Liam.
Algo iba mal.
En cuanto me desperté y me encontré solo en la cama de Zayn, tuve un mal presentimiento. La voz lógica de mi cabeza me decía que él podía estar en el baño o abajo desayunando, algo complicado porque nuestra cocina era un desastre últimamente, incluso más de lo habitual. Quizá bajaría y lo encontraría charlando con Cooper o con Grayson. O habría salido a correr para despejarse... Pero desde la noche anterior Zayn había estado comportándose de un modo extraño, y algo me decía que el hecho de que no estuviera en la cama conmigo no era un buen presagio.
Tras mi encontronazo con Mare, a la que le había hecho saber que no estaba interesado de la forma más educada pero firme posible, Gray había aparecido en la fiesta luciendo tan solo su eterna sonrisa y una bolsa de basura sobre el cuerpo, lo cual dio lugar a un revuelo considerable entre los asistentes. Fue él quien me informó de que Zayn estaba fuera y que parecía necesitar un amigo. El modo en que lo dijo casi me hizo preguntarle qué demonios se estaba callando, pero me centré en el hecho de que Zayn se había escabullido de la celebración y no me había dicho nada al respecto.
Llegué a pensar que había visto a Mare lanzarse sobre mí y estaba molesto por eso; no habría sido el único que sintiera celos de los dos, la verdad. Sin embargo, una vez que lo había encontrado en el jardín con expresión sombría y una actitud cautelosa y retraída, comprendí que se trataba de algo más que un simple brote de celos irracionales.
No había preguntado cuando me pidió que lo besara casi a las puertas de nuestra fraternidad. Tampoco cuando me llevó a casa y luego a su dormitorio. Y menos aún al percibir la necesidad que brotaba de él mientras me besaba, me acariciaba y empujaba dentro de mí como si fuera a morirse si no lo hacía. Todo había sido distinto y extraño la noche anterior, aunque no en todos los casos fue de la peor manera.
La forma en que Zayn me había tocado... Bueno, estaba seguro de que eso no había sido simplemente un polvo. No habíamos follado sin más, y no era que no me gustase cuando eso sucedía. Pero la noche anterior las emociones de Zayn habían estado dispersas por todas partes. Sobre su rostro, sus labios y su piel. Y también en esos dos pozos avellana que eran sus ojos y que habían parecido más profundos que nunca y un poco más tristes que de costumbre.
Así que, si no estaba allí ahora para hablar de ello, mucho me temía que su ánimo no habría mejorado en absoluto.
Me deslicé fuera de la cama y salí al pasillo. Las puertas de Grayson y Cooper estaban cerradas y no se oía ningún ruido tras ellas, así que imaginé que estarían durmiendo la mona; incluso puede que alguno de los dos hubiera pescado algo en la fiesta y no hubiera pasado la noche en casa. O que no estuviese solo.
Oí golpes en la puerta principal y me asomé a la parte alta de la escalera a tiempo para ver a Zayn dirigirse hacia la entrada. Sonreí sin querer, aliviado al saber que estaba en casa después de todo y no había... huido o algo por el estilo. Estaba claro que me había vuelto un poco paranoico.
Incluso recién levantado, tenía un aspecto jodidamente espectacular. Con esa mata de pelo oscuro despeinado, el pecho desnudo y tan solo un pantalón de algodón colgando de las caderas demasiado bajo como para permitirme echar un buen vistazo a los hoyuelos que se le formaban al final de la espalda con cada movimiento.
Mi erección matutina me recordó que estaba más que listo para perderme de nuevo en su cuerpo, y tuve que palmearla para hacerle saber que iba a tener que esperar un poco.
—¿Qué haces tú aquí? —oí exclamar a Zayn en cuanto abrió la puerta.
Aunque me disponía a bajar la escalera, la brusquedad con la que lanzó la pregunta me hizo detenerme en el acto. Puede que Zayn en ocasiones se mostrara arrogante o algo gruñón, pero, además de ese toque de irritación que a veces empleaba con Cop cuando se metía con nosotros, su voz contenía ahora un matiz tenso y alerta que despertó mi propia inquietud.