Epílogo.
—Deja de leer esa basura de una vez —suspiró Cooper desde su silla a mi lado, dándole un manotazo a mi móvil.
Teníamos unos asientos muy buenos en realidad. Zayn nos había ofrecido, como siempre que jugaba, acceso al palco. Pero yo quería estar allí, entre los aficionados. Sinceramente, las esposas y las novias de los jugadores aún me daban un poco de miedo, incluso cuando la mayoría se habían portado muy bien con nosotros, al menos de puertas para fuera.
—El partido aún no ha empezado —gruñí, mientras leía un hilo de Twitter con un montón de comentarios sobre Zayn.
Había un poco de todo: malos, buenos, ofensivos, despreciables. Un montón de halagos y mucha mierda también, justo como Luka había previsto más de un año atrás. La temporada de Zayn como novato con los Rams había sido espectacular, además de agotadora. El campamento y la pretemporada no habían resultado precisamente fáciles para él: un equipo nuevo con un montón de desconocidos, un entrenamiento aún más duro que al que estaba acostumbrado. Miradas. Susurros. Cuchicheos. Mierda y más mierda incluso de sus propios compañeros. Recelo en los vestuarios.
Pero también había obtenido apoyo y, conforme los días fueron avanzando, incluso hizo algunos buenos amigos.
Y, finalmente, respeto.
Claro estaba, había ayudado que fuera seleccionado por los Rams como número dos en la primera ronda de los drafts.
Todo lo que había logrado hasta el momento le había costado mucho trabajo y esfuerzo, y morderse la lengua frente a algunos titulares sensacionalistas, pero eso no había preocupado en realidad a mi novio. No, él parecía crecerse cuando todo el mundo le exigía más. Más. Mucho más. Siempre más que al resto.
Ahora comprendía cómo debían de sentirse muchas mujeres que, solo por el hecho de serlo, a diario se veían forzadas a demostrar constantemente su valía en entornos laborales tóxicamente masculinos.
Pero no todo había sido malo durante aquellos largos meses. La agencia de Luka, a pesar de ser nueva y pequeña y no poseer el renombre de otras, había demostrado ser la mejor opción que Zayn hubiera podido elegir; habían peleado por él con todo lo que tenían. Yo había entrado a formar parte de su plantilla tras mi graduación, así que sabía de lo que hablaba. Todo el equipo de Luka se ganaba hasta el último centavo que Zayn les entregaba de su sueldo, eso seguro.
—Ya está. —Me guardé el teléfono en el bolsillo. No tenía sentido torturarse—. ¿Contento?
—Es tu novio el que se juega su primer campeonato hoy.
Le puse los ojos en blanco y él me dio un empujón, aunque sonreí ante el recordatorio. No era como si lo hubiera olvidado, pero cada vez que alguien lo decía en voz alta era como si fuera yo quien estuviese a punto de saltar a aquel campo para pelear por mi propio trofeo Vince Lombardi.
Teniendo en cuenta que era un novato, Zayn había jugado bastantes minutos durante la temporada, sobre todo hacia el final, cuando el quarterback titular de los Rams había sufrido una compleja lesión en el hombro derecho que lo había dejado fuera para el resto de la temporada. Antes de eso, Zayn ya había demostrado ser capaz de trabajar muy bien bajo presión, pero esa oportunidad fue todo cuanto necesitó para empezar a asentarse en el seno de su nuevo equipo y ganarse el favor de sus entrenadores, así como de sus compañeros y de una parte de los aficionados.
El himno nacional comenzó a resonar a través de todos y cada uno de los altavoces del estadio y, mierda, creo que nunca me había emocionado tanto en mi vida. Todo el mundo estaba de pie y las cabezas se alzaron cuando, al terminar, dos cazas atravesaron el cielo.