Incomodidad

7 2 0
                                    


Los días se convirtieron en semanas, y Kageyama sintió cómo la distancia entre él y Hinata crecía como una sombra en su vida. Cada vez que intentaba acercarse, su omega se apartaba, creando un abismo que se volvía más difícil de cruzar. Era frustrante y doloroso ver cómo Hinata se alejaba de él sin razón aparente.

Recorría la casa en busca de su omega, pero cada vez que se acercaba, Hinata encontraba una excusa para escabullirse. A veces era un simple "Voy al baño" que Kageyama sabía que era una señal de alerta. La ansiedad se apoderaba de él mientras miraba la puerta cerrada, preguntándose qué estaba sucediendo en la mente de su pareja.

Una noche, mientras el silencio de la casa se hacía pesado, Kageyama se sentó en el sofá, sintiéndose incapaz de dormir. Su mente era un torbellino de pensamientos, todos girando en torno a Hinata. Recordaba cómo solían abrazarse en la cama, cómo el cálido cuerpo de su omega se ajustaba perfectamente al de él, y cómo la cercanía los hacía sentir como si el mundo fuera solo de ellos. Ahora, ese mundo parecía distante y desvanecido.

Finalmente, impulsado por la curiosidad y la preocupación, se levantó y se acercó a la puerta del baño. El sonido del extractor de leche resonaba débilmente, y una sensación de inquietud lo invadió. Kageyama respiró hondo, sintiendo la presión en su pecho.

Con suavidad, se asomó por la rendija de la puerta entreabierta, y lo que vio lo dejó paralizado. Hinata estaba allí, con el extractor de leche a su lado, y su pecho lucía hinchado, los pezones rosados claramente irritados. Kageyama sintió una oleada de sentimientos encontrados. Por un lado, la preocupación por su omega, que claramente estaba lidiando con incomodidades que nunca imaginó. Por otro, un impulso más oscuro y egoísta comenzó a florecer en su mente, una necesidad de acercarse y tocarlo.

—¡No, no! —se reprendió a sí mismo, sintiéndose un pervertido por pensar en cosas indecorosas en un momento tan vulnerable. Sin embargo, su cuerpo reaccionaba a la vista de Hinata, y la necesidad de estar cerca de él se volvía incontrolable.

Sabiendo que no podía entrar de esa manera, se forzó a alejarse un paso, pero la imagen de su omega lo atrapaba. La ternura y la vulnerabilidad de Hinata lo llenaban de una mezcla de deseo y preocupación.

Hinata notó su presencia. Se giró y lo miró con una expresión de sorpresa y miedo. Kageyama se quedó en silencio, incapaz de encontrar las palabras adecuadas. Era como si todo el aire se hubiera evaporado en el instante en que sus ojos se encontraron.

—Tobio... —dijo Hinata, su voz apenas un susurro.

Kageyama se sintió como un ladrón, pero no podía evitarlo. La necesidad de saber qué le sucedía a su omega lo empujaba a seguir adelante. Sin embargo, la vergüenza y la incomodidad de Hinata eran palpables, y él sabía que debía ser cuidadoso.

—¿Por qué no me dices lo que está pasando? —preguntó Kageyama, su voz suave y preocupada.

—Es solo un poco... incómodo —respondió Hinata, su mirada en el suelo. Kageyama se dio cuenta de que había algo más que incomodidad en su voz, había una lucha interna.

A pesar de la distancia, Kageyama dio un paso más cerca de la puerta, decidido a romper esa barrera que Hinata había levantado. El deseo de confortar a su omega lo impulsaba a actuar, a hacerle saber que no tenía que lidiar con esto solo.

—¿Necesitas ayuda? —se atrevió a preguntar, su voz un hilo de esperanza. Pero Hinata lo miró con una mezcla de gratitud y temor, como si estuviera atrapado entre su necesidad de apoyo y su deseo de manejar las cosas por su cuenta.

—No, no te preocupes —dijo Hinata, aunque su tono no tenía la firmeza que debería tener. Kageyama notó que sus manos temblaban ligeramente, y eso solo aumentó su preocupación.

Un futuro? -kagehina_omegaverse-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora