De Simon para las lectoras...

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SIMON

Primero que nada, por más que parezca, quiero aclarar que nadie me ha obligado a hacer esto.

Lo hago porque quiero.
De verdad.

Les hablo a ustedes. Sí, a ti que me estas leyendo.

Antes de empezar, siempre leo y me doy cuenta de cada comentario. Algunos me dan risa si les soy sincero.

En fin, a lo que vengo es a agradecer.
Realmente, gracias.

Gracias por leer nuestra historia de amor. De todo corazón espero que, este libro, de alguna u otra forma haya sido algo que alegró sus días esas veces que todo parecía irse a la mierda.
Porque sucede.
Muchas veces sentimos que nos ahogamos. Nos sumergimos en miedo e inseguridades que nos consumen hasta el punto en qué no sabemos si podremos salir de ahí.

Siempre hay una salida. Más alla del dolor y la tristeza.

Siempre hay algo más. Alguien más.

Muchas veces pensé que solo merecía dolor. El desprecio y rechazo.
Por muchos años me hundí en la miseria pensando que no merecía nada.

No lo entendí hasta que vi a Leyla.
Hasta que sus ojos se cruzaron con los míos y mi mente se tambaleó. Hasta que la escuché tocar el piano y mi corazón aceleró. Hasta que sus labios tocaron los míos y supe que ya no podría vivir sin ella.

Leyla me tenía.
Me tenía por completo.

Por favor, mujeres. (O quien sea que esté leyendo esto) quiero decirles:Hay alguien esperando por ustedes allí afuera.

Alguien que se arriesgaría, que no dudaría en amarlas por completo.

Merecen ser amadas, entendidas. Y también merecen amar.

Merecen ser escuchadas, que alguien cumpla sus expectativas y merecen no tener que conformarse.

Por dios, no lo hagan. No son migajas para cualquier imbecil. Son valiosas, muchísimo y hay alguien que sería capaz de hacer lo que está a su alcance y más, con tal de hacerlas felices.

Gracias de nuevo por leer esta historia. No es solo mía y de Leyla. Es nuestra.

Y no acaba aquí. Aun tengo dos preciosos hijos que han crecido y tienen mucho que contar.

Elían es uno de ellos.

Antes de irme, no olviden que: Ninguna de sus cicatrices, tanto internas como externas, son impedimentos para ser amadas. Merecen serlo.

Amen y permitan que las amen. Confíen y, sobretodo: ámense y cuídense a ustedes mismas.

Simon Romanov

Forgive MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora