SIMON ROMANOV
Simon
16 años—Algún día vas a encontrarla, pequeño Simon, es una promesa de tu madre—ella me sonríe y yo la fulmino con la mirada, gesto que le hace reír.
—Ya no soy pequeño—y no lo era. Acababa de cumplir los dieciséis y había cambiado bastante.
Me veo más fuerte, alto y la ropa me queda mejor. Además, hace un tiempo que puedo hablar como un adolescente normal.
Por suerte nadie notará que era un jodido tartamudo.Suspiro.
Mamá sonríe.—Para mi siempre lo serás, sin importar lo grande o fuerte que te veas, eres mi tesoro más preciado—dice con sinceridad. El corazón se me aprieta y me inclino para besarle la frente.
Mi madre es la mujer más fuerte del mundo.
Justo ahora, vemos su programa favorito en el sofá "Golden Girls"Aunque no soy super-fan. A ella le pone contenta. Y me prometí hacerla feliz al igual que papá lo hacía.
En ocasiones recuerdo a ellos dos, adorando la manera en que papá amaba a mi madre. La forma en que la veía: como si fuese una piedra preciosa, la más importante en todo el mundo.
Como si al llegar su presencia, su alrededor dejase de existir.
Papá era de los hombres que se arrodillaban ante su amada, aquellos que les acariciaban el cabello por las noches, mismos que les preparaban su platillo favorito.
Papá era el mundo de mamá, y viceversa.
Y se lo han arrebatado.
Por supuesto que papá estaría orgulloso, amaba su trabajo y era capaz de sacrificarse tanto por su país, como por sus compañeros. Sus hermanos.Anhelaba tanto ser como él, por ello he estado entrenando. Trabajando arduamente para pasar las pruebas y lograr entrar al servicio militar de mi país. Quería que me reconocieran como a mi padre.
Que me miraran y se acordarán de el, de lo bueno que era y lo mucho que luchó.—¿Crees realmente que algún día la encuentre?—le acaricio el cabello a mamá. Ella asiente.
Hemos platicado de mil cosas, sin embargo el tema de que estoy creciéndo y soy apto para tener una novia, lo ha tomado ella.
No creo que eso sea para mi.
No logro imaginar como alguien podría verme, y elegir quedarse conmigo.
Que una chica me elija, entre mil
Hombres. Me parece imposible.—¿Podrías ayudarme? —me interrumpe la voz de aquella bonita chica que he estado viendo hace rato.
Leyla y yo saldremos de nuevo. Tengo planeado llevarla a un piano-bar que he descubierto hace poco. Así que le he dado todo lo que necesitaba para estar más preciosa de lo que ya es, y poder llevarla conmigo.
Me acerco mientras se alisa la tela carmesí del vestido que lleva puesto. Se ve... simplemente irreal. Lo he elegido hace un tiempo para ella, además se ha maquillado un poco. El labial color carmín de sus labios resalta sus ojos, sus pecas. El vestido se le ajusta al cuerpo de manera precisa, como una segunda piel, y con mi cosa favorita: una media abertura en el muslo, que cae con agilidad.
Llevo mis dedos al cierre y rozo su piel al subirlo. Ella se mira en el reflejo, dándose un último vistazo. Yo apoyo mi rostro sobre su hombro. La observo también.
Mis ojos brillan en el espejo, y no puedo evitar sonreír.
—No puedo creer lo bonita que eres —le digo. Ella dirige sus ojos a mí y cuando nuestras miradas se conectan, el estómago me revolotea.

ESTÁS LEYENDO
Forgive Me
RomanceDonde la verdad es el camino a la salvación, Leyla Sterne, una devota mujer criada en las estrictas creencias de su iglesia, se ve desafiada cuando Simon Romanov, un enigmático ex-militar, llega al pueblo. A medida que su encuentro florece, se desp...