Capítulo 27: Resaca

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Al día siguiente me levanto con una leve resaca, tuve unos sueños extraños con el señor Lynch en el club, pero no recuerdo haberlo visto anoche. Le respondo los mensajes a mis amigos del trabajo y también a Sebastián.

Mi mamá me ha dejado un mensaje diciendo que salió un momento con sus amigas y me dejó el desayuno en la cocina. Me alegra que pueda seguir con su vida con normalidad. Me levanto y me dispongo a limpiar la casa minuciosamente. Pero primero tomo unas pastillas para el malestar que tengo.

Cuando estoy terminando con la limpieza escucho el timbre de la casa. Al abrir encuentro a Sebastián.

-Hola, muñeca. Dice con una sonrisa. Cargando unas bolsas de compras en sus manos. -¿Te sientes mejor hoy?.

-Sí, un poco mejor. Gracias. Sonrío ligeramente. Solo tengo un poco de jaqueca. Pero ya tomé algo para eso.
Lo invito a pasar a mi sillón.

-Llegué tarde, entonces. Dice fingiendo indignación y me muestra lo que trajo: pastillas, para la resaca, antiácidos y botellas de suero oral. También algo de comida.
Sonrío conmovida. -No tenías que hacerlo.

-Anoche no te veías muy bien. Supuse que lo necesitarías. Comenta ligeramente ruborizado.

-Te agradezco todo esto. Me río debido al detalle exagerado. -Estoy segura de que me servirá.

-Es bueno no haber venido a visitarte en vano, quería saber cómo estabas y también verte un momento.

-Tengo un novio muy amable. Digo bromeando

-Por supuesto. Debemos ser la pareja ideal. Responde a la broma.

Ambos nos reímos un momento. Tenía dudas sobre lo sucedido anoche, ya que todavía hay recuerdos borrosos en mi memoria. Así que le pregunto.

-Sebastián, ¿Qué sucedió exactamente anoche?. Me parece que vi al señor Lynch. Pero no estoy segura de eso. ¿Puedes decirme?.

Sebastián guarda silencio durante unos segundos.

-Antes de llegar, Adam estaba contigo en su auto, él pensaba traerte hasta tu casa. Los vi y te traje yo mismo. No podía permitir que se lleve a mi novia, ¿verdad?. Sebastián sonríe.

-Así que eso pasó. Murmuré.

Seguimos conversando, preparo algo de comer para Sebastián y comemos juntos, pasamos un momento agradable.

Cuando Sebastián se ha ido reviso mi teléfono y veo que tengo un mensaje de Fiorela: "Me alivia que te encuentres bien, Mía. Anoche no estaba tranquila hasta que recibí el mensaje de Sebastián diciendo que te había llevado a salvo a casa. Me alegra que haya alcanzado al señor Lynch."

"Supe de eso". Le respondo a Fiorela.

"Sí, parecía bastante preocupado por ti e insistió en llevarte a casa, a pesar de decirle que Sebastián estaba en camino".

No recordaba eso. "No sabía de eso, gracias por contarme".

"De nada, amiga".

Seguimos chateando, hablando acerca de nuestro fin de semana.

Al caer la noche mi mamá se encuentra en casa y cenamos juntas, hablamos acerca de nuestro día, se emociona por saber que Sebastián estuvo de visita y comenta que presumió de él con sus amigas. Estas conversaciones animadas con ella me hacen sentir feliz.

(Fin del capítulo 27)

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