Al día siguiente, me preparo con renovado ánimo para regresar al trabajo. Al llegar a la oficina, me sumerjo en la rutina habitual, pero con una sensación de ligereza que no había sentido en semanas. Mis compañeros, Emily, Fiorela, Mark y Dan, me reciben con una calidez que me hace sentir como si nunca me hubiera ido.-¡Te hemos extrañado mucho!. Exclama Emily con una sonrisa.
Fiorela asiente, agregando: -Nos alegramos tanto por ti y por la recuperación de tu madre. Nos has hecho falta aquí.
Mark y Dan se unen al coro de bienvenidas, y Dan bromea: -¡Y también nos has hecho falta para equilibrar las quejas sobre el señor Lynch en nuestro chat grupal!.
Todos reímos, y en ese momento, siento una profunda gratitud por tener colegas tan comprensivos y solidarios.
-Gracias, chicos. Realmente aprecio su apoyo. Y sí, he visto las quejas. Parece que el señor Lynch no ha cambiado mucho, ¿eh?.Respondo, uniéndome a la broma.
La risa compartida y el ambiente amistoso hacen que mi regreso al trabajo sea mucho más fácil y agradable de lo que había anticipado.
Con diligencia, nos sumergimos en las tareas del día. Camino hacia la oficina del señor Lynch con una carpeta de documentos bajo el brazo. Al llegar, le extiendo los papeles para su firma y, mientras los examina, intento entablar una conversación casual. Sin embargo, no puedo evitar sentirme nerviosa; la cita de la noche anterior terminó de una manera que no esperaba para lo que se supone había sido un encuentro amistoso. ¿O acaso estoy interpretando mal las señales?
El señor Lynch levanta la vista de los documentos y, notando mi distracción, pregunta con cortesía:-¿Cómo ha sido su regreso? ¿La han recibido bien sus compañeros?.
Respiro hondo y sonrío, agradecida por la distracción. -Oh, sí. Respondo. -Han sido increíblemente amables y comprensivos. Me han hecho sentir muy bienvenida. Respondo, sintiendo cómo la tensión comienza a disiparse.-Me alegra oír eso, dice él, devolviéndome los documentos ya firmados. Es importante contar con un buen ambiente de trabajo, especialmente después de una ausencia tan larga.
-Estoy de acuerdo. Y gracias por preguntar. Digo, mientras una parte de mí se pregunta si debería mencionar la cita de la noche anterior o simplemente dejarlo pasar.
Continúo mi camino hacia la salida de la oficina, intentando dejar atrás la conversación anterior y concentrarme en el trabajo. Al llegar la hora del almuerzo, me uno a mis compañeras Emily y Fiorela en el comedor. Mientras compartimos nuestras vidas, Emily expresa su felicidad por su relación y sus planes de boda.
-¡Pronto estaré casada! Muestra felizmente su anillo de compromiso.
¿Y ustedes, chicas? ¿Tienen pareja?
-No, estoy soltera, pero me gustaría encontrar a alguien especial. Responde Fiorela con un tono de esperanza.
Emily, con una sonrisa traviesa, lanza una pregunta al aire: -Con tanto trabajo, es difícil, pero... ¿saldrían con alguno de los chicos de la oficina? Mark y Dan son encantadores y bastante atractivos.
-¿Estás segura de que están solteros?. Pregunto, intrigada.
-Creo que sí, nunca han mencionado tener pareja. Dice Emily, pensativa.
-Puede que simplemente prefieran mantener su vida privada en secreto, sugiere Fiorela.
-Suponiendo que ambos estén disponibles, ¿con cuál saldrían? Insiste Emily.
Fiorela se toma un momento para pensar, mientras yo me siento un poco incómoda con la dirección de la conversación.
-Creo que elegiría a Dan, siempre ha sido amable y atento. Dice Fiorela finalmente.
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Duelo de destinos
Roman d'amourMía, una diligente asistente de una renombrada corporación, ve su serenidad trastocada cuando una urgencia médica amenaza la vida de su madre. La solución yace en una operación de alto costo, un monto que escapa de sus posibilidades. Desesperada, Mí...