Capítulo 48: Ciudad del amor

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Mía y Adam que se encontraban más relajados después del éxito de la reunión. Regresaron a su hotel, Adam le escribió a su padre, el señor Richard Lynch, le contó las buenas noticias y apenas envió el mensaje se dirigió con pasos decididos a la puerta de la habitación de Mía, ella abrió la puerta, y Adam, con una sonrisa expectante, le propuso a Mía. -Mía, ¿Te gustaría ir a cenar?.

Mía sorprendida responde. -Sí, está bien.

Se reunieron en el lobby del hotel, y se dirigieron al restaurante para celebrar su logro. El lugar elegido era Le Grand Vefour, un rincón sofisticado con una atmósfera acogedora. Las mesas estaban elegantemente decoradas, las sillas cómodas y la iluminación suave. Las paredes, adornadas con obras de arte y espejos antiguos, creaban un ambiente íntimo.

El personal, atento y conocedor de la carta, nos recibió con una sonrisa. El maître d’hôtel nos guió a su mesa, donde comenzamos nuestra cena.

El foie gras fue el primer plato, una delicia con un sabor suave y cremoso. Se sirvió con una compota de frutas y tostadas crujientes. Mientras disfrutábamos del sabor, la conversación fluyó.

Luego nos sirven el coq au vin un clásico francés, con pollo cocinado en vino tinto, champiñones y cebollas

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Luego nos sirven el coq au vin un clásico francés, con pollo cocinado en vino tinto, champiñones y cebollas. El sabor es rico y profundo. No pude contener mi emoción al saborearlo y sonrío.

-Es delicioso. Tienes buen gusto.

Adam sonríe. -No hace falta que lo digas.

-Me alegra mucho que las cosas hayan salido bien.

-A mí también. Ya lo esperaba, pero no podía evitar sentirme nervioso por el éxito de este negocio.

-Siempre has podido lograr salir airoso de estas situaciones. ¿Por qué ahora te preocupa?.

Pronto nos sirven el postre. Crème brûlée, con una crema suave y un caramelo crujiente. Se sirve con frutas frescas y un toque de vainilla. Empiezo a comerlo.

Adam responde. -Digamos que en esta ocasión estaba algo importante en juego. Importante para mí.

-¿Y qué es eso tan importante?. Si se puede saber, claro. Pregunto curiosa.

-Mi corazón. Dice Adam con seriedad.

Sonrío incómoda. -¿A qué se refiere con eso?.

-Me refiero a que ahora soy libre de estar con la mujer que amo. Adam responde con seriedad mientras toma la mano de Mía. -Mía. Sabes de mis sentimientos por ti. ¿Podrías darme una oportunidad de estar contigo?. ¿De ser tu pareja?.

Me quedo sin palabras, mi corazón palpita tan rápido que no puedo escuchar nada más a mi alrededor. Es como si hubiera esperado durante mucho tiempo escuchar esas palabras. En estos últimos meses se ha convertido en mi apoyo incondicional y ha decir verdad mis sentimientos por él no desaparecieron por completo, por mucho que lo haya intentado. Así que decidida respondo con mis mejillas ruborizadas. -Sí, me encantaría.

Adam me abrazó y selló mi respuesta con un tierno beso en los labios.

Después de esa encantadora y romántica cena, salimos a dar un paseo bajo las luces de París. Adam ajustó su abrigo mientras yo me aferraba a su brazo. El río Sena, sereno y oscuro, se extendía ante nosotros, reflejando las luces de la ciudad.

-No pensé que me pedirías ser tu novia esta noche, le dije a Adam, sintiendo una mezcla de sorpresa y alegría.

Adam sonrió, mirando hacia la Torre Eiffel que se alzaba en la distancia.

-No quería esperar más tiempo para pedírtelo. No puedo arriesgarme a perderte de nuevo. Confesó con sinceridad.

-Entiendo. Respondí. -No me alejaré de ti, Adam.

Adam me abrazó con fuerza, y en ese momento, sentí que todo encajaba.

-Me volvía loco por no poder tenerte así, y pensar que estabas con Sebastián. Pero no podía hacer nada, debía respetar tu decisión. Aunque me doliera.

Apoyé mi cabeza en su pecho, escuchando su corazón latir. Susurré. -Mi corazón siempre estuvo contigo, incluso cuando intentaba negarlo.

 -Mi corazón siempre estuvo contigo, incluso cuando intentaba negarlo

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Adam tomó suavemente mi barbilla y me besó apasionadamente. Las estrellas y la luna nos observaban, cómplices de ese momento único. Era el inicio de algo especial, una relación que había esperado durante mucho tiempo.

(Fin del capítulo 48)

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