solo nosotros dos

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Lo que comenzó como dos semanas pronto se alargó, y se encargaron de comprar todo lo necesario para una posible pandemia mundial.

Kageyama estaba preocupado por Hinata y no permitía que saliera sin una mascarilla. Prefería tener a su omega risueño en casa, donde pudiera asegurarse de que estuviera a salvo.

Todos los días entrenaban en el patio de la casa, ya que no podían salir. Estaban tan distraídos en su tiempo juntos que no se dieron cuenta de sus ciclos de calor.

[***]

Tobio despertó al sentir presión en su ingle, que reconocía como su Omega sentado en el.

—¿Hinata? ¿Pasa algo? Tu cara está roja—murmullo adormilado, pues era media noche.

Hinata tenía la respiración agitada, entrecortada como si hubiera entrenado hasta sus límites.

—Kageyama...—El de cabello lacio abrió los ojos de golpe al sentir las feromonas inestables de su compañero. Se sentó rápidamente sin lastimarlo, su mente luchando por procesar lo que estaba sucediendo.

—¿Hinata...tu...?—La culpa se filtró en su voz mientras se levantaba para buscar un inhibidor en la mesa de noche. ¿Cómo no se había dado cuenta antes? —Lo siento, esto solo ayudará a que dejes de sentir dolor—dijo, su preocupación evidente. Sabía que los inhibidores funcionaban mejor cuando se tomaban con anticipación.

Después de darle un vaso de agua y el inhibidor, lo cubrió con una manta y lo recostó contra él.

—Hinata, ¿te sientes mejor?—Su tono dulce contrastaba con la tensión que sentía.

—Estoy liberando feromonas para calmarte un poco—añadió, su voz intentando transmitir seguridad.

Hinata asintió con su cuerpo temblando levemente bajo el peso de la manta.

—No te culpes... yo... No debí descuidarme tanto... lo siento yo necesito algo más que solo feromonas, Tobio—Su voz era baja, casi suplicante, mientras se quejaba por el dolor.

Kageyama tragó saliva mientras su cuerpo se tensaba.

—Shoyo, yo también estoy en mi rut... tomé inhibidores, pero si lo hacemos, terminaré lastimándote.

Hinata apartó la manta, dejando al descubierto su cuerpo apenas cubierto por la camisa blanca de Kageyama, que era ligeramente transparente. Kageyama sintió un nudo en el estómago cuando se dio cuenta de que su omega no llevaba ropa interior.

—¿Por qué no llevas ropa interior?—dijo, su voz entrelazada con enojo y vergüenza, mientras un claro sonrojo coloreaba sus mejillas. Su cuerpo reaccionaba involuntariamente ante la proximidad de Shoyo y las feromonas que llenaba el aire.

—En la noche me dio calor—respondió Hinata, empezando a mover las caderas para rozar peligrosamente su mojada entrada contra el miembro de Kageyama.

Cada roce enviaba una corriente eléctrica a través del cuerpo del alfa, que trataba de mantener una expresión seria a pesar de la tortura placentera. Los gemidos ahogados del omega no tardaron en aparecer, y Kageyama gruñó, luchando por resistirse, pero Hinata, decidido, le bajó los boxers y levantó su camisa, buscando el contacto directo que ambos ansiaban.

Un futuro? -kagehina_omegaverse-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora