Capítulo 6: Cielo estrellado

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El médico me notifica que tenemos un donante para mi madre, al recibir la noticia me sentía alegre, al borde de las lágrimas sacudí las manos del doctor en agradecimiento, unas horas más tarde recibí la visita del señor Lynch, emocionada le cuento las buenas noticias, y le doy un abrazo, le agradezco por haber informado a mis compañeros sobre mi situación, ya que recibir el apoyo de ellos me hizo sentir más animada que los demás días, las cosas solo estaban mejorando.

Me aparto del abrazo avergonzada y ruborizada.
-Los chicos mencionaron que les permitió venir a visitar a mi madre, parece que estaban preocupados, no me imaginaba que me consideraran tanto.

-Es una excelente compañera, realiza más trabajo del que le corresponde y corrige los errores que ellos cometen, debieron notar eso, así como lo hice yo.

-¿Entonces por eso los regaña?. Digo sonriendo.

-¿Eso dijeron?, quizás si fueran más diligentes, ¿Debería exigirles más?. Dice Adam con ligera molestia.

-Por favor no haga eso, además podré volver pronto si todo sale bien.

-Sus compañeros la extrañan, así que sí, debería apresurarse en volver.
Adam y Mía caminan alrededor del hospital y llegan al jardín para contemplar el cielo nocturno. Sin que ella se de cuenta Adam observa fijamente el rostro de Mía, que se encuentra admirando las estrellas en el cielo.

-Hace tiempo que no estaba en el hospital. Comenta Adam con ligera tristeza.

-¿De verdad, se lesionó antes o algo así?.

-No, en realidad...era por mi madre.

-Oh, lo siento mucho, ¿cómo se encuentra ella ahora?.

-Lamentablemente murió, fue hace tiempo, era un adolescente, ya lo he superado, me alegra que usted no deba pasar por lo mismo.

Me quedé sin palabras ante la confesión del señor Lynch, así que solo pude asentir torpemente y luego de unos segundos digo.
-No sabía eso, ella estaría feliz de ver que se ha convertido en alguien de bien.

-Sí, supongo que ella estaría orgullosa. Dice Adam con una mirada triste.
Nos quedamos unos minutos observando al cielo, hasta que decido romper el silencio.

-Es una hermosa noche, ¿No cree?.

-Sí, lo es. Es una buena vista.
Luego Adam revisa su teléfono viendo la hora. -Tengo que irme a una cena de negocios. Dice ligeramente frustrado. -Volveré mañana, si no le molesta.

-No, para nada, estaré esperando. Le dedico una sonrisa antes de despedirnos.

Los días siguientes son ajetreados, tras completar los exámenes pertinentes y confirmar la compatibilidad del donante, mi madre es preparada para la cirugía. Las horas que siguen son una mezcla de ansiedad y esperanza. Mientras el quirófano zumba con actividad, me refugio en la capilla del hospital, rezando con fervor. Cada latido de mi corazón parece un eco de mis súplicas.

Finalmente, llega la noticia: "La operación ha sido exitosa" dice el doctor. Mi cuerpo se relaja, como si hubiera estado sosteniendo la respiración durante horas. Me siento junto a mi madre en su habitación, observando su rostro sereno mientras duerme, agradecida por este segundo comienzo.

Una hora después, el señor Lynch aparece. Aunque mi madre sigue dormida, él y yo nos dirigimos a la cafetería. Le cuento sobre la cirugía, y su rostro se ilumina con una sonrisa genuina.

-Estoy muy contento de escuchar que la operación haya sido exitosa, dice Adam mientras tomamos asiento en la cafetería.

-Sí, ha sido un gran alivio para mí. Respondo con gratitud.

-Debes estar agotada después de todo esto. Comenta Adam, preocupado.

-Un poco, pero saber que mi madre está bien lo hace todo más llevadero. Confieso.

-Es comprensible. Debes cuidarte también a ti misma en estos momentos. Aconseja Adam con sinceridad.

-Lo sé, intento mantenerme fuerte por mi madre.

-Es admirable tu fortaleza, señorita Ellis. Estoy aquí para apoyarte en lo que necesites. Asegura Adam.

-Gracias, señor Lynch. Su apoyo significa mucho para mí. Le agradezco sinceramente.

Seguimos hablando y el señor Lynch me cuenta las novedades del trabajo mientras disfrutamos de nuestras bebidas en la cafetería, conversamos, reímos y en general pasamos un buen rato juntos.

Pasadas unas horas, nos despedimos, y mientras caminamos de regreso hacia la habitación de mi madre, noto lo cómoda que me siento en compañía del señor Lynch. La atmósfera entre nosotros es relajada, como si nos conociéramos desde hace mucho tiempo.

-Ha sido agradable pasar tiempo con usted. Comento, rompiendo el silencio mientras caminamos por los pasillos del hospital.

-Siento lo mismo, ha sido un momento reconfortante. Me alegra haber podido estar aquí para apoyarte. Responde Adam con una sonrisa amistosa.

-Realmente aprecio todo lo que ha hecho por mí y por mi familia. Expreso sinceramente.

-Ya he dicho varias veces que no tienes que agradecerme. Solo hice lo que consideraba correcto. Responde Adam.

Continuamos caminando en silencio por un momento, absortos en nuestros propios pensamientos. Sin embargo, el ambiente es sereno y cómodo.

De repente, Adam rompe el silencio, diciendo: -Señorita Ellis, he estado pensando...¿qué te parece si después de que tu madre se recupere, salimos a tomar un café o algo? Podríamos hablar de cualquier cosa, sin pensar en el trabajo o en problemas. Solo como amigos.

Me detengo por un momento, sorprendida por su propuesta. Sin embargo, una sonrisa se forma en mi rostro. -Me encantaría, señor Lynch. Sería genial tener un momento para desconectar y simplemente disfrutar de la compañía de un amigo.

Adam asiente con una sonrisa, contento con mi respuesta.

-Genial. Entonces, cuando todo esto termine, te llamaré para organizarlo.

-Suena bien. Respondo con una sonrisa.

Nos despedimos con una sensación de conexión y amistad que va más allá de nuestra relación laboral. Es reconfortante saber que, incluso en tiempos difíciles, se pueden encontrar nuevas amistades y apoyo inesperado.

(Fin del capítulo 6)

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