El día del cumpleaños de Hinata había sido sencillo pero especial. La cuarentena los mantenía en casa, pero eso no impidió que Kageyama organizara algo memorable. Durante la mañana, habían disfrutado de un desayuno juntos, seguido de videos de sus compañeros de equipo enviando felicitaciones. Sora, por su parte, jugaba en su pequeña manta en el suelo, feliz y ajeno al bullicio.
Hinata, relajado en el sofá, lo observaba todo con una sonrisa de pura gratitud. Sin embargo, notaba que Kageyama estaba inquieto, como si aún tuviera algo más que dar. Y no se equivocaba.
—Shoyo —comenzó Kageyama. —, tengo algo para ti.
Sacó una pequeña caja y se la entregó a Hinata, quien lo miró con sorpresa antes de abrirla. Dentro, dos anillos brillaban bajo la luz suave de la mañana.
—¿Anillos? —murmuró Hinata, admirándolos con calma, pero con los ojos llenos de emoción.
Kageyama asintió, todavía un poco nervioso. —Son anillos de promesa. Quiero que los llevemos... como una señal de que, algún día, cuando todo esto termine, nos casaremos.
Hinata lo miró en silencio por un momento, una oleada de emociones atravesándole el pecho. No necesitaba palabras grandiosas. Todo lo que sentía estaba ahí, en esos anillos y en la forma en que Kageyama lo miraba. Una sonrisa suave y sincera iluminó su rostro.
—Gracias, Tobio —dijo en un susurro cálido, tomando uno de los anillos y girándolo entre sus dedos—. Es hermoso... Todo esto lo es.
Kageyama tomó el otro anillo y, justo cuando estaba a punto de deslizárselo a Hinata, un pequeño sonido rompió el momento. Los dos se giraron para ver a Sora, que había estado jugando tranquilamente con uno de sus juguetes, mirando la escena con sus grandes ojos brillantes.
Sora hizo un pequeño puchero, soltando un sonido que parecía una protesta. Hinata se rió suavemente, pero Kageyama lo miró con curiosidad.
—¿Qué te pasa, Sora? —preguntó Kageyama, levantándose para acercarse a su hijo.
Sora, en cuanto Kageyama estuvo cerca, comenzó a agitar sus pequeñas manos, mirando a su padre con una expresión que, si Hinata no estuviera viendo, habría jurado que parecía... ¿celos?
—Oh, ya entiendo —dijo Kageyama, con una sonrisa juguetona mientras lo levantaba en brazos—. ¿Estás celoso, eh? No te preocupes, pequeño.
Sora lo miró con su carita arrugada y soltó un pequeño gemido. Hinata, observando la escena, no pudo evitar sonreír ante la ternura del momento. Kageyama, sosteniendo a Sora con un brazo, se inclinó hacia él y susurró suavemente.
—Sabes, Sora, algún día Shoyo se casará conmigo.
Sora, como si entendiera perfectamente lo que estaba pasando, soltó otro pequeño sonido, esta vez frunciendo más el ceño. Hinata estalló en una suave risa, viendo cómo su hijo parecía genuinamente molesto por la conversación.
—¿En serio? —preguntó Hinata, aún riendo—. ¿Está celoso de ti porque te casarás conmigo?
—Parece que sí —respondió Kageyama, sonriendo con una mezcla de diversión y ternura—. Es un chico listo.
Sora, mientras tanto, seguía observando a Kageyama con su pequeña mirada intensa, como si estuviera asegurándose de que no había malentendido la situación. Hinata se inclinó hacia ellos, tocando suavemente la mejilla de Sora con su dedo.
—Hey, pequeño, no te preocupes —dijo Hinata en un tono suave—quita esa carita.
Sora pareció calmarse un poco con esas palabras, pero aún se aferró a Kageyama como si no quisiera compartirlo. Kageyama sonrió, meciendo a su hijo suavemente.— Aunque nos casemos, siempre vas a ser nuestra prioridad.
Sora finalmente soltó un suspiro, como si aceptara esa explicación, y se acomodó en los brazos de Kageyama, apoyando su pequeña cabeza contra su pecho. Hinata, aún sosteniendo su anillo, se acercó más y envolvió a los dos en un abrazo suave.
—Es el mejor cumpleaños que he tenido —susurró Hinata, sintiendo la calidez de Kageyama y Sora junto a él.
Kageyama bajó la mirada, sonriendo suavemente, y deslizó el anillo en el dedo de Hinata con cuidado. Hinata hizo lo mismo, colocando el otro anillo en la mano de Kageyama. Aunque la promesa de un futuro juntos era clara, lo que más importaba en ese momento era el presente. Los tres, juntos.
Sora, ya medio dormido en los brazos de Kageyama, parecía haberse olvidado de los celos y se había rendido ante la tranquilidad del momento. Hinata miró a su hijo y a su pareja, sintiéndose increíblemente afortunado de tenerlos a ambos en su vida.
—Y pensar que él podría estar celoso —murmuró Hinata, riendo suavemente mientras se inclinaba para besar suavemente la frente de Sora.
Kageyama rió en voz baja. —Bueno, se tendrá que acostumbrar.
Y así, en esa pequeña sala iluminada por el sol de la mañana, con promesas y anillos intercambiados, Hinata supo que ese cumpleaños no solo era especial por lo que habían hecho, sino por lo que representaba: una vida de momentos como ese, llenos de amor, risas, y la pequeña pero inquebrantable familia que habían formado.
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Un futuro? -kagehina_omegaverse-
Romancekageyama y Hinata son pareja viven juntos gracias a la pandemia pero se enfrentan a diferentes problemas y momentos agridulces. la historia-fanfic de desarrolla en los años de pandemia, si se han leído el manga sabrán que ellos ya son jugadores prof...