-Buenos días, mi señora.- el sol ya había salido cuando Irena entró en la habitación.
Me desperté de golpe, acalorada, con mi último recuerdo de la noche siendo una voz animal y seductora que me había llevado hacia el precipicio de lo que conocía como placer. Tapándome con la sábana, observé a la anciana, quien se había vestido para recibir a las damas que hoy llegarían a la fortaleza. Llevaba un vestido de cuello alto y manga larga de color verde esmeralda que combinaba con sus ojos y había recogido su pelo blanco con una diadema dorada formando un moño detrás. Veía cierto picardía detrás de sus ojos cuando me miró por primera vez.
-Vamos, hemos preparado un baño en la habitación de enfrente. Irial y yo hemos acordado que en la ausencia de su hermano no podemos comportarnos como carceleras, no cuando criamos a su madre.- se llevó las manos a la cabeza con una sonrisa.- Sois el reflejo de la joven que fue. Ahora báñese y yo la peinaré para que reciba las damas como la señora de Adan Myurr.
Y así hice, habían colocado una bañera pequeña de cobre en la habitación de enfrente, y un orinal donde también podría aliviar ahora mis necesidades. Disfruté cuando Irena me aplicó ungüentos que aliviaron el calor sobre la marca y me entregó un aceite para curar la herida en mi cadera. Me ayudó a ponerme un precioso vestido verde que Alister me había traído tras pasar un fin de semana en la capital. Fue un regalo de cumpleaños. La tela era de un color esmeralda brillante, mucho más nuevo y bonito que el de Irena. Tenía una escote recto y horizontal que revelaba la clavícula descendiendo en unas mangas de tul decoradas con flores doradas bordadas con delicadeza. Me coloqué unos zapatos cómodos y aptos para recorrer la fortaleza.
-Siéntese, he traído un espejo para peinarla.- Irena me acompañó a la habitación de nuevo y me hizo sentarme cuando colocó un enorme espejo al lado de la chimenea que reflejaba mi cama directamente.
Me sentó frente a él y comenzó a cepillar mi cabello con cuidado, deshaciendo nudos y enredos de la noche anterior. ¿Fue real? ¿O fue solo una alucinación?
-Vuestro cabello es igual, liso y largo.- me sonrió desde el reflejo mientras me peinaba, con ojos melancólicos.- Me gustaría dirigirme a usted no como mi señora sino como mi sobrina, han pasado muchos años desde la última vez que la vimos…
-Por supuesto.- me di la vuelta conmovida, amaba a mi madre y deseaba conocer mejor a las mujeres que le habían criado. Ansiaba una familia.- La echo de menos, cada día.
Noté el escozor de las lágrimas asomar en mis ojos. La anciana me miró con la misma sonrisa arrugada, sin enseñar los dientes.
-Yo también, mi niña.- tomó una de mis mejillas con sus manos cálidas y arrugadas.- Ahora estás aquí y cuidaremos de tí. Cuando vuelva, si lo deseas podrías vivir aquí, si tu padre lo permite. Aldana siempre quiso quedarse.- rió melancólica mientras tomaba el cepillo para continuar peinando.- Voy a hacerte una trenza y colocaremos un bonito peine, tu amiga Adela lo llevaba en sus manos cuando llegó, he pensado que te gustaría llevarlo.
Sacó de un bolsillo en su vestido el precioso peine que semanas atrás había visto por primera vez. Lo tomé de sus manos con cuidado, la plata ya se había oscurecido.
-Claro, aunque preferiría devolvérselo. ¿Puedo visitarla esta tarde?- pregunté esperanzada, apretando el accesorio de plata entre mis manos.
-Nunca te lo negaría.- musitó sería mientras empezaba a trenzar mi cabello con sus dedos finos y arrugados.-¿Estás cómoda en esta alcoba?
-Es preciosa, adoro la cristalera, puedo ver el bosque desde la cama y disfrutar del atardecer…- narré sumergiéndome de nuevo en mi sueño salvaje e indecente de la noche anterior.
-Tu madre solía escaparse en la noche, igual que tú.- me interrumpió con cierta cautela en su voz.- Esta fue su habitación, aquí pasamos tardes y mañanas interminables peinando su cabello después de su vuelta triunfal del bosque.
-Entonces nos parecemos mucho más de lo que creía.- respondí.
Saber que está había sido su habitación también…Me llenaba de alegría en cierta forma.
-De pequeña traía aves o conejos, colocaba trampas cerca de los muros y no llegaba más allá del cementerio, igual que tú.
-No debí marchar sin preguntaros.
-No te hubiésemos dejado ir, mi niña. Aldana era un espíritu libre y apenas podíamos contenerla, creo viste a un cuervo de ojos verdes en el cementerio, ¿Me equivoco?
-No. Estás en lo cierto.- mi sangre se heló.
¿Podrían ser aquellos ojos verdes los suyos?
-También sé que portas una marca en tu piel y necesito contarte lo que significa. Pero niña, antes de nada debes comprender que aquí las cosas son distintas, la naturaleza posee distintos espíritus y el bosque es uno de ellos. En él habitan criaturas y seres desconocidos y peligrosos.-la escuché con atención, después del ataque que sufrimos lo sabía con certeza.- No sé de qué forma, pero la noche en la que fuisteis gravemente heridos por las bestias, una de las criaturas de este bosque te marcó como su alma gemela.
-¿Cómo?- me congelé en la silla.
-Es difícil de creer pero dadas las circunstancias es mejor que lo sepas. El manantial en el que estabais es un lugar sagrado para ellos, solo entran allí con su alma gemela para sellar su vínculo.- dios mío.- Esa criatura salvó tu vida y por alguna razón…Te escogió como suya.
-Puedo comprender la existencia de los espíritus y las criaturas mágicas pero una marca que vincule nuestras almas…eso es antinatural, un pecado.- la anciana se sentó a mí lado y tomó mis manos, dejando la trenza a medio hacer.
-Al contrario, mi niña. Es lo más natural, ellos rezan a la diosa de la luna y creen que deben encontrar a una mujer pura y fuerte a la que amar y proteger…Tú no has crecido entre ellos, no conoces sus creencias, pero sé que ya has experimentado la unión con él.
No exactamente, deseaba unirme a él pero no sabía cómo hacerlo. Sin embargo, el placer de la marca, el calor, mi sueño…Estaba en lo cierto.
-¿Qué clase de criatura es?- la anciana cambió su expresión en el momento.
-No debería…Es mejor que lo descubras a su tiempo, por eso quiero ofrecerte una salida, mi niña.
-¿Entiendo que hay una forma de romper ese vínculo? Mi padre y mis hermanos…no puedo abandonarlos pero, no sé qué será de mí si se pierde la guerra o ganan y marcho a la capital para casarme con un hombre al que no conozco. No sé qué destino puede ser más peligroso.- ¿y acaso sería él, el hombre del cementerio?- Cuéntamelo todo.
Cortito pero me gusta actualizar más a menudo jajaja Pronto me voy unas 3 semanas de viaje y quiero daros unos buenos capítulos por si no tengo tiempo para escribir.
¿Qué os está pareciendo el libro y las subtramas?
Foto de mi rincón de escritura. Los sonidos de los animales y los bichitos de noche me encantan jajaj
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Danza de Lobos
RomanceCuando comienza la guerra, Liara es enviada por su padre a refugiarse en un castillo en el Bosque Maldito. A punto de morir, ella es encontrada por la bestia. • Todos los derechos de esta obra me pertenecen, está registrada y no permito ninguna adap...