El sol de diciembre acariciaba la casa con su luz dorada mientras una suave brisa invernal soplaba en el exterior. La sala estaba decorada con guirnaldas de colores y globos, algunos en tonos azules y otros en tonos naranjas, como una pequeña referencia a los dos cumpleañeros. La mesa tenía un pastel doble: un lado decorado con pequeños balones de voleibol para Kageyama y el otro con un tierno cuervito para Sora.
—¡Sora, mira! —dijo Hinata con una sonrisa radiante, sosteniendo una pequeña corona de papel con un "1" dorado en el centro. Sora, con sus grandes ojos brillantes, observó la corona en las manos de su mamá y agitó las manitas con entusiasmo, como si supiera que algo especial estaba pasando.
Kageyama estaba cerca, sosteniendo una pequeña caja con velitas que colocarían en el pastel. Aunque no solía emocionarse demasiado por su propio cumpleaños, ver a su hijo tan contento lo llenaba de una felicidad tranquila. Hinata le pasó la corona a Kageyama, y él se arrodilló frente a Sora, colocándosela suavemente en la cabeza.
—Ahí tienes pequeño. El cumpleañero más guapo —dijo Kageyama, dándole un beso en la frente. Sora balbuceó y agarró la corona con sus manos, como si tratara de entender qué era ese accesorio que ahora adornaba su cabecita.
—¡que adorable te ves Sora! —exclamó Hinata, acercándose con una pequeña caja envuelta en papel de regalo. Al sentarse junto a Sora en el suelo, empezó a abrir el regalo lentamente, dejando que el pequeño cuervito metiera sus manos en el papel rasgado, tirándolo con emoción. Adentro había un peluche de cuervo suave y esponjoso.
—Mira, es un mini cuervo como tú —dijo Hinata, riendo. Sora lo agarró con sus manos pequeñas y lo abrazó con fuerza, sonriendo con un sonrojo ligero en sus mejillas.
Pronto, los invitados comenzaron a llegar. Solo algunos amigos cercanos, todos tomando precauciones, ya que la pandemia aún no había terminado. Sugawara y Daichi trajeron un pequeño carrito de madera como regalo para Sora, y Yamaguchi, con Mitsuki en brazos, le dio un libro con imágenes grandes y coloridas. Mitsuki, todavía algo tímido, miraba a Sora con curiosidad. Sora, al notar la presencia de su pequeño amigo, gateó rápidamente hacia él, balbuceando "¡Mitsu, Mitsu!" con entusiasmo.
—Parece que alguien extrañaba a su amiguito —comentó Yamaguchi, sonriendo mientras veía cómo Sora intentaba alcanzar la mano de Mitsuki.
Kageyama y Hinata miraban la escena, llenos de orgullo y cariño. Kageyama se acercó para tomar a Sora y llevarlo al centro de la sala, donde colocaron el pastel. Hinata encendió las velitas y la pequeña multitud empezó a cantar el "feliz cumpleaños", mientras Sora miraba el fuego con fascinación.
—Cuerito, sopla las velitas conmigo —dijo Hinata. Kageyama se inclinó junto a Sora y, tomándolo suavemente, lo ayudó a soplar. Las velas se apagaron, y un aplauso llenó la habitación. Sora rió, con sus mejillas sonrojadas de emoción.
Después de cortar el pastel, Hinata tomó a Sora en sus brazos y frotó suavemente su mejilla contra la de su hijo. —¿Sabes que hoy eres aún más especial? —susurró con una voz dulce. Sora, en respuesta, se acurrucó contra su mamá, sosteniendo con una mano su nuevo peluche.
Kageyama se unió al abrazo, rodeando a Hinata y a Sora con sus brazos, creando una burbuja de amor en la que el tiempo parecía detenerse. La fiesta continuó con risas, juegos y dulzura, mientras la pequeña familia celebraba el primer cumpleaños de Sora y un año más de vida para Kageyama.
La fiesta continuó, llena de risas y el bullicio alegre de amigos y familiares que se turnaban para jugar con Sora y darle atención a Kageyama en su día especial. El pequeño cuervito seguía aferrado a su nuevo peluche y, de vez en cuando, miraba alrededor, como si estuviera buscando algo o alguien en particular.
Hinata notó la mirada de su hijo, que parecía concentrarse cada vez que sus ojos se posaban en la dirección de Mitsuki. Aunque el bebé de Yamaguchi estaba en brazos de su papá, Sora no dejaba de mirarlo con esa mezcla de curiosidad y asombro que solo los más pequeños tienen. Mitsuki, con su cabecita apoyada en el hombro de Yamaguchi, parecía un poco tímido ante el bullicio, pero cuando sus ojos se encontraron con los de Sora, esbozó una pequeña sonrisa.
—¿Quieres ir a jugar con Mitsuki, Sora? —preguntó Hinata, viendo cómo su hijo movía las manos hacia el bebé dino.
Sora emitió un sonido entusiasta, casi como un balbuceo alegre, y extendió sus brazos en dirección a Mitsuki. Hinata lo llevó hacia donde estaban Yamaguchi y su hijo, y lo bajó para que se sentara en el suelo junto a ellos. En cuanto Sora estuvo lo suficientemente cerca, gateó hasta Mitsuki, tocando suavemente su manita. Mitsuki lo observó con sus grandes ojos verdes, parpadeando lentamente antes de sonreír y sujetar la mano de Sora en respuesta.
—Parece que Sora ya tiene a su primer mejor amigo —comentó Yamaguchi con una sonrisa cálida.
—Parece más su primer amor —bromeó Tsukishima desde la distancia, con algo de molestia.
Kageyama, que estaba cerca, se agachó junto a los bebés y tomó la mano libre de Sora. —Tienes buen gusto, Sora —dijo, mirando de reojo a Mitsuki, que le devolvió la mirada con timidez antes de esconder su rostro en el cuello de su papá.
Hinata, observando la interacción, no pudo evitar sentir una mezcla de ternura y orgullo. Ver a su hijo mostrando tanto interés en alguien más era un pequeño pero significativo recordatorio de cómo Sora estaba creciendo y aprendiendo a conectarse con los demás. Sora, aún aferrado a la manita de Mitsuki, giró la cabeza y miró a su mamá, sonriendo como si quisiera compartir ese momento con él.
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Un futuro? -kagehina_omegaverse-
Romancekageyama y Hinata son pareja viven juntos gracias a la pandemia pero se enfrentan a diferentes problemas y momentos agridulces. la historia-fanfic de desarrolla en los años de pandemia, si se han leído el manga sabrán que ellos ya son jugadores prof...