El aire estaba cargado de tensión cuando Elena interceptó a Charlotte en el estacionamiento de la empresa. La sonrisa de Elena no logró disipar la hostilidad que emanaba de la mujer frente a ella.-Hola. Saludó Elena, intentando mantener la calma. -Un gusto verte.
Pero Charlotte no estaba dispuesta a jugar. Su arrogancia se manifestó en cada palabra. -Te dije que no quería verte. ¿Qué rayos haces aquí?.
Elena no se dejó intimidar. -¿No puedo saludar a una amiga?.-No somos amigas, Elena. Vete antes de que llame a seguridad. Espetó Charlotte, su voz cortante.
Sin embargo, Elena no se rindió.
-Espera. Creo que deberías escucharme.Charlotte bufó. -No tengo nada de qué hablar contigo.
La amenaza salió de los labios de Elena como un último recurso desesperado. -Charlotte, si no me das más dinero, voy a confesar lo que hiciste. Todo el plan en contra de Mía.
La sonrisa de Charlotte no se desvaneció. -¿De qué hablas? Hasta donde sé, tú fuiste con tu hermana a ese club, y ella se fue con ese hombre. Además, él se entregó, y no ha mencionado a más culpables. El caso ya está cerrado.
Pero Elena sabía la verdad. -Tú y yo sabemos que no es así.
Charlotte se burló. -Si me quieres culpar, supongo que debes tener pruebas. ¿Las tienes?.
Elena guardó silencio, atrapada entre la espada y la pared.
-Eso creí, dijo Charlotte con desdén.
-No puedes culparme de nada. Si me acusas de algo que no hice, te demandaré por difamación. Veamos a quién le cree la ley. Con rapidez, Charlotte arrebató el teléfono de Elena, donde había estado grabando su conversación.
-No soy tonta, Elena. No me provoques. Tanto tú como tu hermana estúpida la pasarán mal.
Con la partida de Charlotte, Elena quedó frustrada y desamparada. Pero no estaba sola. Adam, Sebastián y Mía se acercaron a ella.-Debió sospechar que haríamos algo así. Comentó Sebastián.
-No será fácil hacer que confiese. Añadió Adam.
Mía suspiró con resignación. -Gracias por intentarlo. Tomó la mano de Elena.
-Me hubiera gustado hacer más, lo lamento.
Los cuatro se alejaron, llevando consigo la carga de la decepción y la incertidumbre. Por petición de Mía, decidieron dejar atrás lo sucedido. Sin embargo, ahora todos eran conscientes de la astucia y peligro que Charlotte albergaba.
Mía cultivó una relación de amistad con Adam y Sebastián, agradecida por su apoyo durante esos momentos difíciles. Además, comenzó a reconstruir su relación familiar.
Elena, antes una figura distante, ahora se comportaba como una verdadera hermana. Juntas compartían momentos, disfrutando de la compañía mutua.El tiempo siguió su curso, y cada uno continuó con sus vidas. Para Mía, todo parecía estar en orden. La felicidad se abría paso en su corazón gracias a amigos que se preocupaban por ella y una familia unida. Decidió dejar atrás las sombras del pasado y permitirse disfrutar de la dicha que merecía.
(Fin del capítulo 46)
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Duelo de destinos
RomanceMía, una diligente asistente de una renombrada corporación, ve su serenidad trastocada cuando una urgencia médica amenaza la vida de su madre. La solución yace en una operación de alto costo, un monto que escapa de sus posibilidades. Desesperada, Mí...