasado dos semanas desde el primer ensayo, si se le podía llamar así, y teníamos un par de canciones escogidas para versionar. Sin embargo, nos faltaba lo más importante: el nombre de la banda y la idea del primer tema.

—¿Más propuestas?

—Niños perdidos —propuso Martín después de revisar las notas de su móvil.

—No somos niños... —dijo Alan.

—Es una referencia a Peter Pan.

—No me gusta —sentenció Flavio con más resentimiento del que debería.

—Joder, no te ha gustado ninguno de los más de diez que hemos propuesto —me quejé.

—No es mi culpa que no tengáis imaginación.

Cómo le odiaba. Bueno, puede que el uso de la palabra «odiar» fuera un poco extremo. En ese momento lo que Flavio provocaba en mí era una rabia que no podía explicar. Y no me molestaba en ocultarla.

—Entonces pon tú el nombre, ya que estás.

—Tampoco puedo hacerlo todo. Ya estoy intentando que nos dejen tocar en el local de unos amigos y poniendo mi casa para los ensayos. Pensar en un nombre no es ni la mitad de complicado.

Bufé y opté por callarme. Alan percibió la tensión entre ambos y acudió en nuestro rescate.

—¿Y si nos inventamos una palabra? O hacemos una de esas mierdas en las que cambiamos el orden de las letras...

—Un anagrama —dije.

—Eso. Un anagrama.

—Los integrantes de Imagine Dragons hicieron eso —mencionó Flavio, y a mí ni siquiera me impresionó que lo supiera. Parecía haberse tragado un diccionario de cultura popular y musical—. No es mala idea, podemos probar.

—¿Propuestas?

—No se me dan bien los juegos de palabras —confesó Martín.

—¿Soy el único que hace crucigramas cuando está aburrido? —pregunté.

Tras unos segundos de silencio, Flavio asintió.

—Sí, eres el único.

Suspiré de manera exagerada. Agarré una servilleta limpia y tomé el boli que Flavio tenía sobre la mesa sin pedírselo prestado. Me gané una mirada asesina, pero me dio igual.

FAMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora