Capitulo 55

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Charles

-Fue hace algunos años cuando toda nuestra carrera empezó. Empezó con ser vendidos a una persona...

Llego el momento.
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-Aun éramos niños cuando paso todo. - Dije yo después de Checo. 

-Nuestras madres nos vendieron a un señor. Nunca descubrimos el por qué.

-Era una noche... mientras que unos niños dormían en sus casas, nosotros fuimos levantados para ser llevados por un desconocido.

-¿Lo gracioso?, fue por unos miserables dolares. Nuestra infancia antes de eso tampoco fue la más bonita.

-Éramos muy pequeños, unos niños. Y ese señor nos llevó, un regaño y una sonrisa al ver el dinero como último regaño.

-Nos habían desmayado y despertamos en unos cuartos oscuros, no podíamos ver nada. Todo era oscuridad, sin una ventana, estábamos encerrados.

-Hay fue cuando nos conocimos. - Dije y Checo agarro mi mano en señal de apoyo.

-Estabamos en el mismo cuarto, Charles había despertado primero, tuvimos una pequeña platica antes de que nos sacaran.

-No sabíamos cuanto habíamos dormido, tal vez unas horas o días. Teníamos la misma ropa que cuando nos llevaron.

-Nos sacaron del cuarto y nos dejaron en un salón, después habían llegado los demás chicos, fue el primer momento en el que nos sentimos más acompañados qué nunca.

-Después de conocernos, entro el mismo señor que nos había comprado. Detrás de él, venían dos más, se veían más jóvenes.

-Ellos dos solo se nos quedaban viendo, su mirada era... viciosa, como si fueran trofeos, como si fuéramos un regalo, algo que ganaron.

-El señor nos dijo que estaríamos ahí, trabajando para el, nos desarmaría y nos volvería a armar a su modo, nos rompería para pegarnos de nuevo.

-Dijo que seríamos su mejor obra, su grandeza, su tan preciada pintura.

Hubo una pausa en la que aproveche para tomar de mi taza pero mi mano temblaba demasiado hasta que Carlos puso su mano arriba de la mía para apretarla y calmar mi temblor, le sonreí y deje mi taza y Carlos retiro su mano para ponerla en mi muslo.

-Es ahí en donde empezó todo, nuestra vida, volvimos a nacer. Empezaríamos con un entrenamiento para ser esto, modelos. Quería que fuéramos perfectos.

-Nuestro trauma sobre los libros y tazas tiene un porque. Se nos exigía tener una postura tan perfecta que usábamos libros tan pesados y las tazas con agua tan llenas que un movimiento podías hacer qué el agua se saliera aunque sea un poco.

-En posiciones tan incómodas por horas, sin descanso alguno, todos los días. Algún error y recibirás castigos.

-Nuestros castigos podían ser desde dejar de comer por días hasta latigazos en la espalda, partes de cuerpo quemadas por cigarros.

Me removi incómodo en mi lugar, recordando las aun notorias cicatrices de los latigazos.

-Los castigos eran interminables, había días en las que ni siquiera podíamos levantarnos de la cama y aún así teníamos que hacerlo para seguir practicando.

-Nos hacía ocupar corset tan apretados casi dejándonos sin aire. Muchas veces nos desmayabamos y nos los apretaba más.

-Las heridas sin tratar, nos daba de comer muy poco. Regresar al cuarto después al salón y al final el cuarto. Vivíamos en un bucle.

Nuestros GuardaespaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora