Carlos
-¡Por favor!, ¡déjalas!, ¡basta!. - Le gritaba a esa señora.
Esa señora que llegó solo a quitarnos todo.
-¡Callate!, ¡eres un niño malcriado!. - Me gritó.
Siguió golpeando a Ana y a Blanca.
-¡Las lastimas!. - Le dije.
Sus sollozos se escuchaban más fuertes.
-¡Me quedaré con el dinero de su padre y ninguno resivira nada!.
-¡Por favor para!. - Era Ana.
-¡A ustedes los mandare a un internado y nunca regresarán!.
-¡Duele!. - Fue Blanca.
-¡Déjalas!, ¡suéltalas!. - Le seguía gritando.
-¡Te dije que te callaras!. - Se acercó a mi.
Y empezó conmigo, golpe tras golpe, bofetada tras bofetada, arañazos tras arañazos, jalón gran jalón.
-¡Eres un maldito!, ¡tu madre no pudo criar a alguien decente!, ¡por eso se murió antes!. - No me dolían sus golpes, me dolían sus palabras.
-¡Dejalo!. - Grito Blanca.
-¡Por favor!, ¡lo lastimas!. - Siguió Ana.
-¡Son una familia de desgraciados!, ¡lloran por alguien insignificante!. - Palabras que dolían cada vez más.
Nuestros sollozos se escuchaban cada vez más fuertes.
-¡Ese jodido jardín asqueroso lo voy a quemar!.
-¡Ustedes son niños malcriados!
-¡No merecen nada!
-¡Me quedaré con su dinero!
-¡No son nadie!, ¡su madre nunca los quiso!
Golpe, golpe, golpe, golpe...
En un momento deje de sentirlos, no sentía nada, solo un hormigueo recorrer mi cuerpo.
-Para... Por favor para... No diremos nada. - Susurraba con las pocas ganas que aun tenía.
-¡Son desgraciados!.
-¡¿QUÉ TE PASA LUCÍA?!. ¡SUELTA A MI HIJO EN ESTE MOMENTO!. - Era papá, había llegado antes del trabajo.
-Y-yo... Ca-Carlos... Es-escúchame. - Trataba de formular algo.
-¡Alejate de ellos!. - Le gritó y la señora me soltó, caí al piso. Pude ver a papá poner detrás de él a mis hermanas.
-¡LARGO DE MI CASA AHORA!. - No se movió. - ¡AHORA!. - La señora salió corriendo.
Papá se acercó conmigo.
-Todo estará bien, te llevaré al hospital, aguanta hijo mio, por favor. - Escuchaba lejano su voz y de pronto cerré los ojos.
Sentía una brisa, algo suave debajo de mi, moví mis manos para sentirlo, era pasto.
Abrí mis ojos, estaba en un campo lleno de flores, a unos cuantos metros pude ver a alguien, sabía quien era.
-¡Mamá!. - Corrí a ella y me recibió en sus brazos. Solté a llorar, me aferraba a ella, no quería soltarla.
Sabía que estaba soñando y no quería despertar, quería estar con ella.
ESTÁS LEYENDO
Nuestros Guardaespaldas
RandomCinco modelos, sus nombres, Charles Lecrerc, Sergio Pérez, Oscar Piastri, George Russell y Lance Stroll, una salida ocaciona que tengan un guardaespaldas personal. ¿Qué pasara con ellos?. Un juego hay dentro de todo esto ¿lo podrás resolver?