LEYLA STERNE
He perdido mi diario
Es domingo, tengo que dar la misa a las diez de la mañana, es decir: En menos de quince minutos.
Me aterra la idea de que alguno de los que suelen asistir a la iglesia tenga
MI DIARIO.La última vez que lo vi, estuve aquí por la noche, organizando todo lo de hoy. Había terminado tan cansada porque pasé toda la tarde en ello. Ni siquiera me percate que lo había dejado aquí.
El estómago se me revuelve tan solo pensar que madre Luisa podría haberlo encontrado.
Aunque me hubiese dicho al instante y, probablemente me hubiera mandado al
calabozo.Escucho cuando mi padre termina y es mi turno de subir, cada paso que doy hace que mis piernas tiemblen y creo que he dado uno que otro paso desordenado. Respiro y suelto, relajando mis hombros.
—Buenos días a todos, es de mi agrado verlos de nuevo—pronuncio con esa amabilidad habitual. Todos sonríen mirándome.
A un costado, noto a la familia de Landon, quien, por cierto, ha hablado con mi padre personalmente para cancelar lo de mi boda.
Aseguró que lo creía una decisión precipitada y que prefiere que sigamos siendo amigos. Al parecer todos lo han tomado de buena manera.Dejo salir cada palabra que he memorizado en forma de prédica. Mis ojos se fijan al fondo de la iglesia, y es cuando veo a Simon. Su mirada incrustada en mí me genera un calor que me atraviesa el vientre. Desde aquí puedo observar la oscuridad de sus ojos y como su cabello azabachado cae con cuidado sobre su frente. Si eso no es suficiente, viste un traje de un tono oscuro que lo hace ver diez veces más intimidante de lo que ya es.
Quiero apartar la mirada o que él aparte la suya, pero no puedo evitar no admirar cada detalle que lo asiste.Los recuerdos de anoche se disparan en mi cabeza mientras las palabras que he estudiado salen de mí. Recuerdo la manera en que me veía. Cuando me besó.
Por una vez en mi vida, si eso es realmente pecar. No me arrepiento.
No he podido dejar de pensar en ello toda la mañana.Cuando me trajo de vuelta a casa, nadie se enteró de que no había estado y pude dormirme. Gracias a Simon, el dolor de cabeza al despertar debido al alcohol, era mínimo.
Ahora se pasea por mi cabeza, y aunque me genera desconfianza y rezaba cada noche para alejar cualquier pensamiento pecaminoso de mi cabeza. Él no se va.
Los minutos se me hacen eternos y me obligo a concentrarme. Tan pronto termino, veo a cada persona salir. Unos hablan entre ellos, pero no por mucho tiempo. Papá y madre Luisa se van a casa y yo me quedo encargada de cerrar la iglesia y limpiar.
Me dirijo a una de las ventanas para cerrarla cuando su voz se cierne en mí como una daga.
—Te ves algo preocupada, ¿Pasa algo?—el calor me inunda por completo y es casi vergonzosa la manera en que me afecta.
Me giro con lentitud, tontamente deseando que no sea él.—Hola...—vacilo—Estoy bien.
Él sonríe con diversión.
—No me lo parece, desde allá—señala el campo del fondo donde anteriormente estaba— se nota que estabas sudando. ¿Algo te preocupa? ¿Lo de anoche?
—Lo de anoche fue un error—suelto de la nada.
Su expresión se oscurece y frunce el ceño.
—¿Un error?
—Sí. Un error.—No. Para nada en absoluto.
Estaba consciente de lo que hacía, de lo decía y estaba segura cuando me besó. No lo detuve porque lo quería.
Lo deseaba.
Pero no estaba bien.
No fui hecha para eso y no es algo que debería ser para mí.
Estoy hecha para estar aquí. Este es mi lugar.

ESTÁS LEYENDO
Forgive Me
RomanceDonde la verdad es el camino a la salvación, Leyla Sterne, una devota mujer criada en las estrictas creencias de su iglesia, se ve desafiada cuando Simon Romanov, un enigmático ex-militar, llega al pueblo. A medida que su encuentro florece, se desp...