Capítulo 32

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Charles

-¡Levántense!. - De pronto escuche un grito de Oscar.

Señor, soy yo de nuevo.

-Shhh. - Checo le dijo.

-¡Vamos arriba! Hoy desafortunadamente toca ir al gimnasio, pero nuestros guardaespaldas nos acompañarán. - Dijo Oscar.

Empezó a saltar en la cama. Y yo me pegue más al cuerpo que me tenía encerrado en sus brazos.

-Oscar, tal vez te quieras vengar por todas veces que George te interrumpe con Lando, ve a despertarlo a el. - Fui yo el que lo dijo.

-¡Tienes razón!, nos vemos en una hora. - Salió corriendo de la habitación.

Solté un suspiro, tal vez podía conciliar el sueño un rato más.

-Hay que levantarnos. - Carlos lo dijo despacio.

-Callate si no quieres que te tire de la cama. - Le advertí y soltó una pequeña risa.

-Charles hazte más para allá. - Fue Checo y me empujó más para con Carlos.

Yo solo me enterré en el pecho de Carlos y el repartía caricias en mi espalda.

Solté un suspiro de satisfacción.

-Ya levántense. - Era Oscar de nuevo.

Me pare un poco en la cama y le avente mi almohada, claro, el cerro la puerta antes que llegar a el.

Se escucho la risa de Carlos y Max.

-Cállense. - Los regaño Checo.

Le hice una seña a Max qué se acercara.

-Le gusta que lo despierten con muchos besos en sus pecas. - Le susurre para que Checo no escuchara. El solo asintió y me sonrió, yo solo le guiñe el ojo.

De pronto sentí un jalón en mi cintura que hizo alejarme.

Sabía de quien era así que solo trate de acomodarme de nuevo para poder dormir. Claro, no pude.

-Ya estas despierto, levántate. - Dijo Carlos y eso que le advertí.

En un rápido movimiento me safe de el y lo tire de la cama, claro, lo agarre desprevenido porque sino hubiera sido así, nunca lo hubiera logrado.

No paso mucho cuando sentí un jalón en mi brazo y de pronto estaba arriba de Carlos. El muy me tiro.

-Hola. - Me dijo normal.

-Jodete. - Y voltee los ojos.

-Esa boquita. - Dale con lo mismo.

Solo solté un suspiro de frustración.

-Buenos días. - Me mando una sonrisa hermosa y un beso en una de mi mejillas.

-Buenos días. - Solo le di un beso en su mandíbula qué era donde podía alcanzar. - Hay que levantarnos.

El no puso resistencia y me dejó.

-Bien, hay que apurarnos.

Checo y Max se fueron a cambiar a su cuarto.

Todos ya estábamos listo para ir. El hotel tenía su propio gimnasio y se reserva solo a nosotros. Era enorme a decir verdad y fuera de él había un jardín.

-Ya me arrepentí de venir. - Dijo Oscar.

-Ni se te ocurra. Nos despertaste a todos para venir. - Fue Checo quien se quejo.

-Además, estabas tan emocionado que nuestros guardaespaldas hiban a venir o más bien ¿que Lando hiba a venir?. - Le dijo George.

George ya suéltalo.

Nuestros GuardaespaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora