Al entrar al departamento de Sebastián, me impresiona la amplitud y luminosidad de su sala de estar, con sus grandes ventanales. Las paredes están pintadas en tonos cálidos, y un sofá de terciopelo azul marino se encuentra frente a un televisor de pantalla gigante, y una alfombra persa de tonos rojos y dorados cubre el suelo de madera.Nos sentamos en el sofá, me siento más calmada después del encuentro con Elena. Sebastián amablemente pregunta: -¿Te encuentras mejor ahora?.
-Sí, estoy mucho mejor. Suspiro. -Tu casa es muy agradable. Doy un recorrido con la vista al lugar.
Las paredes están decoradas con cuadros de artistas contemporáneos y fotografías en blanco y negro de viejas estrellas de cine. También hay varias fotos de las películas que ha protagonizado. Un bar bien surtido con botellas de whisky y coctelería completa la elegancia del espacio.
-Gracias, me alegra que te guste mi humilde residencia. Sonríe.
Sonrío al notar sus fotos. -¿Estas son las películas que has hecho?.
-Cariño. ¿No sabes las películas en las que he actuado?. ¿A estas alturas?. Eres una mala novia. Finge sentirse herido.
Sonrío. -Lo siento, prometo averiguar más.
-Me gustas más cuando sonríes. Sebastián acaricia mi mejilla.
Me ruborizo. -Gracias. Me siento nerviosa.
-Mía. Dice Sebastián con una voz dulce.
-¿Sí?.
-En unas semanas podremos terminar nuestra relación públicamente, pero quiero que sepas que si no quieres, no tienes que hacerlo. Después de todo estamos saliendo realmente ahora y también podrás seguir recibiendo tu pago correspondiente por el uso de tu imagen.
Asiento. -Si no es necesario que rompamos públicamente, entonces me gustaría seguir así. Al menos hasta que sea necesario hacerlo, no quisiera afectar tu imagen de ningún modo.
-Mía, confío en ti. Sé que no harías nada para lastimarme y menos para afectar mi carrera. Toma mis manos entre las suyas.
Sonrío conmovida y asiento. -Por supuesto, nunca querría hacerte daño.
-Mía. ¿Te falta mucho por pagar?. Me refiero a la deuda que tienes. Sebastián pregunta con un tono de preocupación.
-Con la ayuda del trato que hicimos y las horas extras que he estado trabajando, he logrado pagar la mayor parte. Así que estoy más tranquila con ese tema.
-Dime la cantidad. Me aseguraré de que lo recibas.
-¿Eh?. No es necesario Sebastián. Te agradezco, pero no puedo aceptarlo.
-Mía, soy tu novio y si puedo ayudarte, lo haré. Puedes contar conmigo para cualquier cosa.
-Sebastián, no tienes que hacerlo.
-Lo sé, lo hago porque quiero. Te amo y me haría feliz ayudarte.
-¿Me amas?. Apenas estoy procesando sus palabras cuando toma mi teléfono en un descuido.
-Así que este es tu número de cuenta. Muy bien, esto debe ser suficiente. Puedes decirme si necesitas más.
Me regresa mi teléfono y guarda el suyo también.-Sebastián te dije que no era necesario.
-Déjame apoyarte, cariño. Toma mis manos de nuevo.
-Te agradezco, Sebastián.
-Muy bien, ya no debes preocuparte por eso.
Sonrío. -Sí, eso creo.
-Cariño, si puedo ayudarte con lo que sea. Dime. Todo lo que quiero es hacerte feliz.
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Duelo de destinos
RomansaMía, una diligente asistente de una renombrada corporación, ve su serenidad trastocada cuando una urgencia médica amenaza la vida de su madre. La solución yace en una operación de alto costo, un monto que escapa de sus posibilidades. Desesperada, Mí...