En la bulliciosa oficina, los susurros de romance flotaban como hojas en el viento. Todos conocían la relación entre Mía y Adam, y aunque algunos alzaban las cejas con complicidad, la mayoría los apoyaba. Emily y Mark, dos colegas cercanos, también habían comenzado su propio romance, y sus risueñas conversaciones sobre citas y corazones entrelazados llenaban los pasillos.Mía, con su cabello oscuro y ojos brillantes, compartía confidencias con sus amigas en la sala de descanso. Las risas y los consejos amorosos se mezclaban con el aroma del café recién hecho. A pesar de que Adam era su jefe, lograban sobrellevar la situación con profesionalismo. Sin embargo, siempre había un nudo de temor en su estómago. La amenaza silenciosa de Charlotte.
A pesar de los riesgos, Mía y Adam continuaban su romance a escondidas. Las noches se convertían en citas furtivas en restaurantes acogedores, donde compartían risas y secretos. Incluso la mamá de Mía, la dulce señora Sarah, había invitado a Adam a cenar a su modesta casa. Las velas parpadeaban en la mesa mientras charlaban sobre sus vidas y anécdotas familiares.
Sebastián, aún formaba parte la vida de Mía. Aunque su relación había cambiado, él la invitaba a sus sesiones de grabación. A veces, Mía se encontraba en un estudio de grabación oscuro, observando a Sebastián declamar líneas apasionadas frente a la cámara. La tensión entre ellos era palpable, pero Mía mantenía su distancia.
-Me alegra que sigamos siendo amigos, dijo Sebastián, su sonrisa cálida y sincera. Se sentó junto a Mía, quien asintió con gratitud. La complicidad entre ellos era palpable, como si el tiempo no hubiera borrado los recuerdos compartidos.
-A mí también, respondió Mía, devolviéndole la sonrisa.
-Adam es un buen tipo, ¿verdad?. Comentó Sebastián, mirando a Mía con una chispa de celos en sus ojos.
-Aunque no puedo evitar sentir un poco de envidia.
-Sí, lo es. Me quiere y me ha demostrado que no dejará que nada afecte nuestra relación.
Sebastián toma la mano de Mía. -A veces desearía poder volver el tiempo atrás. Cambiar algunas decisiones.
-Pero no es posible. Solo podemos seguir adelante. Mía aparta lentamente su mano.
-¿Recuerdas cuando fuimos a la playa?. Preguntó Sebastián, evocando la brisa salada y la arena bajo sus pies.
-Sí, fue divertido. Respondió ella.
-Te veías realmente hermosa en traje de baño.
Mía sonrojada. -No digas esas cosas.
-Te sonrojas con facilidad. Te ves linda. Sebastián sonríe burlándose de Mía.
-Somos amigos ahora…no deberías decir eso. Mía lo reprende.
- Amigos. Esa palabra a veces se siente como un cuchillo en el corazón. Sebastián finge sentirse herido.
Mía sonríe. -Cállate, a veces exageras.
-Más le vale a Adam cuidarte o no dudaré en secuestrarte para mí, muñeca. Sebastián sonríe.
-Espero que bromees. Mía responde seriamente.
-Sí, es broma. ¿O no?. Sebastián se ríe.
-Más te vale que sea broma o te prohibiré ver a mi novia. Dice Adam con firmeza acercándose a ellos.
-Trátala bien o quizás lo cumpla. Responde Sebastián.
-No la dejaré ir de nuevo. Responde Adam con firmeza.
-¡Adam, cariño!. Mía sonríe y se acerca a Adam para abrazarlo.
-Cariño, vine por ti, para ir a nuestra cena. Abrazando a Mía por la cintura.
-Es verdad. Mía revisa su reloj. -El tiempo se pasó volando.
-Vamos, cariño.
-De acuerdo. Voltea hacia Sebastián. -Nos vemos. Sebastián.
-Sí, sí. Lo que sea. Nos vemos después. Responde Sebastián en tono juguetón.
Adam y Mía se dirigen hacia el restaurante que Adam había reservado. El lugar es elegante y romántico, con parejas disfrutando de sus cenas en mesas cercanas. Al sentarse, Adam inicia la conversación.
-Me pareció que este lugar sería adecuado para nuestra celebración de seis meses de relación.
-Confío en ti para estas cosas. Responde Mía sonriendo.
Adam y Mía brindan con el champagne por su noviazgo mientras disfrutan de una deliciosa cena a la luz de las velas.
-Me alegra que todos sepan en la oficina que estamos juntos.
-No me agrada que haya sido gracias al escándalo de Charlotte, Pero al menos todos lo saben y lo aceptan, incluso mi padre.
-¿También lo sabe?. Pregunta Mía curiosa.
-Escuchó los rumores de los empleados y preferí confirmarlos. No estamos haciendo nada malo y mientras sigamos cumpliendo con nuestras responsabilidades laborales, no debería haber problema. Adam explica.
Mía sonríe más relajada. -Pensé que no le gustaría.
-No le agradó escucharlo al inicio. Pero me conoce y sabe que no escogeré a alguien que no sea adecuada, además también sabe que aunque intente impedirlo no le haré caso.
Mía sonríe nerviosa ante la respuesta de Adam. -No debo preocuparme por tu padre entonces.
-No, podría decir que apoya nuestra relación. Por cierto. Adam saca algo de su bolsillo y se lo entrega a Mía. Es un collar precioso que coloca suavemente alrededor del cuello de ella. Mía sonríe y agradece el regalo.
Pero Adam no se detiene ahí. También le entrega un reloj pequeño y elegante, colocando otro en su propia muñeca. -Son relojes a juego para nosotros. Explica. -Tienen chips GPS, así podremos saber la ubicación del otro en todo momento mediante una aplicación.
- Gracias, Pero. ¿Eso era necesario?. Mía sonríe con leve nerviosismo y sorpresa ante el regalo inusual.
-Me gustaría que podamos estar preparados por si ocurre alguna situación extrema. Pero si te incomoda, no tienes que usarlo.
-No, está bien. Si es por nuestra seguridad. Mia acepta utilizarlo por tranquilidad de Adam y por el bien de ambos.
Al finalizar la cena, se dirigen a casa de Mía. Adam la besa apasionadamente en la entrada, y Mía entra sonrojada, sintiéndose agradecida por tener a alguien como él a su lado.
(Fin del capítulo 50)
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Duelo de destinos
RomantizmMía, una diligente asistente de una renombrada corporación, ve su serenidad trastocada cuando una urgencia médica amenaza la vida de su madre. La solución yace en una operación de alto costo, un monto que escapa de sus posibilidades. Desesperada, Mí...