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Liam

Aliviado. Así era como me sentía después de hablar con Zayn. Creía en su palabra, dijera eso lo que dijese de mí. A lo mejor era yo el ingenuo.

También estaba a punto de explotar.

Por mucho que lo hubiera intentado, no había olvidado lo intenso que era siempre todo con él, aunque estaba claro que mis recuerdos no le hacían ninguna justicia. Le bastaba un toque para despertar cada nervio, cada músculo y cada hueso de mi cuerpo. Como si sus caricias cantaran una dulce y excitante canción que me hiciera vibrar en sintonía con él y a la que no pudiera resistirme por mucho que quisiera.

Cuando las cosas habían empezado a avanzar entre nosotros nunca se me había ocurrido pensar que sería así. Que el buen sexo se convertiría en algo más. Por Dios, ni siquiera había tenido una relación de verdad con una chica. No era como si fuese alérgico al compromiso, pero tampoco tenía prisa por salir en serio con nadie; menos aún en la universidad.

Y ahora no podía dejar de preguntarme qué demonios iba a pasar con nosotros en el futuro. Qué haría Zayn -sí, de nuevo era Zayn. Mi Zayn. Mío. Mierda- con Olson & Faulk. Era una oportunidad demasiado buena para desaprovecharla, aunque ni siquiera quería pensar en las condiciones que Foster trataría de imponerle.

Zayn se separó un poco de mí y buscó mi mirada.

-No debo de estar haciéndolo muy bien. Te oigo pensar desde aquí - señaló, pero una sonrisita maliciosa comenzó a aflorar a sus labios y luego...

Cayó de rodillas frente a mí.

-Mierda.

Mi mano voló hasta su cabeza y hundí los dedos entre los mechones de pelo oscuro, mientras que las suyas fueron directas a la cintura de mi pantalón. Me lo bajó sin contemplaciones hasta medio muslo, arrastrando el bóxer al mismo tiempo y liberando mi erección, que saltó orgullosa y encantada de tener toda su atención. Pensé que perdería la cabeza cuando contemplé el modo en que se lamió los labios.

-Siempre tan listo para mí, chico de oro.

-Voy a reventar en cuanto te la metas en la boca -me reí, porque no había otra cosa que pudiera hacer.

Podía oír los ruidos de la fiesta a través de la puerta; gente que pasaba por el pasillo, la música, risas, gritos cuando alguien recibía un susto... Mis hermanos, y mi hermano real, estaban allí. Medio campus parecía estar en aquella puta fiesta en realidad. Todos a una pared de distancia.

Y Zayn Malik se hallaba a mis pies, de rodillas y a punto de chupármela.

Si eso no era la fantasía húmeda de cualquier tipo gay o bisexual, nada podía serlo. Incluso cuando él convertía algo tan sumiso como estar arrodillado frente a alguien en un alarde de poderío y control. Bien podría haber sido yo quien estuviera postrado ante él.

Me estremecí cuando sacó la lengua y la arrastró muy despacio sobre la humedad que ya me cubría la punta. No apartó los ojos de mi cara mientras lo hacía y se las arregló para no dejar de sonreír tampoco. Había algo perverso en contemplarlo sonriendo de ese modo mientras más pasadas de su lengua caían sobre mí. Como si le gustase tanto que no pudiese evitarlo.

Como si lo disfrutase incluso más que yo.

Gemí ante el pensamiento y mis dedos se enterraron más en su pelo. Me obligué a no empujar con las caderas y metérsela en la boca de golpe. A duras penas conseguí estarme quieto.

Pero Zayn era... Zayn, y parecía conocerme incluso mejor que yo mismo.

-Vamos, chico de oro. Dame todo lo que tengas.

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