Capítulo 8

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George

-Mami... - Dije tratando de esconderme detrás de ella.

Había hombres muy grandes detrás de un señor algo viejo, me daban miedo.

Siempre fui un chico que se llevaba bien con las personas, siempre que conocía a alguien más me alegraba pero... Estos señores no se veían amigables y eso me daba miedo.

-lléveselo. - Escuche que dijo mamá al señor cuando este le entró un maletin, el haciendo una seña, los señores que me daban miedo se empezaron a acercar a mi, empecé a temblar, me aferraba a mi mamá pero ella se quitaba de mi.

Llore y estuve pegando al aire, no me quería ir, sería un mejor hijo, ya no hablaría tanto, me portaria mejor, haré lo que sea....

El señor viejo llevaba un sombrero, era el único, llevaba un guante en una mano y creo... ¿Una cicatriz? En su cara, atravesando la mitad de su ojo. Detrás de él había alguien más que no se movió, alguien alto, cabello negro, sonreía en todo momento...

Olvide todo lo que pasó después, desperté en un cuarto sin luz, las ventanas tapadas, estaba sobre una cama. Curioso por el lugar repase cada rincón hasta que me di cuenta que había dos camas más, yo estaba en la cama de en medio, en la cama de mi izquierda, cerca a de puerta, estaba vacía y en cambio la cama de mi derecha estaba con alguien, al parecer aun no despertaba.

Después de un rato más, se empezó a mover, era tiempo de conocerlo.

-Hola, ¿Cómo te llamas? - Pregunte tratando de sonar tranquilo.

-¿En donde estoy?, ¿qué paso?, ¿quién eres?, ¿me harás daño?. - Solto todas esas preguntas tan rápido, empezaba a sollozar.

Lo comprendía, se veía un poco más y joven que yo.

-Tranquilo... Mi nombre es George, no se porque estamos aquí, solo recuerdo que mi mamá les pidió que llevaran, no te haré daño, estoy tan perdido como tú. - Trate de decirle lo más calmado que podía.

Me empecé a acercar a su cama guardando una distancia prudente para no espantarlo. Cuando comenzo a sollozar me acerque más y lo abrace, no me di cuenta cuando yo empecé a hacer lo mismo, lo necesitábamos.

Cuándo nos calmamos seguimos abrazados, ninguno se quería soltar, teníamos miedo.

-S-soy Oscar. - Al final dijo.

-Qué gusto conocerte Oscar. - Le dije sincero y con una sonrisa.

Nos quedamos platicando y conociéndonos hasta que se abrió la puerta y entró un señor con otro niño, Oscar y yo nos alejamos lo más que pudimos cuando vimos lo dejo en la cama, salió y cerró la puerta con llave, nos acercamos al otro chico y se veía como de la edad de Oscar, cabello negro, piel pálida. Lo dejamos dormir ya que al parecer eso era lo que nos hacían.

-H-hola. - Escuchamos una tercera voz, era el chico.

Estabamos tan metidos conociéndonos qué no notamos qué se había despertado.

-Hola, soy George. No sabemos como llegamos aquí. - Le dije ya que me quería ahorrar preguntas.

-Soy Oscar. - Al final Oscar con una sonrisa le dijo. Al parecer funcionó ya que el otro chico también sonrió.

-Lance. - Que bonito sonríe.

Entre los tres nos conocimos más, paso lo mismo, fue su mamá. Algo tienen las madres de verdad. Después a todos nos sacaron del cuarto y estábamos en una enorme sala. Vimos llegar a otros dos chicos.

Se presentaron con nosotros y un señor dijo que nuestras clases comenzarán.

Espalda recta, libros en la cabeza, camina, golpes si hay un error, no hay distracciones.

Todos estábamos en posiciones horriblementes dolorosas, era dolor, libros pesados en la cabeza.

Escuchamos libros caer, era Charles. Dios mio.

Oscar y Lance se escondieron atrás de Checo y de mi mientras vimos como un señor se llevaba a Charles quien este suplicaba y lloraba, todos nosotros nos tapabamos los oídos para no escuchar, apartabamos la vista ya que siempre dejaban la puerta abierta del cuarto para que lo viéramos.

-Tienes que ser perfecto. - Le dijo a Charles el señor viejo o cicatriz. Después se giro a nosotros. - Tienen que ser perfectos.

Charles no era el único que recibia los golpes, todos en algún momento los tuvimos, mientras menos errores, menos golpes.

Nuestros GuardaespaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora