Capitulo 78

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Cárter

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La luz que se enciende de la nada en la habitación me hace medio abrir los ojos , siento que la cama se remueve y a Xiana que dormía sobre mi regazo no la siento sobre mi , parpadeo varias veces hasta que no puedo mantener los ojos cerrados debido a la luz de la lámpara que da directamente a la cara , miro a mi lado y veo a Xiana sentada en la cama recostada del espaldar de la cama con los brazos cruzados.

—¿Porqué te despertaste?—le pregunto.

—Es que no puedo dormir.

Tengo vértigo desde temprano , siento que me va a reventar la cabeza y con la luz es aún peor.

—Ven aquí y apaga la lámpara.

Se queda sentada en el mismo lugar.

—Es que no puedo dormir.—se levanta y se pone unas pantuflas , coge uno de sus abrigos y se lo pone.—Levántate que vamos a salir.

—¿De que hablas?—apoyo las manos del colchón y me medio levanto.—¿A donde vamos a ir a esta hora?

Miro la hora en el reloj de pared que está a unos metros de la cama , son las tres de la mañana. La veo moverse de un lado a otro en la habitación y enciende todas las luces.

—Vamos.—insiste.—Levántate.

—¿A donde vamos Xiana?

—Iremos a comprar unas empanadas.

—¿Como?, ¿me repites lo que acabas de decir que creo que no escuche bien?

—Amor , levántate y ponte un abrigo que iremos a comprar unas empanadas.

—¿Te volviste loca?, ¿estás viendo qué hora es? , me despiertas a las tres de la mañana para salir a comprar unas empanadas.

Revisa en las gavetas y saca una de las tantas llaves de nuestros autos.

—Tengo hambre , me está rugiendo el estómago y si no como entonces no podré dormir aunque quiera.

—En él refrigerador hay muchas cosas que puedes comer.

—Lo que quiero son unas empanadas Cárter.—se echa a andar a la puerta.—Si no me quieres acompañar yo puedo irme con mis escoltas.

Sale de la habitación en pijama , inhalo y exhalo profundo pidiendo serenidad para poder lidiar con ella , me convenzo a mi mismo que es el embarazo. Me levanto y me pongo unas botas , tomo mi pistola , mi teléfono y mi billetera , salgo de la habitación detrás de ella con una pesadez en la cabeza.

Le entran ganas de comer empanadas a las tres casi cuatro de la mañana y me veo obligado a salir detrás de ella en pijama.

La alcanzó ya estando ella afuera de la casa , la veo reclamándole a los escoltas porque no le permiten el paso , les grita y los regaña , ellos solo se mantienen en silencio como debe de ser.

—Luego no se anden quejando cuando los despida a todos.—los amenaza.—Puedo ser muy buena pero también puedo ser mala.

—Dame las llaves.—le quito las llaves que tomo.—Muñeca hay muchas cosas en la casa que puedes comer...

—Cárter lo que quiero son unas empanadas y las quiero recién echas.—se le ponen los ojos llorosos.—De verdad porque es que buscas cualquier cosa para hacerme enojar.

Ganas no me faltan de tomar mi propia pistola y reventarme la cabeza de un plomazo. De la nada ya tiene las mejillas empapadas con sus lagrimas.

«Siete meses»

El ave fénix de la mafia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora